XV.- El Último Sacrificio

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Takemichi caminó en la oscuridad, una pequeña sonrisa adornaba su rostro al pasar por una pequeña colina. Su mundo había cambiado pero las cosas en su cabeza seguían iguales: cada recuerdo, momento felices y tristes, cada vida y relación que tuvo. Él tenía apenas veinticuatro años pero su mente, su memoria tenían más de los que alguien podía contar. Habían pasado tantas cosas y jamás pensó que el inició de su viaje terminaría así. Ellos estarían bien, son fuertes y pueden seguir adelante sin ningún problema.

- Sabía que vendrías. – le dijo Kentaro en cuanto entró a una fábrica abandonada.

Era él contra todos esos criminales y su mayor enemigo pero no caería tan fácil. Había enfrentado demasiadas cosas en su vida para simplemente caer en manos de alguien como ese hombre.

- Es hora de terminar todo.

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Naoto caminó cansado, no había podido dormir en toda en la noche. Algo iba a pasar así que solo miró a la Toman con un asentimiento de cabeza mientras todos caminaba a la habitación de Takemichi.

En la puerta se encontraban Izana, Kakucho junto los gemelos Haitani.

- ¿Qué hacen aquí? – preguntó Mikey mientras Draken solo quería pasar a ver al azabache. Chifuyu y los demás solo suspiraron, sabían que eran el grupo de Takemichi pero comenzaban a frustraste porque todo el tiempo estén cerca.

- Entregar un mensaje.

Los chicos abrieron la puerta encontrándose con los demás Black Ocean mirando el lugar con rabia y tristeza pero no se movían ni hacían.

- ¿Dónde está Takemichi? – preguntó Baji molesto mientras los demás comenzaban a desesperarse.

- Se fue. – dijo Akkun.

- ¿Qué? ¿A dónde? – preguntó Mitsuya sintiendo su pecho comprimirse.

- A terminar con lo que empezó. Él quería despedirse, dijo que su momento de pelear ha llegado al final. – comentó Izana de manera seria.

Ninguno quería perder al joven pero ellos más que nadie sabía lo cansado que estaba de tener cuidar de la Toman y de ellos mismos. Era demasiado peso para un pequeño cuerpo como el suyo.

- No. No. – dijo Naoto para después saliendo, corriendo. Los demás no se quedaron atrás y lo siguieron.

- ¿Algún día volveremos a nuestro líder? – preguntó Kakucho mirando a cada uno en la habitación.

- Es Takemichi, nuestra historia no puede terminar de esta manera. – les dijo Akkun con una gran sonrisa.

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Naoto sabía donde estaba, conocía a Takemichi y había investigado a Kentaro. No era muy difícil. Sintió su corazón salirse de su pecho al llegar a esa fábrica abandonada y el silencio era lo único que estaba presente. Entró al lugar encontrándose con todos los cuerpos sin vida de ese grupo criminal, llegó al final donde Kentaro yacía sin vida y ahí recargado sobre una pared Takemichi lo miraba con una ligera sonrisa. Su costado no paraba de sangrar al igual que otras partes su cuerpo, apenas y respiraba.

- ¡Takemichi! – gritó Naoto, llegó a su lado y lo acunó entre sus brazos.

El mencionado lo miró, comenzó a toser sangre, su cuerpo dolía demasiado pero había logrado acabar con todos. Sabía que el tiempo se le estaba acabando, no le quedaba mucho.

- Vas a estar bien. ¿Me escuchas? Takemichi, quédate conmigo. – le suplicó Naoto entre sollozos. Sabía que su héroe estaba muriendo y no podía hacer nada. Podía escuchar a lo lejos las motocicletas de la Toman pero sabía que ya era demasiado.

- Naoto... - lo miró con tristeza - ¿Puedo descansar? ¿Puedo dejar de luchar?

Naoto con las lágrimas corriendo por sus mejillas asintió mientras un sollozo trataba de salir.

- Puedes hacerlo. Descansa... mi héroe.

Takemichi sonrió, sus ojos se cerraron y su corazón dejó de latir.

El grito de Naoto fue la bienvenida para los demás que sintieron su alma desvanecerse al ver a su héroe en los brazos del detective. Había llegado tarde de nuevo.

Draken sonrió levemente al ver el rostro de Takemichi, se veía tan pacífico. El peso que cargaba había desaparecido y había muerto con esa sonrisa tan suya que los salvo muchas veces.

- Nos veremos pronto, Hanagaki Takemichi. – dijo Mikey en un susurró mientras los sollozos salían junto con los demás.

El héroe en el tiempo dejó por última vez este mundo, se despidió con una sonrisa porque al fin podía descansar.


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Lamento decirles que este es el último capítulo de la historia. Aún queda el epílogo. Espero que hayan disfrutado la historia tanto como yo al escribirla.  Gracias por todo su apoyo. 

Subiré otra historia, espero que les guste. Les dejo la portada y sinopsis. 

Takemichi solo podía sentir el dolor en su cuerpo, cada golpe de Mikey lo desarmaba

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Takemichi solo podía sentir el dolor en su cuerpo, cada golpe de Mikey lo desarmaba. Ya no sabía que hacer así que solo cerró los ojos esperando que ese tormento acabara.

– ¡Kazutora!

Abrió los ojos y se dio cuenta donde estaba.

Era su oportunidad.

Él ya no podría volver jamás al futuro pero sí podía salvarlos a todos, no le importaba. 

Adiós HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora