Cinco

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Junghee.

Había pasado todo el fin de semana pensando en ese hombre y tan extraño encuentro, sin poder meterme en la cabeza como es que alguien pudiese actuar cercano con tan sólo vernos diez minutos, sin embargo, para él era un caso contrario, hablando y actuando cual amigos de toda la vida, seguro de lo que podía provocar su propia presencia.

"¿Nena, es que acaso eres la clase de persona que borra sus mejores recuerdos?"

Maldita sea le di vueltas dos noches enteras a su conversación.

¿Los mejores recuerdos?... Esa voz.

Abrí mis ojos sencillamente consternada luego de unir todos los cabos sueltos.

Tenía que ser una puta broma.

—¡Qué hijo de puta Kim Taehyung!—bramé enfurecida mientras partía en dos el lápiz que sostenía.

Lo consiguió, ese cabrón logró burlarse de mi.
De la poderosa Park Junghee, y aún peor, marcando su puto territorio dándome una pieza de las más caras del mercado.

Supe que ese reloj que él se encargó de obsequiar y colocar sobre mi muñeca, yo no lo podría pagar ni con dos salarios seguidos, y eso que considerablemente era una de las agentes mejores pagadas dentro de la fiscalía especializada después de mi jefe, Min Yoongi.

Ahora no sabía como continuar con esto, cómo decirle a Yoongi y Yeonjun que tuve a nuestro objetivo tan cerca sin que me salten en la yugular, y me llamen incompetente luego de haber construído una reputación durante estos seis años, pero eso me merecía yo por ser tan estúpida y debía enmendar mi error lo más pronto posible, estaba o mejor dicho estoy obligada a traer en cuanto antes un elemento que nos sacara del inmóvil caso de Kim Taehyung.

Hubiese sido más fácil de no haberlo echado a perder.

—Dios mío ya te he dicho que odio verte sentada así.

Hablando de ellos.

Yoongi entró sin tocar la puerta seguido por Yeonjun quien traía un bulto lleno de comida, suponiendo que quizá Yoongi desee desayunar con nosotros, como de costumbre.

Volviendo a Yoongi y olvidando el terrible error que cometí.

Es verdad, odiaba que dejara mis pies sobre el escritorio perdiendo las formas, pero dentro de mi campo de trabajo no era exactamente la dama del club o la señorita Park, hija del ex fiscal general, sólo era Junghee, una chica ordinaria que le apasionaba seguirle la pista a mafiosos y otros tipos raros.

Y Min se encargaba de recordarnos tanto a mi como a Yeonjun que no somos personas simples, que dentro y fuera de la fiscalía somos respetables por el simple hecho de defender los intereses de la sociedad, arriesgando nuestro pellejo, por cual, nuestra forma de comportarse debía ir acorde y un sin fin de cátedras que nos daba todos los días. Aún así con lo molesto que es, logramos verlo como un hermano mayor.

Yeonjun comenzó a sacar del bulto algunos trastes de comida que seguro su madre cocinó, por cierto, una señora demasiada amable, con Yoongi y conmigo por cuidar tan bien de su pequeño.
Si supiera que lo estamos arriesgando en este caso, envenena nuestras comidas.

Por otro lado, Yoongi prendió el televisor exactamente dejando el canal del noticiero, no esperando menos de un hombre que abre su cuenta de twitter cada dos minutos actualizando las tendencias para indagar sobre las noticias más candentes del momento.

Aunque nada mal, tiene un punto a su favor.

Con 75% de las votaciones el ahora candidato electo a la presidencia de Corea del Sur, Kim Seokjin tuvo una victoria histórica, siendo esta una cifra impresionante. Se espera que su primer ministro sea Kim Namjoon.

My Expensive GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora