Día cuatro

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No pude dormir en toda la noche pensando en lo que sucedió en la tarde con Ian en mi habitación, el recordarlo hace que mi cuerpo sienta esos malditos escalofríos recorrer por todo mi ser y sin pensarlo me llevo mis sabanas al rostro intentando inútilmente sentir su aroma varonil, reviviendo en mi mente cada beso y cada caricia. Domingo en la mañana y mi mente no deja de divagar en mis recuerdos y sumando el sueño que mágicamente volvió a mi hizo que mi mente comenzara a jugar cruelmente conmigo, los recuerdos empiezan a mezclarse con las mil y un fantasías que he de admitir son muy elevadas de tono pero ya no me importaba porque creí empezar a entender esto de los 15 días.

Al fin llego el lunes y a pesar de que siempre los odie en esta ocasión estaba mas que ansiosa por que llegara ya que estaba extrañamente ansiosa de volver a ver el rostro de Ian, mi deseo se cumplió pero note algo diferente en el pues parecía querer ocultar algo y cada que me veía en su rostro se dibujaba una especie de sonrisa malévola mientras que sus ojos tenían una especie de brillo que no podía descifrar. Cuando llego la hora del receso me pidió que nos viéramos la sala audiovisual de la escuela, después de comer algo ligero me dirigí al sitio acordado procurando que nadie me siguiera y como me esperaba la puerta de la sala estaba abierta así que entre rápidamente para no ser vista por nadie, al cerrar la puerta detrás de mi lo primero que vi fue a Ian recargado en el escritorio con su habitual pose pero lo que mas llamo mi atención fue la mochila del chico pelinegro en una de las tantas sillas que habían en el lugar.

-Abrela - ordeno el chico de los grises ojos mirándome con... ¿deseo?

-¿Que ahí adentro? -le pregunte esperando lo peor.

-Tu disfraz -dijo mientras caminaba en dirección a mi.

Abrí la mochila de Ian y lo primero que note fue una tela roja perfectamente doblada dentro de una bolsa de lo que parecía ser una especie de boutique y con cuidado la saque viendo con sorpresa un hermoso vestido rojo de estraple bastante corto para mi gusto, pero imaginarme a mi usándolo me daba una idea loca de Ian y yo arrancandonos con desespero nuestros disfraces pero rápidamente me di una cachetada mental mientras la razón me regañaba por pensar tan mal de mi amigo y sobre todo por tener eso tan bajos deseos pero cometí un error al perderme en mis pensamientos pues reaccione cuando sentí las manos de Ian abrazandome por la espalda y apegandome a su fuerte cuerpo haciendo que mi cuerpo recordara lo del fin de semana en mi casa reaccionando a ese abrazo de sobremanera ya que una poderosa corriente recorrió todo mi cuerpo de forma rápida. No tardo el en comenzar a besar mi cuello de abajo a arriba para detenerse en morder y lamer el lóbulo de mi oreja lenta pero a la vez sensualmente como si no hubiera un mañana, de repente detuvo esa actividad para darme la vuelta y besarme de una forma feroz pero a la vez con desespero lo cual no me desagrado así que rodee su cuello con mis brazos y me pegue lo mas que pude a su cuerpo para sentir ese calor que de un momento a otro me hacia falta cuando no me abrazaba; las caricias en mi espalda no se hicieron esperar y dejando mis labios comenzó a besar de nuevo mi cuello desabrochando la camisa de mi uniforme para besar mi clavícula, estaba logrando con sus besos perderme mas en la lujuria de ese momento que ya no veía con claridad mi razón y siguiendo el momento le quite esa molesta corbata y casi arrancando los botones de su camisa para dejar al descubierto al fin el torso del azabache revelando lo que por varias veces solo toque. Su torso estaba bien trabajado no en exageración pero lo perfecto para hacer que a mi cuerpo se le subiera la temperatura más de lo que ya estaba elevada y comenzara a acariciar con frenesí todo su torso contorneando con mis dedos cada musculo de aquel varonil cuerpo mientras los gemidos de Ian salían descontrolados de su garganta en un inútil esfuerzo de parte de el para mantenerlos en su garganta.

Este momento estaba subiendo de tono sin control por parte de los dos, perdidos en ese placentero momento llegamos sin saber como al escritorio recostandome en el con Ian arriba de mi con una sesión de besos que parecía mas una batalla campal entre nuestras lenguas para ver cual entraría primero a la boca del otro, acariciandonos sin control mientras que Ian se movía frotando nuestros sexos de forma casi violenta pero con un resultado tan explosivo para nosotros que si no fuera por nuestro beso nuestros gemidos nos hubieran delatado; se sentía tan bien y creia que en mi cuerpo ya no cabía tanto placer pero me equivoque al sentir la traviesa mano del pelinegro frotando con mas lujuria mi entrepierna logrando que llegara al limite de tanto placer y teniendo mi primer orgasmo apagando aquel sonoro gemido con sus labios.

Cuando término el éxtasis en mi cuerpo, este empezó a sentirse pesado de tanto cansancio y mientras que mi mente se despejaba lentamente volví a ver al chico de ojos grises quien me contemplaba con lujuria pero a la vez con ternura, se quitó de encima mio y me cargo para sentarse conmigo encima para acto seguido comenzar a arreglar mi uniforme con una dulce sonrisa, con el cansancio apoderándose de mi decidí dedicarle una sonrisa y comencé a arreglar su uniforme. Nadie decía nada pues las palabras salían sobrando en aquel momento ya que nuestras miradas parecían decirlo todo en ese mágico momento; pero pronto acabaría la "magia" ya que faltaban cinco minutos para entrar de nuevo a clases.

-Tenemos que irnos -al fin hablo Ian mientras miraba el reloj de pared del lugar.

-Eso parece -fue lo único que atine a decir al ver que el pelinegro volteaba a verme.

-Entonces vámonos -al decir esto me ayudo a ponerme de pie para el levantarse -por cierto...

-¿Si?

-Día cuatro.

Sonreí y después de un tierno beso tomamos nuestras cosas y salimos de la sala audiovisual peleando por lo corto del vestido y por cosas tribales para disimular ante la escuela pero dentro de mi cabeza estaba segura que solo era el comienzo de un sentimiento que poco a poco comenzaba a dejarse ver en mi corazón.

15 Días ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora