🎴Cuarenta y tres

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Capítulo 43: Dolor.

Capítulo 43: Dolor

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         Cuando despertó se encontró en un cómodo colchón, con un pequeño cuerpo entre sus brazos que se quejó cuando sintió que la luz le daba en el rostro y él, ya acostumbrado a la luz, bajó su mirada para ver a Izana dormir con un tierno puchero.

Mhm, tierno... — murmura antes de repartir tiernos besos por todo el rostro del moreno. — Despierta, mi rey ~

—Mhm~ 5 minutos más... — le dió la espalda para seguir durmiendo, acaparando en el proceso todas las mantas para cubrir completamente su cuerpo.

He, iré a preparar el desayuno entonces. — avisa, dejando un último beso en la cabeza albina de su novio.

Se levantó para ir al baño a ducharse, sintiendo un pequeño ardor en su espalda cuando el agua caliente cayó por su espalda y tocó los rasguños y mordidas que le hizo su novio recientemente. Suspiró con una sonrisa al recordar el momento y sintió su miembro duro por el éxtasis del vivo recuerdo.

Estuvo todo un día escondiéndose de todos y todo, cuando volvió al departamento que Izana compró para él, este lo recibió angustiado, desesperado por saber si estaba bien y Satoru, quien estaba completamente fuera de si, simplemente cargó a Izana y le dió tan duro durante toda la noche que dejó en su piel aquellas marcas tan profundas y salvajes. Obvio todo con una pasión tal que dejó encantado a su rey.

La idea de decirle sobre los viajes en el tiempo bailó por su cabeza, pero luego pensó...

— "¿Vale la pena?" — la respuesta era no, no lo valía. — "Es un riesgo innecesario, si le digo la verdad posiblemente me tomé de loco y quiera alejarse de mí... Bueno, ya me vio asesinar, tan bien de la cabeza no está, pero mejor prevenir que lamentar..."

Perder a Izana a este punto es algo impensable para él, se volvería loco si pierde a su rey, a su razón de existir, a su muza y sentido de vida.

A la luz de su oscuridad.

Ya limpio y vestido fue a la cocina con la idea de preparar panqueques, cuando estaba por sacar los ingredientes notó que faltaba lo indispensable que era la leche y mantequilla. Chasqueó la lengua fastidiado, fue a la habitación para ir a avisarle a Izana, pero al verlo tan pacíficamente dormido decidió irse en silencio.

Dejó una nota pegada al refrigerador avisando dónde estaría, se puso un gorro negro con vicera, un cubrebocas blanco, acomodó sus cabellos largos a los lados de su cuello para tapar un poco su tatuaje y, por las dudas, también agregó una bufanda, aprovechando el clima frío.

Tomó su teléfono, pero justo en ese momento le entró una llamada de su alma gemela. Recordó entonces que ayer él le había mandado un mensaje antes de ir a verse con Izana y fue en ese momento que sintió una enorme molestia en su pecho.

𝐑𝐞𝐲𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora