🎴Cuarenta

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Capítulo 40: Asesino.

       Ambos chicos se midieron a la distancia antes de correr con todo hacia el otro y asestar el primer golpe contra su oponente

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       Ambos chicos se midieron a la distancia antes de correr con todo hacia el otro y asestar el primer golpe contra su oponente. Fue una forma para medir su fuerza, saliendo victorioso Satoru que quedó de pie y Taiju en el suelo a causa del golpe.

Como un toro se puso nuevamente de pie, sin si chaqueta y con el torso expuesto fue contra el pelinegro. Lanzó un golpe que hizo ruido cuando solamente fue contra el aire, luego con su otro puño trató de dar otro, pero el más bajo se alejaba fácilmente de él con una cínica sonrisa en su rostro.

El Sadao no planeaba hacerlo rápido, se quería tomar su tiempo. Hace bastante tiempo que no asesina a alguien, quiere prepararse durante la pelea para hacerlo con sus propias manos, igual que la primera vez que lo hizo con su primera víctima: Kiyomasa.

Cuando Taiju lanzó otro golpe lo desvío con sus manos, una de estar lo tomó por la muñeca y se impulsó con una de las bancas de la iglesia para doblarle el brazo de forma brutal. Los huesos sonaron al igual que los músculos y desde afuera todos en Tenjiku escucharon el desgarrador grito de Taiju Shiba. El más alto cayó arrodillado al suelo, mientras que Satoru caminó por la alfombra roja hacia el santo de piedra en medio de todo este santuario.

¿Esa es toda tu fuerza, creyente? — pregunta con burla el pelinegro. — Mira nada más... Es una lástima que el único que verá tu muerte esté hecho de piedra...

El Shiba mayor tomó coraje para levantarse y continuar con la batalla. Fue la peor de sus decisiones, porque apenas estuvo de pie fue atacado con una poderosa patada en su cabeza de parte del pelinegro que lo dejó bastante atontado. Cayó de nuevo al suelo con un intenso dolor punzante en su sien, siente la sangre brotar de ahí, tomó una bocanada de aire cuando sintió un peso aplastante en su pecho, el pelinegro se sentó ahí con peso muerto para cortarle toda entrada al oxígeno a sus pulmones.

Te ves patético desde aquí... —opina ido. Con su mano palmeó la mejilla del bicolor para mantenerlo despierto por más tiempo. — Oye, aún no te duermas. Aguanta un poco más, luego tendrás toda una eternidad para dormir con tu dios.

—Vas... Vas a... ¿Matarme...? — pregunta con real miedo en su voz, con muchas dificultades por la falta de aire en sus pulmones y una creciente ansiedad por la necesidad de respirar. — N-No... No puedes...

¿Mhm? ¿Dónde quedó todo tu coraje? — Satoru notó de reojo como las piernas de Taiju amenazaron con moverse, así que él impactó con fuerza su puño en su nariz, quebrando al instante esta y provocando que sangre salpique su puño. — No, no. No puedes moverte, tienes prohibido moverte.

Ordenó eso para comenzar a subir y bajar su puño en el rostro del décimo comandante de los Black Dragons. La sangre pronto comenzó a salpicar en su ropa y rostro, no le importó que el cuerpo debajo suyo esté temblando a causa de las convulsiones, solamente hacía su trabajo, cumplía con su misión. Las risas comenzaron a escucharse de él, la adrenalina subió a su sistema por la vida que iba cayendo frente a él y un único pensamiento cruzaba en ese momento por su mente.

𝐑𝐞𝐲𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora