V.- El Líder de Black Ocean

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Justo como habían acordado todos llegaron al restaurante, estaban bastante ansiosos mientras esperaban a Naoto, quien era el único que sabía dónde se enfrentaría Takemichi a la otra pandilla.

- ¿Están listos? – preguntó Naoto en cuanto llego con el grupo – Porque yo no sé si estoy listo, no sé a que Takemichi nos enfrentemos, es diferente pero no quiero verlo mal después de todo es nuestro héroe

- Tranquilo, no vale la pena preocuparse por eso antes de verlo – le dijo Mitsuya con una ligera sonrisa adornando su rostro

Aunque no lo demostrara los demás también estaban bastante nerviosos, ver a un Takemichi diferente al que ellos recordaban sería un golpe bastante fuerte y doloroso, tenía que estar preparados para lo que fuera.

Guiados por Naoto llegaron a una fábrica abandonada, ya no se escuchaban ruidos de lucha y cuando entraron solo pudieron ver cuerpos tirados por todas partes, eso parecía una masacre. Antes de que pudieran seguir avanzando se escuchó un grito de agonía.

- Veo que al fin recordaron todo – dijo Kakucho acercándose a ellos con un cigarro entre sus labios mientras a su lado estaba Kokonoi mirándolos de manera seria

- Kakucho – dijo Shinichiro acercándose a él

- Están aquí por nuestro comandante, vengan

Ambos comenzaron a caminar sin realmente prestarles atención a los otros, la Toman, Naoto y Shinichiro estaban realmente sorprendidos como esos dos caminaban de manera tranquila ignorando los gritos de agonía que pararon como si nunca hubiera existido.

Frente a una puerta se encontraba Inui aburrido mientras a su lado Senju jugaba algo en su celular.

- Chicos, tenemos invitados para el comandante

- Pensé que tardarían más – comentó Inui mientras golpeada ligeramente la puerta

Unos segundos más tarde fue abierta por Sanzu quien sonrió divertido al verlos.

- Takemi preciso, tienes visitas – dijo Sanzu viendo dentro de la habitación

- Te he dicho mil veces que no me llames así Sanzu, si sigues empezaré a llamarte Haruchiyu

- Eres malo

De la habitación salió Takemichi su cabello azabache relucía con la luz mientras que sus ojos azules profundos estaban algo opacos y solo había un pequeño brillo en ellos, debajo de ellos había unas pequeñas sombras logrando que el chico se viera demasiado cansado, vestía una camisa azul marino abierta dejando ver su pecho donde había un tatuaje del símbolo de Bonten, aquella pandilla que alguna vez controlo Izana y se podía ver un poco más cerca del hombro el inicio de lo que parecía ser el tatuaje de un dragón, también vestía unos pantalones negros y unos zapatos del mismo color; entre sus labios había un cigarro y su piel blanca estaba manchada de sangre al igual que un poco de su ropa y cabello.

De la habitación salió Takemichi su cabello azabache relucía con la luz mientras que sus ojos azules profundos estaban algo opacos y solo había un pequeño brillo en ellos, debajo de ellos había unas pequeñas sombras logrando que el chico se viera ...

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- No sabía que tendríamos visitas – dijo Takemichi viendo a las personas más importante en su vida con una ligera sonrisa pero muy pequeña que no cualquiera notaría - ¿Qué hice para que los capitanes de la Toman junto con su comandante estén una batalla mía?

- Take – le llamó Naoto con una sonrisa cálida, solo quería tomarlo entre sus brazos y consolarlo porque sus ojos demostraban frialdad pero él puede ver que en realidad solo es tristeza – Recordamos todo, ya no tienes que seguir solo, las cosas están bien. Lograste salvarnos a todos ya puedes ser feliz.

La mirada que le dio de ojos azules hizo temblar al detective, esa mirada cansada parecía rogar ayuda.

- Me alegra saber que tengan una buena vida, no esperaba que recordarán las cosas pero yo ya no formo parte de eso. No lucho solo Naoto – le dijo Takemichi con voz suave pero ronca

- Michi deberíamos de llevarlo a casa, aquí no podrán hablar bien – le dijo Izana saliendo de la habitación cubierto de sangre – los chicos s encargaran de los demás

- Izana – le llamó Shinichiro

- No se preocupen, he cuidado de Michi todo este tiempo

- De acuerdo. – miró a los demás – Iremos a donde vivimos, una vez ahí no pueden decirle a nadie donde nos encontramos, no podemos darnos el lujo de un ataque sorpresa no quiero volver a gastar dinero en las reparaciones y menso cuando se emocionan

Los chicos asintieron siguiendo a los Black Ocean sin mirar atrás y evitando mirar al masacre que había en ese lugar.  

Adiós HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora