Comb the hair

58 14 1
                                    

Continuación del anterior


Cuando Temo despertó a la mañana siguiente el dolor golpeó en sus sienes cuando la luz de los rayos del sol lo cegaron momentáneamente, para luego reparar en el pesado brazo que descansaba sobre su torso desnudo, un cálido cuerpo se apoyaba contra su costado, le tomó unos segundos observar a su alrededor para saber donde se encontraba.

Como un rayo llegaron todos los recuerdos de la noche anterior, haciendo que gimiera bajito. Evitó moverse todo lo posible pues no quería despertar a su compañero de cama, no estaba listo para enfrentarlo después de haber montado el espectáculo del siglo, estaba demasiado avergonzado, las acusaciones durante la fiesta de fin de curso frente a todos sus compañeros, vomitarle los zapatos, hacer karaoke en su auto, implorar para llevarlo a la cama, y luego casi meterlo en problemas cuando despertó un par de horas después de quedarse dormidos y decidió que era demasiado caluroso y debía quitarse la ropa, mierda, bendito fuera Mateo que había logrado que mantuviera sus boxers. Y la extraña petición...

¿Por qué no era de esos borrachos que olvidaban absolutamente todo? Y podían apoyarse en no recordar nada para evitar afrontar las consecuencias, ¿por qué justo él debía recordar cada mínimo detalle? No estaba en absoluto orgulloso de su comportamiento.

Cerró sus ojos deseando que la tierra lo tragara y lo escupiera en algún otro lugar del mundo, se sentía como un niño pequeño a punto de ser regañado, porque no había forma que Mateo dejara pasar todo sin retarlo un poco al menos, con bastante cuidado giró su cabeza para mirarlo, sonrió al ver aletear suavemente sus largas pestañas en lo que parecía ser un sueño tranquilo, una media sonrisa se esbozaba en sus gruesos labios, todas las líneas de expresión de su frente y su entrecejo no estaban presentes, siempre se veía tan concentrado que verlo tan en paz era muy agradable, levantó un brazo llevando su índice para tocar su nariz, sonriendo cuando Mateo cambio de posición soltando su agarre sobre él para darle la espalda.

Podría mirarlo un poco más, pero apestaba a alcohol, el dolor de cabeza era incapacitante, sentía el estómago revuelto, y por supuesto algo había muerto en su boca durante la noche. Con todo el cuidado posible se bajo de la cama y caminó al baño, tomaría la ducha más larga de la existencia a ver si de esa forma lograba encontrar un poco de valentía.

El "mañana vamos a hablar sobre este tema, Cuauhtémoc", ya no era emocionante ahora lo sentía un poco terrorífico. Abrió la llave de la ducha y ni siquiera espero a controlar la caída y la temperatura del agua se metió de lleno agradeciendo el golpe del agua con su piel que ayudó a despejar un poco la sensación nauseabunda.

Frotó su piel buscando de esa manera eliminar todo rastro del olor de su transpiración y haciendo tiempo, sobre todo eso, solo salió cuando sus dedos estaban tan arrugados y no tenía más pretexto para quedarse, agradeció el albornoz que encontró y se lo colocó, luego hizo todo el tiempo posible cepillando sus dientes y buscando algo en la gaveta para el dolor, se pasó la mano por la incipiente barba, tenía barba y al mismo tiempo tenía miedo de enfrentar a Mateo. Se reiría si su cabeza no le doliera tanto. Pero eso se lo merecía.

—¿Piensas quedarte a vivir en mi baño? —la inesperada pregunta de Mateo lo asustó, pues estaba buscando la mejor forma de no pedir disculpas y apelar a una laguna mental.

—No, ahora voy —contestó unos segundos después.

—Te dejo ropa en la cama, Temo.

Cuando apareció en el umbral de separación de la cocina con la sala llevaba una sudadera un par de tallas más grande, un chándal que le iba demasiado largo, la secadora en una mano y sobre todo el rostro de un niño que se había metido en problemas. Pero Mateo no iba a ser tan clemente a pesar de sus ojos del gato con botas.

"Serendipia" OS (MATEMO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora