Capítulo uno

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Hace años que la manada Bang no tenía encuentros con los cazadores por esa zona, cerca de su territorio, pero ahí estaban. Seguían de cerca, apuntando sus armas, al gran lobo blanco que trataba de huir de ellos. Este corría desesperado entre los árboles del bosque, su pata trasera sangraba haciéndole soltar aullidos lastimeros cuando las ramas rozaban su herida.

Sabía que en esa condición posiblemente no saldría con vida, sus fuerzas se estaban acabando y los disparos le rozaban el cuerpo. Su última voluntad era alejarlos lo más posible de su familia, no debían saber donde se encontraban. Su lazo le lastimaba, su lobo lloraba por su Alfa viniera a protegerla.

A lo lejos pudo observar el final del camino, la luna se alzaba en lo alto iluminando el abismo debajo del gran acantilado. Las risas de los hombres se escuchan a sus espaldas, festejando que habían atrapado al lobo.

El lobo, observando la luna cayó al piso, dejando ver a una hermosa mujer de pelos castaños claros con hematomas en todo su cuerpo. Temblando del frío y miedo, trato de cubrir su desnudez arrastrándose hasta unas ramas, pero antes de llegar un hombre la tomó de su tobillo.

–Suel-sueltame!

–Querida, tenemos que divertirnos –dijo el hombre que la tenía agarrada posicionándose arriba de su cuerpo.

–N-no... por fa-favor... déjenme i-ir –suplicó la mujer entre sollozos.

Los hombres dejaron sus armas a un lado para acercarse a la mujer que lloraba en silencio.

–Será más fácil si nos dices donde están los demás.

El hombre al ver que no respondía, levantó su mano derecha y con fuerza la estrelló en la cara de la mujer. Esta soltó un grito de dolor al sentir el ardor en su mejilla y más lágrimas salieron. Repitió lo mismo tres veces, volviendo a preguntar lo mismo.

–¿No hablarás?

Los otros dos sujetos sólo observaban divertidos como la mujer perdía fuerzas con cada golpe que le daba.

–Es tu última oportunidad –amenazó el hombre, levantándose y tomando su arma. –¿Dónde están los demás?

La mujer trató de enfocar su vista en él, pero las lágrimas y la sangre en su rostro se lo impedía. Su cuerpo ya no respondía, cada vez sentía que la oscuridad la rodeaba. Mirando a la luna por última vez se despidió se ese mundo, recordando la sonrisa de su amado Alfa y a su familia, cerró sus ojos.

Perdónenme...

El sonido del disparo fue lo último que escuchó. El hombre se acercó a revisar el cuerpo dándola por muerta al no sentir su pulso.

–Es una lástima –se levantó suspirando mirando a los otros dos.

–¿Qué hacemos con el cuerpo? –preguntó el de cabello azabache.

–Lo mejor sería tirarlo por el acantilado –contestó el castaño.

–Será mejor llevarla con nosotros –dijo el hombre mirando la luna con una sonrisa. –Estoy seguro de que la buscarán, eso nos llevará a ellos.

Los dos asintieron para tomar el cuerpo de la mujer y alzarlo. Decidieron utilizar sus chaquetas para tapar un poco el cuerpo y en silencio buscaron su camino fuera del bosque sin saber que habían empezado una guerra entre humanos y hombres lobos.

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Reasons for Falling in Love | CHANMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora