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Al regresar a clases le conseguí unas muletas y podía moverse con libertad, todavía estaba en mi departamento, Leila y yo lo convencimos de que se quedara conmigo el terco.

Nuestras mañanas prácticamente eran hacer el desayuno entre los dos, aunque me esforzaba para que él no se tuviera que mover mucho, íbamos en el carro a la universidad, lo acompañaba hasta su facultad y lo recogía, cuando salía tarde me esperaba en las bancas de enfrente junto con Omar y Leila que estaban muy al pendiente de él.

Las tres semanas de recuperación pasaron muy rápido, regresamos con el doctor y le autorizo pisar por completo, así que él se marchó a su departamento. Al principio se sintió extraño ya no estar con él todo el tiempo.
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-Joaco- giro, era viernes por fin, estábamos en mi departamento

-¿Que?- me pare enfrente de él

-Junta tus manos, entrelaza tus dedos- lo hizo -Ahora levanta los dedos de tu mano izquierda-

-Okey- cuando lo hizo entrelace sus dedos con los míos, subí sus manos y lo llevé contra la pared

-Carajo- no podía soltarse, me incline para besar sus labios los había extrañado, al terminar de besarlo siempre mordía y jalaba su labio inferior.

-¿De donde lo aprendiste?-

-En redes- sonrió, lo solté, tomamos nuestras cosas y fuimos directo con Pancho para poder cenar, el lugar no estaba tan lleno, cenamos delicioso, platicamos con Pancho un momento y nos dirigimos de nuevo al departamento

-¿Quieres ver la serie?-

-Si, nos hemos retrasado dos semanas- así que nos acomodamos en el sillón el sentado ente mis piernas recargado en mi pecho.

Vimos dos capítulos y no me pude resistir empecé a besar su cuello, besé y sentí su pulso que estaba acelerándose, seguí besándolo, subí hasta detrás de su oreja

-E-em-emilio-

-Mmm- sabía perfecto que ese punto lo derretía, mordí su lóbulo, en un movimiento rápido se levanto y se sentó a horcajadas en mi, sus manos fueron directo detrás de mi cabeza atrayéndome a sus labios, sus besos eran salvajes, besaba, mordía y succionaba.

Mis manos fueron a sus costados, encontraron el inicio de la playera y se metieron para poder tocar su piel, tome el dobladillo, lo levante obligándolo a subir sus brazos interrumpiendo el beso, cayó en algún lugar, lo atraje por la cintura, besé su pezón que en instante se puso erecto, pase mi lengua por su circunferencia, soltaba jadeos los cuáles me indicaban que lo estaba haciendo bien, se levanto y me tomo de la mano.

-Vamos al cuarto- en el camino me quito la playera y estaba desabrochando mi pantalón, me ayudo a quitarme lo todo, al llegar a la cama me aventó cayendo en ella, de manera rápida se quito sus pantalones y su ropa interior ambos estábamos desnudos, mi mirada pasó a cada parte de su cuerpo, me mordí el labio inferior.

-Ven acá ahora- camino lento a mi -Joder- se sentó a horcajadas, nuestras erecciones se tocaban y era malditamente estimulante, lleve dos dedos a su boca los cuales chupo y empapó con su saliva, los dirigí directo a su entrada

-Ah, mmmm- empecé a entrar y salir, su boca fue directo a mi cuello, Dios su boca hacia maravillas, chupaba y succionaba sin dejar rastro alguno después, mis movimientos de los dedos ahora eran de tijeras, amaba escuchar sus jadeos muy cerca de mi oído me excitaba más, empezó mover sus caderas ocasionando roces entre nuestros miembros.

-Oh mierda- los movimientos de mis dedos empezaron hacer más rápido, nos tumbamos en la cama, devoró mi boca, se encontraba una lucha de cual lengua dominaba el beso, gire quedando arriba, puse mis manos a cada lado de su cabeza, empecé simular embestidas.

TrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora