Día ocho

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El compás de una suave respiración sobre mi frente me despertó y al abrir mis ojos me doy cuenta de dos cosas: la primera que estaba desnuda y abrazada al cuerpo de Ian y la segunda que era ya tarde puesto que el atardecer estaba por llegar a su fin para darle paso a la noche.

-Ian despierta - le dije con un tono preocupado mientras trato de ver la hora en mi celular.

-Vamos Nicole, 5 minutos más - contestó el azabache intentando conciliar el sueño.

-¡Hace una hora que debía volver a mi casa! -casi grito mientras me levantó para buscar mi ropa.

-¡¿QUE?!- dio un salto para ver la hora en su teléfono.

-¡Muévete Ian! - le ordene al chico de ojos grises quien no dudo en pararse y buscar su ropa desesperado.

No tardamos en vestirnos para salir casi corriendo de la cabaña para volver a casa, mientras el conducía yo trataba de arreglar mi cabello el cual estaba todo desaliñado por la "actividad" que hicimos en la tarde. Cuando llegamos a casa mis padres estaban muy enojados con nosotros mientras que nos atacaban con miles de preguntas las cuales evadimos de forma casi instantánea y mecánica, Ian le pidió a mis padres una disculpa por la tardanza y prometimos que no volvería a pasar. Al final resulte castigada y eso me impidió el ir a la fiesta que Ian me había invitado, pero eso no me importo pues antes de que diera media noche Ian me hablo por teléfono para felicitarme y permanecimos en el teléfono toda la noche.

Paso al fin Enero y Febrero tan rápido, sobre todo por la enorme cantidad de tareas que nos dejaban para el fin de semestre que Ian y yo no tuvimos tiempo de tener otro de nuestros "encuentros íntimos" pero al fin que la locura de fin de semestre término para dar paso al nuevo semestre llegamos al fin a Marzo y estamos próximos a que al fin llegue la primavera. Realmente me encanta la primavera pues es cuando vez como todo florece tras el paso del duro invierno, ya he empezado a notar como varias cosas han cambiado por la nueva estación del año que esta llegando.

–¡Nicole!– grito Ian en cuanto me vio.

–¡Ian!– respondí de la misma manera a su saludo.

–Que bueno que los dos pasamos el semestre – comento para después darme un tierno abrazo.

–Lo se, es genial.

La calidez de sus brazos rodeando mi cintura tan gentilmente me hizo sentir muchas cosas extrañamente inexplicables pero no duraría ese abrazo para siempre ya que nuestros compañeros de grupo nos miraban de muchas maneras mientras algunos murmuraban por lo bajo. Solté a Ian rápido para sentarme en mi lugar para acomodar mis cosas en mi lugar pero al hacer esto mi mente me ataco con el recuerdo de la ultima vez que estuve a solas con el chico de los ojos grises, al recordar sus caricias recorrer mi cuerpo sentí un escalofrío por la espalda y al recordar sus besos sentí un hormigueo por mis labios haciendo que de forma inconsciente mordiera mi labio inferior para intentar detener esa "molestia", pero cuando recordé todas esas nuevas y excitantes sensaciones que me hizo sentir en mi primera vez fue como la gota que derramo el vaso pues rápidamente comencé a sentir calor por todo mi cuerpo haciendo de ese momento algo insoportable.

La clase transcurría lentamente para mi pues esos recuerdos no dejaban de atacarme uno tras otro como si de un bombardeo al estilo de la segunda guerra mundial se tratase, ya no podía con eso así que a mitad de la clase tuve que pedir permiso para ir al baño para lavar mi rostro y mi mente de esas memorias. Cuando volví al salón trate de evitar el contacto visual con Ian para así no ser atacada de nuevo por esos recuerdos, pero cuando menos me di cuenta ya era hora del descanso.

–Nicole, tenemos que hablar – fue todo lo que dijo el pelinegro antes de tomar mi mano y llevarme casi arrastrándome a la sala audiovisual.

Cuando llegamos no pude pensar nada mas pues me tomo desprevenida y comenzó a besarme de forma desesperada cosa que en vez de desagradarme sólo me exitaba aun mas, tal parecía que ambos nos extrañábamos y deseábamos mas de lo que podíamos haber imaginado. Cuando me di cuenta ya estaba con mi espalda contra uno de los muros de la sala audiovisual con mi pierna izquierda atrapada en el brazo de Ian quien la levantaba a la altura de su cadera la cual se frotaba contra la mía de forma lasciva encendiendo en mi esa personalidad que ni yo misma conocía.

–Si vas a hacerlo, hazlo de una vez– le dije al chico de ojos grises con mi voz distorsionada por el placer.

–¿Segura?– contestó mientras sumía su rostro en el hueco de mi hombro.

–Solo hazlo y ya– es todo lo que atine a decir.

No se como paso pero lo que recuerdo es que de un momento a otro ya esta sentada en una banca de la sala sin mis panties y con Ian listo para entrar, claro con un preservativo ya puesto, (N/A: Lo se, ese Ian es muy vivaracho para estas cosas) cuando sentí su miembro entrar en mi de forma tan brusca fue extrañamente placentero. No se que tanto deseábamos esto pero se que ese receso fue en mas largo que he tenido.

Nuestras agitadas respiraciones y uno que otro gemido con palabras distorsionadas era todo lo que podía escuchar en ese momento mientras sentía como estaba por llegar al clímax, mi cuerpo ya no podía con tanto placer pero las caricias y los besos repartidos por parte de Ian solo me demostraban lo contrario y cuando al fin llegó el tan esperado orgasmo los labios del pelinegro callaron los mios antes de que pudiera emitir aquel grito de placer que salio de mi.

–Nicole– fue lo que susurro agitado el chico de ojos grises quien parecía también haber llegado al clímax conmigo.

–¿Que sucede?– conteste con la misma agitación en la voz.

–Día ocho– después de decir eso me beso.

15 Días ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora