Capítulo 6

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Narra Perth:

Estoy completamente seguro de haberme enamorado de Mark, tal vez lo que sentí antes no era amor, porque tengo miedo de perderlo. En realidad, tengo miedo de muchas cosas, no quiero que vuelvan a engañarme, no me gustaría que nuestro matrimonio fuera a base de mentiras.

Toda la semana nos paseamos por la universidad como una pareja común, agarrados de la mano y con muchos mimos públicos. Mark había sacado lo mejor de mí, volví a sonreír con esa sensación de felicidad que creía perdida y la semana literalmente se nos fue volando.

Mi corazón latía a mil por hora mientras leía la nota que me envió Mark antes de nuestra boda que decía: "Quiero casarme contigo, por favor no te arrepientas". Esas palabras me hicieron sentirme amado por Mark, así que fui con toda la confianza del mundo y entré con mi madre del brazo.

- Me alegra que hayas encontrado tu felicidad, no la dejes ir nunca.

- Gracias mamá.

Pronto veo a Mark llegar con su mamá y ella me pidió que lo cuidara porque su corazón es lo más importante. Después depositó besos en nuestras frentes para retirarse a su lugar tranquilamente y con esa acción la boda dio inicio, ambos nos emocionamos diciendo que sí.

Nos declararon esposos y yo sin poder ocultar mi alegría, le robé un beso que lo dejó sin aliento antes que me dijeran que lo besara. Sin embargo, algo que no me gustó, fue ver a Pineare en nuestra boda, se supone que estuvimos de acuerdo en que ella no sería invitada.

Sin darle mucha importancia, decidimos ir al banquete, nosotros queríamos una boda sencilla, pero nuestros padres no. Todos nos abrumaron con preguntas sobre el futuro para las que no teníamos respuestas y me sentí aliviado cuando nos llamaron a la pista de baile.

- ¿Esto es con lo que soñabas Mark?

- Quería algo más sencillo, pero me gusta estar así contigo.

- No te enojes por mi pregunta, pero, ¿invitaste a Pineare?

- ¿Pineare? ¿Está aquí? ¡Se habrá colado con los invitados quizá!

En ese instante me distraje con la ropa de Mark, me sentí como todo un pervertido pensando en cómo le quitaría ese traje. Honestamente, no he tocado a Mark desde que todo esto empezó y me pone muy nervioso pensar en la luna de miel que deseo a su lado.

- Me gustó el primer baile juntos.

- También a mí Perth.

- Mi madre quiere hablar conmigo, por favor no te pierdas o te amarraré a mi cuerpo.

Sus mejillas se tiñeron de rojo, se veía tan precioso, luego fui con mi mamá para conocer la razón por la que quería hablar conmigo. Ella me dijo que la reservación la hizo desde el aeropuerto que dirige gracias a mi padre, así que teníamos hasta dos años para poder viajar al paraíso que escogió.

- Muchas gracias mamá.

- Hace dos años creí que jamás te recuperarías, pero ahora, no te imaginas mi felicidad al verte tan enamorado.

Luego me pidió que trajera a Mark porque ella debía irse por un asunto urgente de un vuelo que se retrasó. Pero lo busqué entre los invitados y no lo encontré, así que entré en la casa que nos regalaron sus padres, ya que ahí fue donde la boda tuvo lugar.

Creí que se sentía abrumado por todas las personas que seguían haciéndonos preguntas incómodas, y cuando lo encontré, Pineare estaba con él. Ninguno se percató de mi presencia, así que cerré un poco la puerta para escuchar que era eso tan importante que debían hablar.

- ¡Pineare vete! ¡Tú y yo no tenemos nada de que hablar!

- Deberías estar agradecido conmigo por conseguirte un esposo.

- Te dejaré muy claro que aunque Perth no se hubiera casado conmigo, jamás hubiera regresado contigo, eres el peor error de mi vida Pineare.

No podía creer lo que estaba escuchando, otra vez me mintieron, la maldita historia se está repitiendo y me duele. Me niego a creer que Mark se hubiese casado conmigo por una apuesta o lo que sea que fuera esto, y yo de idiota creyendo que estaba enamorado de mí.

- Te salía más fácil volver conmigo, yo no te exigía una boda, solo que me ayudaras.

- Ni siquiera te das cuenta de lo odiosa que puedes llegar a escucharte.

- Mira Mark, te doy seis meses para que te divorcies de Perth y vuelvas conmigo.

- ¿O si no qué Pineare? ¡No me das miedo! Ni siquiera vales mi tiempo.

- ¿Qué pasaría si hablo con Perth y le cuento que solo te casaste con él para que yo no te denigrara frente a la prensa?

- ¡No eres bienvenida en esta fiesta! ¡FUERA! ¡No quiero volver a verte!

Entré en la habitación con fuerza para que esta vez sí se percataran de mi presencia, me estaba tragando mi dolor al escuchar toda esa conversación; Mark ni siquiera negó lo último que preguntó esa mujer, así que debía ser verdad, esto solo fue un matrimonio para su propia conveniencia.

- ¡Perth!... - Se tensó Mark al verme.

- ¡Escúchame muy bien maldita! ¡Mark es mi esposo! Nadie me lo va a quitar, así que deja las estupideces de una vez y vete de esta fiesta a la que nadie te invitó.

- Tú no sabes todo lo que tu esposo te oculta.

- ¡¿ACASO NO TIENES DIGNIDAD?! ¡FUERA!

Estaba furioso en ese momento, no quería escucharla, ni a Mark, solo deseaba estar en un lugar solo, donde pudiera llorar en paz. Finalmente ella se fue; pero mi ira era evidente, Mark estaba asustado por mi forma de mirarlo, y no iba a cambiarlo, esta vez no me quedaría con el dolor.

- Perth... Puedo explicarlo...

- ¡NO QUIERO ESCUCHARTE!... Me mentiste. - Mis ojos se llenaron de lágrimas.

- Pero yo...

- Te lo pregunté Mark, sabía que alguien te presionaba para casarte conmigo y dijiste que no.

- No es lo que piensas, por favor déjame hablar...

- Fui tan idiota para creerte, solo ganaste a un marido para protegerte a ti mismo.

- Estás enojado, regresemos a la fiesta y prometo aclarar tus dudas en la luna de miel.

- ¿Luna de miel? ¡Queda cancelada! Tú y yo nos quedaremos en esta casa como si esta boda no se hubiera celebrado.

Ya no tuve valor de seguir hablando con Mark, porque mis lágrimas no me dejaban ver nada, ¡soy tan imbécil! Lo único que le dije es que mi madre quería despedirse de él y cuando los invitados se fueron, los padres de Mark nos dejaron con una mujer muy elegante a la cual él le decía "Nana".

- Señora, qué gusto conocerle.

- Dime Nana, ahora eres el esposo de mi niño Mark.

- Gracias Nana, ¿dónde se instalará?

- Mi habitación está lista, la de ustedes también lo estará cuando vuelvan.

- Gracias Na...

- No saldremos. - Interrumpí a Mark. - Subiré y me instalare en la habitación de invitados. Mañana traeré mis cosas, gracias por su hospitalidad Nana.

- De nada señor Tanapon.

Subí las escaleras hacia la habitación, entré en el pasillo y después asomé mi vista, en ese instante, Mark cae llorando de rodillas; la Nana no pudo soportar verlo así y se arrodilló frente a él para abrazarlo, yo solo seguí mi camino con las lágrimas rodando por mis mejillas.

Yo solo quería ser feliz y amado, pero parece que la vida se empeña en hacerme daño; aunque ahora es peor, porque la mentira de Mark se siente como si hubiese un hierro caliente atravesado en mi pecho y yo jamás había experimentado este tipo de dolor.

Me siento tras la puerta abrazando mis rodillas, suelto todo mi dolor en lágrimas y espero que algún día pueda volver a verlo con el amor que solo puedo ofrecerle a él...

Fiscal Tanapon "PerthMark"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora