Tyler
Aprieta los puños con fuerza mientras me asesina con la mirada. Sonrío, me encantaba fastidiarla y sacarla de quicio. Era muy divertido verla enfadada.
—No es asunto tuyo— musita muy enfadada.
La recorro con la mirada, llevaba el pelo recogido en un moño, una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos. Siempre que se ponía a estudiar se vestía así. Lo se porque siempre la veía a través de mi ventana.
Sonrío burlón, alza una ceja cruzándose de brazos. Como era baja tenia que levantar la cabeza para mirarme, era muy gracioso y más cuando se enfadaba por meterme con su altura.
—Por cierto, ¿y esa ropa? Ya se que tu sentido de la moda es nulo, pero esto ya es pasarse.
—¡Maldito pervertido y prepotente de mierda! ¡¡Deja de meterte en mi vida!!— exclama muy enfadada.
Acerco mi cara a la suya— Cuando el infierno se congele— susurro burlón.
—¡Te arrepentirás!— se gira, dirigiéndose de nuevo al interior de su casa— ¡Estúpido Evans!— la escucho murmurar mientras entra por la puerta.
Con una sonrisa burlona entro a mi casa. Estaba consiguiendo cumplir mi misión y eso me encantaba.
Al entrar a mi habitación me dirijo al baño, me quito la ropa y me meto a la ducha.
Me llamo Tyler Evans, soy de alta estatura, pelo negro y ojos verdes. Tengo 17 años y estoy estudiando mi penúltimo año de instituto antes de irme a la universidad. Soy el chico más popular del instituto ya que a parte de ser el capitán del equipo de tenis soy el mejor jugador, nadie a sido capaz de superarme nunca y dudo que lo hagan. Por todo eso las chicas se mueren por mi. En los estudios soy bueno, no me sobreesfuerzo, pero a pesar de eso soy de los mejores de la clase. Tengo varios amigos pero sin duda con el que mejor me llevaba era con Hunter, él era mi confidente para todo.
Salgo del baño con una toalla envuelta en la cintura. Al estar en mi habitación giro la mirada hacia la ventana y ahí la veo. Estaba en su habitación y había vuelto a su tarea de estudiar. Era una empollona, se pasaba todo el día estudiando con el único propósito de ser la mejor de la clase. Me parecía patético teniendo en cuenta que ya que yo era el popular del instituto no seria muy difícil ser el mejor de la clase también. Solo tendría que decir unas palabras y la victoria seria mía.
Entonces veo como levanta la cabeza y me mira. Su mirada cambia a una de odio en cuestión de segundos. Sonrío burlón, sabia de sobra lo mucho que odiaba que sonriera así. Me mira con más odio si es posible y cierra la cortina de golpe. Río, me encantaba verla enfadarse.
Me pongo algo de ropa y salgo de la habitación, bajando los escaleras y entrando a la cocina. Mi madre me sonríe al entrar.
—Hola hijo.
—Hola mama— saludo, acercándome al frigorífico y abriéndolo.
—¿Cómo llevas las clases hijo?
—Bien— me encojo de hombros— como siempre— cojo un refresco, lo abro y le doy un trago.
—Oye hijo— me mira— ¿Cuándo vas a traer a Bella a casa?
Alzo una ceja— ¿Por qué tendría que traerla? Sabes que nos odiamos— frunzo el ceño.
Suspira — Hijo, sabes que…— la interrumpo.
—No mama, no empieces, eso es pasado y ahí se queda— aprieto la mano que tenia libre—. Nos odiamos y eso no va a cambiar, ni ahora ni nunca— salgo de la cocina, de vuelta a mi habitación.
Al entrar cierro la puerta y me tumbo en la cama.
Odiaba cuando me lo recordaba. Solo tenia ocho años cuando ocurrió, era un crío tonto que no sabia nada.
Era cosa del pasado, por lo que tenia que quedarse allí. No iba a permitir que eso influyera en mi presente.
No volvería a ocurrir.
Jamás.
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¡ESTÚPIDO EVANS!
Lãng mạnIsabella odia a Tyler. No solo lo odia, lo detesta, no puede ni verlo. Lo peor de eso es que es su vecino, por lo que esta obligada a verlo todos los días y sobretodo a verlo a través de la ventana de su habitación ya que sus ventanas coinciden. Tyl...