Día Catorce

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Sabía que la noticia de la pelea entre Ian y Matt llegaría a oídos de mis padres así que el resto del día escolar me la pasé mentalizandome para el peor de los escenarios y como afrontarlos como la mujer madura que he tratado de pretender ser, pero había pequeños momentos en los que me imaginaba poder huir de casa de la mano de Ian para al fin estar juntos. No sabía cómo pero el hecho de imaginarme una vida entera al lado de él hacía que mi mente diera vueltas como loca y aunque había momentos en los que me decía a mi misma que era probable que yo solo me estaba adelantando a los hechos tenía la esperanza de que nuestros sentimientos eran compartidos.

El sonido de la campana que anunciaba el final del día me hizo despertar de mi ensoñación de un brinco y sin perder tiempo tome mis cosas las puse en mi mochila y salí a paso rápido del salón, mi corazón latía tan fuerte que podía escucharlo con tanta claridad que creí que todos a mi alrededor podrían escucharlo. Cuando llegue a la salida mi madre me esperaba tranquilamente mientras leía un libro que parecía más ser una novela ligera y sin darle tiempo de reaccionar me subí al coche como era costumbre, quería creer que no se había enterado de lo que pasó, quería salir de ahí antes de que ella viera a algún profesor que le dijera lo ocurrido porque si Ian iría a mi casa no me gustaría que ellos tuviesen motivos recientes para echarlo de la casa.

-¿Que tal tu día mi niña?- pregunto mi madre encendiendo el coche.

-Bien madre, gracias por preguntar- el ver su tranquilidad solo me decía que no se había enterado de nada lo cual me dejó más tranquila.

-Que bien, espero que tengas hambre...- la voz de mi madre era dulce pero se iba apagando en mi mente ya que solo esperaba la hora en la que Ian iría a casa para estar a su lado enfrentando de una vez por todas.

Cuando llegue a casa todo era tranquilad y hasta cierto punto armonioso ya que comimos como familia (cosa que no era tan común) y podía ver a mis padres hablar con tanta paz que deseaba que eso no acabará, pero era pedirle mucho al cielo. Cuando termine con mi plato lo lleve al fregadero, me fui a mi cuarto y en vez de hacer mi tarea como era costumbre decidí empacar en una maleta sencilla algo de ropa, algunas identificaciones y el dinero que había ahorrado desde un par de años ( jamás supe para lo que ahorraba, pero creí que era momento de usarlo) cuando empezaba a oscurecer y la luz de mi escritorio me ayudaba a ver mejor la tarea que decidí hacer, el sonido de mi teléfono vibrando hizo que mi corazón diera un vuelco total. Con las manos temblorosas tome el aparato que estaba escondido en el escritorio para leer:"Estoy por llegar a tu casa, prepárate". No sabía que esperar con Ian pero sabía que estaría preparada para lo que fuese a pasar esa noche así que decidí bajar a esperar cerca, después de cinco minutos el timbre de casa se dejó escuchar haciendo que en la sala de mi casa todos miramos la puerta y que mi corazón empezará a correr como loco.

Me puse de pie para abrir la puerta con la mayor tranquilidad posible, así que tome el picaporte de la puerta de entrada, inhale profundamente y al hacerlo girar abría la entrada. Podría jurar que mi rostro se puso rojo de un momento al otro cuando ví a un Ian de traje completo negro, corbata a juego e incluso un peinado que lo hacía parecer a un adulto joven elegante.

-¡¿Que carajos hace este fulano en mi casa?!- el grito furico de mi padre me trajo a la realidad.

-Buenas noches señor- intervino rápidamente Antonio, quien vestía casi igual que su hermano menor -mi nombre es Antonio, hermano de Ian y...

-Quiero que se larguen, ¡AHORA!- mi padre estaba a punto de saltar a atacar cuando mi madre se interpuso en su camino.

-Tranquilícese señor, solo hemos venido a hablar, sobre todo yo- termino al fin de decir el adulto joven con una mano tratando de controlar la situación.

15 Días ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora