18.

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-Ey, que bueno verte de nuevo, aunque solo fueron pocos días los que nos fuimos- dijo Leila cuando llegaron, se miraba precioso con el pants, el crot top gris

-Hola-

-Hola- le sonreí, sujete su cintura, capture sus labios, jale su labio al separarnos -¿Tienen hambre?-

-Oh gracias a Dios que preguntas, ustedes ya andan comiendo, pero si-

Los llevé a comer a un restaurante con bufet, se nos unió Jesé y Ethan

-Estas papas salteadas no tienen madre- menciono Jesé

-¿Y que has hecho ya teníamos tiempo son verte?- dijo Leila

Empezaron a conversar pero no les ponía atención, estaba concentrado en el pie que estaba acariciándome mi pierna, subía y bajaba desde mi tobillo hasta mi rodilla por debajo de la mesa desde hace 5 minutos, lo mire y estaba como si no estuviera haciendo nada, estaba mirando a los demás, me miró inclinando levemente la cabeza a un lado

-Cierto Emilio- mire hacia Ethan

-¿Qué?-

-Que puedo tomar tres botellas-

Reí -Quisi..- su pie acaricio mi entre pierna -Quisieras- trate de sonreír, bajo sus caricias hasta mi muslo y luego regresaba a mi entre pierna, sabía que estaba sintiendo como me estaba poniendo al mirarlo se mordía el labio inferior -Disculpen iré al baño- trate de salir rápido para que nadie notará, al entrar estaba solo, me moje la cara y me sostuve del lavabo, sentí unos brazos pasando por mi cintura al levantar la vista lo vi por el espejo

-¿Por qué te fuiste?- sonrió

-Si no me iba te sacaría y te cogería en el auto- empezó a besar mi cuello le di más acceso, susurro

-¿Y porque tan lejos?- beso y dio una leve succión -Podemos hacerlo aquí- poso sus manos a mi entre pierna, gruñí, sus besos bajaron a mi espalda por arriba de mi playera me besaba mientras me acariciaba, gire tomándolo de la cintura para poder subirlo en el lavabo, fui directo a su cuello besándolo, sus brazos pasaron por detrás de mi cabeza metiendo sus dedos por mi cabello, llegué a su oreja besando y mordisqueando su lóbulo, mis manos se aferraban en sus caderas, lo atraje más a la orilla, sus piernas rodearon mi cintura, empecé a simular embestidas, nuestras respiraciones eran agitadas -Te extrañe-

-Yo también- lo mire directo a esos ojos azules los cuales eran los más preciosos nunca había visto ese tono de azul, cuando iba a besarlo la puerta se abrió, él bajo rápido y se lavó las manos, entró un hombre mayor solo nos miró sonriendo negando como si supiera lo que estábamos haciendo, cuando entró al baño lo sujete de nuevo -¿En que estábamos?-

-En que..- su celular sonó -Debo contestar- asentí y él salió, me volví a mojar la cara, al regresar lo vi por la ventana hablando todavía por teléfono su semblante era preocupado

-Debe ser su mamá- Leila estaba a un lado, la mire y como si estuviera leyendo mis pensamientos -Ve- al llegar a él

-Esta bien, pero mantenme informado por favor mamá- sus hombros se relajaron -De acuerdo, también te amo- me acerqué abrazándolo por la espalda, su cuerpo se relajó ante mi tacto, envolví su cuerpo con mis brazos.

-¿Estas bien?-

-Si- estuvimos así por un momento más, se giro -Lo lamento pero quiero ir a mi departamento- agacho la mirada, tomándolo de la barbilla subí su cara

-Lo que tu quieras se hace- me sonrió -Vamos te llevo- le di un beso corto, entrelace nuestros dedos.

Todo el resto del fin de semana no lo vi, solo nos mandamos mensajes.

TrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora