ONE SHOTS [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏 𝒙 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂].

𝟏𝟐: 𝚃𝚛𝚊𝚒𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚙𝚝2

—Me mentiste... Y no puedo perdonarte... Al menos no hasta... Que me expliques todo... ¿Quieres evadir todo lo que acaba de pasar?… Despierta pronto maldita sea.

Tome una de sus manos con fuerza mientras me sentaba en la orilla de la cama.

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—Levi, ¿Crees que tenerla aquí esta bien? En cuanto se enteren que es una traidora...

—En cuanto se enteren deberán pasar por encima de mi cadáver, si la quieren para torturar o matar... Me van a tener que matar primero y eso... No les conviene a nadie.

—Piénsalo bien Levi...

—No Hange, es mi decisión, no te metas en esto...

—¿Y cómo sabes que esto no es parte de su plan?

El hecho de que estaba perdidamente enamorado de ella... Lo sabían las personas cercanas, Erwin... Hange... Los escuadrones... Pero si alguien le ponía un dedo encima todo el mundo se enteraría antes de lo que yo quisiera.

—Si es parte de su plan... Yo mismo la mataré, ahora dejame en paz.

Tras dar por terminada aquella conversación agobiante entre de nueva cuenta a la habitación en donde yacía descansando _____ desde hace ya unos tres días, mi habitación, no pretendía dejarla en otra donde alguien pudiera entrar a asesinarla.

Mientras cerraba la puerta la voz a la que además de cariño también le tenía rencor ahora llamo mi atención.

—Preferiría que me matarás de una vez...

—No hasta que me des una maldita explicación, te traje aquí bajo mi propia responsabilidad... Así que habla.

—Bien... Lo haré...

Deje que ella se incorporara sentándose y me acerque jalando la silla en la cual solía dormir para poder escucharla.

—Yo hago todo esto por obligación... No quiero hacerlo... Mi madre falleció  tres años después de que nací... Era la única que me quería y mi padre... Bueno... Él no me quería y era demasiado malo conmigo para no decir que era un padre de mierda... Un hombre me rescato de sus manos y me crió como si fuera su hija al igual que a otro chico... Él ya estaba en el ejército y después entre yo por petición de aquel hombre que yo considere mi padre... Y cuando nos enviaron aquí me dijeron que si no cumplía con mis deberes... Era morir o volver a terminar en manos de mi padre o retirarme del ejército y de donde vengo si no perteneces al ejército... Te va muy mal...

Suspire mientras la escuchaba y antes de que continuará la interrumpí.

—¿Y por eso me pediste que te salvará?

Ella asintió y tras escucharla sollozar me senté a su lado y la abracé con delicadeza acariciando su cabello, ella se calmo y se a cómodo para pegar su cabeza a mi pecho cosa que se le había hecho costumbre.

—No quiero volver... Me enseñaron que este lugar era un infierno... Pero si este es el infierno prefiero quemarme viva estando aquí... Contigo.

—Te odio... Me engañaste, detesto las traiciones... Y te odio aún más porque me hiciste amarte... Y nunca quise sentir un apego por nadie...

—Perdóname

—No puedo perdonarte pero tampoco quiero perderte...

Su llanto se calmo y una vez levantó su rostro me acerque y la bese sujetando una de sus manos pegándola con fuerza a mí.

La ligereza de su cuerpo encima mío me deleito y paso sus brazos por mis hombros, sus labios dejaron los míos y pego su frente a la mía.

—Estoy dispuesta a hacer lo necesario para que me crean... En especial tu...

—¿Lo que sea?.

Perderla sería perder una gran parte de la vida que deseo entre tanta porquería... Y era algo que no podría soportar... Soporte muchas cosas en mi pasado... Pero ella se volvió mi futuro.

Ella asintió y volvió a atacar mis labios con ternura, correspondiente sin miedo y sujete su cintura mientras la posicionana en la cama y me colocaba entre sus piernas.

En cuanto menos lo espere la pequeña corriente de aire fresco entrante desde la ventana rozó la piel que ya teniamos expuesta por la falta de prendas, mis labios rodeando aquel pequeño botón de uno de esos dos dulces montes en su parte superior jugueteando a jalarlo y a dar pequeñas succiones.

Sus dedos enredadose en mi cabello mientras una de mis manos sujetaba su pierna derecha elevandola un poco mientras buscaba con delicadeza el punto que me daría pase a ella y tras encontrarlo me empuje en su contra.

No era la primera vez que teníamos sexo, pero con todo lo pasado si podía decir que para ambos era la primera vez que podíamos llamarlo “hacer el amor”.

—¡Ahh!~ ¡L-Levi!~

—¿Qué?~ ¿Me detengo?

Me separe de su seno mientras aumentaba el vaivén hacia su cadera y la sentía llevar sus manos a mi espalda, lleve mis manos al respaldo de la cama sujetándome de este y usándolo como apoyo para buscar dar golpes más profundos.

—N-no... Y-yo... T-te...

—Yo tambien te amo~

Ella sonrió débilmente mientras luchaba por no ceder al orgasmo con facilidad, mis manos cayeron de golpe a los costados de su cabeza, su mirada era dulce y era una de las cosa que más adoraba de su ser.

Sus gemidos inundaron la habitación, esta vez no me importaba si todo mundo nos escuchaba, en este momento quien me importaba era ella y nadie más.

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Ella dormía plácidamente en la cama mientras yo me había levantado, a diferencia de ella yo ya estaba vestido al menos de mi cadera hacia abajo pues la presencia de Hange y Erwin afuera de la habitación hace un rato me obligo a alejarme unos momentos de su lado.

Mi falta de sueño me obligó a sentarme en el pequeño sofá que tenía en mi habitación a leer un poco hasta que unos pasos se presentaron frente mío.

Ella estaba parada ante mi presencia con la sabana cubriendo su cuerpo mientras me observaba.

—Hange y Erwin vinieron a hablar conmigo, el acontecimiento de hace unos días puso a todos en duda.

—Sobre mi...

—Si, además de otras cosas.

Deje el libro en paz mientras la miraba dejar caer la sabana y subirse a mis piernas, no dude en sujetarla y en esa misma posición cargarla hasta la cama en donde tras dejarla caer sutilmente baje un poco mi ropa y me adentre en ella sin previo aviso sacándole un fuerte gemido y un escalofrío.

—No quiero que te agobies, ya hable yo con ellos y vas a estar bien bajo mi cuidado.

—Y n-no me voy a o-poner~

Una sonrisa apenas visible para ella se fijo en mis labios y comencé a moverme con delicadeza en su contra mientras rozaba nuestros labios mientras de los suyos escapaban gemidos encantadores para mí... Una de las cosas que adoraba de ella.

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—¿Vas a hacer lo que sea para que te crea?

—Si... Lo que sea.

Su cabeza descansaba en mi pecho mientras su mano acariciaba mi abdomen y la mía su cintura, la sabana cubría nuestra cadera hacia abajo lo cual nos daba libertad de acariciar sin nada de por medio.

—Traicionalos a ellos...

—Levi...

—Ayudanos a nosotros a ganar... Ayudanos a nosotros dos a vivir en paz...

Se recargo con delicadeza para poder observarme y guíe mi mano a jugar con su cabello.

— ¿A los dos?...

—Quiero que te quedes para siempre conmigo... Quiero que al despertar no tenga que volver a tomar unas cuchillas si no tu mano...

—Levi...

—Quiero que te cases conmigo.