🎴⎯⎯ 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥

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Último capítulo: Reyes.

          Cuando se encontraba perdido conoció a una persona que con su sadismo y forma de destruir llegó a llenar aquel vacío que existía en su corazón

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          Cuando se encontraba perdido conoció a una persona que con su sadismo y forma de destruir llegó a llenar aquel vacío que existía en su corazón. Le hablaron de un niño que hacía dinero como si de respirar se tratase, apostaba en peleas clandestinas y siempre ganaba por el luchador de oro, el dragón, la Furia Nocturna y pesadilla de aquellos a quienes destrozaba. Izana odiaba las peleas clandestinas, fue a una porque quería conocer a la impresora de billetes andantes, pero lo que encontró fue mucho mejor que lo esperado.

Ese día, Izana Kurokawa conoció por primera vez a Satoru Sadao.

Notó que era más alto que el resto, que se movía libremente como un animal salvaje, como un león frente a un gladiador que terminaba muerto al intentar luchar contra las filosas garras y los dientes mortales del animal. Uno a uno iban cayendo desfigurados por la destructiva fuerza del pelinegro.

 Uno a uno iban cayendo desfigurados por la destructiva fuerza del pelinegro

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—Vengan si se atreven, perras.

Izana tuvo un flechazo inmediato en ese momento sin siquiera darse cuenta.

Cuando se volvieron a encontrar Izana no lo reconoció, ese muchacho que vio peleando contra una enorme pandilla no era el mismo, ahora llevaba cadenas que retenían sus alas, era ese animal atrapado y retenido que el tiempo controló. Tenía ahora un dragón tatuado en el cuello, pero el adolescente que veía pelear no se comparaba en nada a ese que vio en el ring aquella noche.

Es por eso que Izana Kurokawa se juró recuperar a su Jabberwocky. Porque desde que fijó sus ojos amatistas sobre él, lo hizo completamente suyo, de su propiedad, de su completa autoridad.

El tiempo los volvió a juntar, gracias a la estupidez de Manjiro por caer en las provocaciones falsas de Muto fue que pudo tener bajo su poder al hermoso luchador que vio aquel día de media luna. Su ancha espalda le reveló aquella cruz que cargaba y él se encargó de quitársela cuando lo invitó a su pandilla.

—Déjame cargar contigo el peso del mundo... — le dijo un día antes de la guerra.

—Sólo si me dejas seguirte hasta el final de los días. — condice apagado.

𝐑𝐞𝐲𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora