II

660 91 6
                                    

Los sentimientos del uno y del otro

El fin de semana llegó tan lento; los profesores les habían dejado infinidad de tareas como si se querían desahogar los únicos días que tenían para descansar y olvidarse de su vida estudiantil. Eddie había terminado el ensayo de lógica, también terminó los ejercicios de álgebra y una investigación de biología y química. Estaba cansado, eran alrededor de las diez de la noche. Se sentía mareado, estresado, frustrado, hambriento. Un conjunto de emociones que nunca experimentaba cuando hacía las tareas, normalmente solo se sentía agotado, pero era normal. Ahora se sentía como si su estabilidad emocional cayó, y solo había tristeza por todas partes.

Eddie se preguntaba porque su simbionte no dijo nada durante todo el día. Creyó que era debido a sus emociones que estaba sintiendo ahora mismo; Venom no hablaba cuando Eddie quería un espacio para sí mismo y lo expresaba a través de una capa llena de emociones negativas que afectaban emocionalmente al simbionte. Eddie no sabía eso, y si lo supiera, realmente se volvería más cuidadoso con lo que expresaba y en qué pensaba; pero no lo sabía, sin querer lastimaba a su simbionte mentalmente, porque sus pensamientos son sus pensamientos, sus emociones son sus emociones, su estabilidad mental era su estabilidad mental, su cuerpo era su cuerpo y lo estaba lastimando como si no lo quisiera.

Se estaban distanciando demasiado, y eso les dolía a ambos. Las palabras empezaron a ser escasas, la interacción era menos, el contacto corporal ya no estaba presente. Incluso Eddie podía asegurar que Venom ya no quería salir a materializarse, ya no comía, tanto que hasta le insistía demasiado para que comiera al menos una porción de alimento. Todo se estaba disolviendo; Eddie no quería eso porque le prometió que estaría con él hasta sus últimos días de vida, y si dejaba que su relación con su simbionte se fuera por completo estaría rompiendo una promesa que muy pocos pueden cumplirla. La interacción se fue, pero los sentimientos que se tenían uno por el otro fueron creciendo; pero esto les costaba tanto dolor.

Eddie lloraba por las noches, era el momento donde ya no sentía a Venom, así que lloraba hasta empapar la almohada de lágrimas saladas, lloraba tanto hasta hinchar sus ojos y se teñían de rojo intenso, lloraba tanto que para amortiguar los sollozos y el llanto ruidoso, se arañaba las manos y piernas. Lastimaba su piel y Venom lo sentía, sentía cada desgarradora lágrima caer por las mejillas de Eddie, sentía los horribles sentimientos que se acumulaban, también los pensamientos. Le hacía daño, tanto dolor que prefería callarse y no decirle nada, lo dejaba desahogarse.

Volvió a la realidad, se había metido tanto en ese pensamiento que soltó una pequeña lágrima. Pronto pensó en el horrible momento donde su simbionte ya no le quería hablar por todo lo que se hacía. Era obvio que era por eso su poca interacción. Eddie ni siquiera sabía desde cuando empezó a sentirse así, podía calcular que desde los quince años, su mente empezó a nublarse de preocupaciones físicas, y su salud mental fue cayendo.

–Cariño, me gustaría hacerte una pregunta–por fin habló, por fin sintió la presencia de Venom se encendía de nuevo, pasando por su cuello hasta la zona de su corazón. Una señal para que le hiciera la pregunta.

–¿Por qué no hablas mucho ahora? ¿Algo está mal?

Venom no podía vivir con la idea de que Eddie pensara que haya algo malo en el ambiente, menos si pensaba que había algo mal en él. No quería dar respuestas a nada, se cerraba cada vez más a su burbuja llena de secretos reprimidos, y sentimientos. Todo estaba cubierto de lágrimas y palabras horribles que ni uno podría soportar tanto. ¿Había algo mal? No, en Eddie no, en sus sentimientos si.

–¿Podrías hablarme? Hace horas no lo haces y empiezo a extrañarte.

Unos segundos de puro silencio; estaba decidiendo si soltar todo lo que reprimía y no revelaba. Quería decirle tanto, pero a la vez quería guardarse y mantenerse en silencio por unas horas más. Si soltaba todo, iba a preocuparlo, pero ya lo estaba preocupando con no hablarle varias horas. Tampoco quería ignorarlo, Eddie unas cuantas lo había hecho y se siente horrible.

–Sabes que puedes decirme que te pasa, amor.

–Nos sentimos tan cansados.

Eddie no dijo nada. Uh, sintió que era su culpa, y por una parte realmente lo era. Era su responsabilidad cuidar de Venom así como él cuidaba de él; se había descuidado tanto y dejó de pensar en el bienestar de los dos. Por lo usual, su simbionte casi nunca era tan directo con este tema, su bienestar y su estabilidad mental; solo sabía que Venom intentaba no dejar a Eddie con una depresión severa, tampoco lo dejaba a recurrir medidas extremas. Cuidaba de él como si se tratase de un muñequito de cristal.

–Lo lamentamos, pero no te preocupes, esto no es nuestra culpa. Jamás lo sería.

Mentiras, Eddie sabía que esto era más una mentira; estaba tan harto de eso, le mentía para calmarlo y era tan estúpido que creía en "el bien" de su simbionte. Se sentía tan imbécil por haberlo ignorado tanto, se sentía egoísta por haberlo dejado en una soledad, y solo preocuparse por sí mismo. A veces sentía dejar de apreciarlo como se lo había prometido, no quería eso. Era sólo él y nada más, era la idea más ridícula, también estaba su amor, y estaba haciendo que Venom también cayera junto con él.

–Cariño, ¿por qué no me lo dijiste?

–No somos importantes, tu bienestar era primero que el nuestro.

–¡Eso no es verdad! Tu y yo somos igual de importantes.

El simbionte no volvió a hablar por toda la noche. Esa noche fue cuando Eddie no pudo dormir por todos los sentimientos que lo mataban lentamente, su mente era tan traicionera y horrible. Tenía tantas ganas de romper en un llanto lleno de ruido y de abrazar a lo que más amaba en este mundo. Intentaba calmarse cerrando los ojos pero sólo podía pensar en aquella soledad que lo rodeaba, sentía lágrimas gruesas recorrer el interior de su cuerpo. Si su simbionte fuera más interactivo realmente le hubiera confesado tantas cosas. Sus sentimientos esta vez no eran sus sentimientos. Esa noche ambos lloraron, mezclando triste con soledad, sintiéndose cada vez peor. Solo podía pensar en que tipo de persona era, un iluso intentando llevar una vida normal y decente, intentaba hacer que sus padres se sintieran orgullosos de su hijo. Pero no, nunca lo logró y nunca lo haría, y ahora estaba decepcionando a la última persona que lo amaba de verdad.

Se estaban destruyendo lentamente y dolorosamente.

My dear symbioteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora