Meet the parents

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Mateo "conociendo" a Pancho.

Cuando Mateo despertó, tenía un brazo alrededor de las caderas de Cuauhtémoc, su rostro contra su costado bajo su axila y su muslo enredado en la pierna de su novio. Temo dormía a todo lo ancho, sus brazos cruzados detrás de su cabeza bajo la almohada, es algo que solía hacer llegada la madrugada, antes de ello era un pulpo intentando conciliar el sueño, se levantó sobre un codo y lo observó unos segundos porque nada se veía tan naturalmente sexy como Cuauhtémoc dormido, las sábanas se arremolinaban en torno a sus caderas, todo un dios griego, cuando bajó su mano por su abdomen levemente marcado el pequeño manotazo que recibió lo hizo sonreír.

Acercó su cabeza con la intención de besar un pectoral e intentar tentarlo, pero recibió un gruñido como respuesta, Temo no era un ser mañanero y menos los fines de semana, giró con todo almohadón dándole la espalda y tapando su cabeza y simplemente continuó durmiendo sin prestarle mayor atención. Si intentaba algo más antes del primer café tendría un novio gruñón difícil de contentar, así que lo dejó.

En su defensa intentó buscar sus boxers entre las colchas antes de ir rumbo a la cocina por un refresco, pero su novio soltó un gruñido reacio a cooperar, de todas formas pensaba tomar una ducha en seguida, estaban en el piso 40 y no creía que alguien pudiera verlo en ese corto trayecto, se desperezó y caminó saliendo de la habitación.

El sueño aún no lo había abandonado, se paró un instante frente al ventanal del salón a contemplar la ciudad bajo sus pies y luego continuó su camino hacia la isla de la cocina, en el trayecto se fijó que las puertas del refrigerador estaban abiertas, su cerebro aún no estaba lo suficiente despierto para hacer una asociación coherente del evento, así que al ver a Pacho López emerger del refrigerador o así le parecía cuando lo cerró y erguirse en su tamaño, se quedó completamente congelado en su sitio, ningún sonido salió de sus labios y vaya que podía ser muy elocuente.

Estaba seguro de que cuando Francisco López los invitó a almorzar, para conocerlo a mayor profundidad no como amigo de su hijo sino como su novio y convivir, no era de esta manera como planeaba "conocerlo".

—¡Santas cucarachas danzantes! ¿Qué haces mostrando tus vergüenzas a estas horas de la mañana chamaco y mi Temo? ¡No me contestes me va a dar algo! —Pancho llevó dramáticamente una mano a su pecho y cuando estiró un brazo con la intención de ayudarlo empezó a golpearlo con el trapo de cocina que llevaba.

Sus manos de inmediato fueron a su entrepierna cubriéndola, recordando que estaba desnudo. Pancho seguía golpeándolo y no sabía que decir a su "suegro" que no fuera lo evidente. Entonces decidió que lo más inteligente era caminar de espaldas y alejarse de Pancho.

—Señor, no esperaba encontrarlo en la cocina si me permite —su voz no sonaba segura parecía un adolescente atrapado en un evento incómodo y no un hombre adulto—, ¡Temo! —llamó levantando la voz.

—Un tuerto y un cojo podrían verlo —Pancho soltó un montón de palabras en una jerga extrañísima que apenas logró comprender.

—Quizás la situación es medio bizarra, pero ambos somos adultos le aseguro que... no estoy aprovechándome de Temo —en serio estaba teniendo esa conversación de esa manera. Seguro era una pesadilla.

—¿Es que ya no hay respeto por la tercera edad? ¿Y el matricidio? ¿Y pedir mi autorización? ¿Siempre andas bien desvergonzado?

No se imaginaba tener que pedir autorización para...

Justo en ese momento Temo cruzó el umbral de la puerta de la habitación al menos se había "vestido" con un chándal antes de aparecer, frotó sus ojos intentando entender la escena que se presentaba frente a él. Luego su boca formó una O.

—¿Papá?

—¿Hijo? —Pancho dejó de golpear a Mateo y se dirigió a Temo colocando sus manos en las caderas en una pose que aparentaba ser severa.

—¿Papancho? —Temo peinó sus cabellos aún intentando aparentar estar asombrado.

—¿Temocles? —Pancho se atusó el bigote.

—¿Eres tú papá? —una sonrisa amenazó por escaparse de sus labios.

—Hay no te hagas chamaco que también te voy a caer a ti, muy bonito todo no, muy bonito.

Temo miró a Mateo desnudo con sus manos en la entrepierna visiblemente incómodo, decirle que si era muy bonito no auguraba que su padre fuera a tomarse bien la respuesta.

En su intercambio de palabras Mateo aprovechó para escapar a la seguridad de la habitación, en su camino hacia allí Temo observó toda la ancha espalda de su novio hacia donde perdía nombre y sus piernas, definitivamente que Pancho le estampara el trapo en la cara se lo merecía.

—Cuidado y no termines resbalándote en la baldosa, sigo esperando una explicación chamaco.

—¿Sobre qué papá? —Temo caminó a la cocina con la mirada de Pancho clavada sobre sí, colocó la cafetera con tanta naturalidad—, ¡Chilaquiles! —casi saltó de felicidad al ver las bandejas de alimentos preparados que estaban sobre la encimera.

—¿Esta es forma de recibir a tu pobre padre anciano, chamaco maleducado? —Pancho recuperó el trapo de cocina siguiéndolo y golpeó la mano de Temo cuando intentó tomar un pedazo de tortilla de maíz.

—Papá —Temo suspiró e intentó colocar su mejor rostro de hijo modelo—, Mateo no esperaba encontrarte en la cocina.

—Me lo dijo... algo nuevo —Pancho chasqueó los dedos.

—Cuando dijiste que te pasarías almorzar con nosotros no especificaste que llegarías tan de mañanita. Y menos que almorzaríamos aquí...

—¿Cuál de mañanita, Temocles, son las nueve de la mañana? ¿No sabía que ustedes ya vivían juntos? —Pancho se atusó el bigote por más que intentaba sonar severo con Temo, la sonrisa de su hijo y el brillo en sus ojos era difícil de ignorar, lo conocía demasiado bien y si Temo estaba feliz él también lo era.

—Aún no vivimos juntos compartimos departamento los fines semana —Temo sonrió mientras aclaraba el punto—, iba a plantearle el vivir juntos después de que almorzara contigo, si podía soportar tu cuestionario y amenazas, no iba a arriesgarme antes —Temo bromeó y abrazó a su padre quien correspondió al abrazo besando su cabeza—, te extrañe, Papancho.

—Soy un padre muy metiche, Mateo aún tiene que contestar cuáles son sus intenciones contigo más allá de alegrarte la vista paseándose desnudo por la casa —sus hijos podían tener los años que tuvieran, pero siempre tendrían a su padre y a su familia para respaldarlos—, también te extrañe, chamaco. Ve a buscar a tu novio y tráelo vestido a desayunar. Pondré la mesa.

Temo asintió con su cabeza liberándose del abrazo y caminando rumbo a la habitación, el agua de la ducha estaba corriendo abrió la puerta y a través de la mampara pudo observar la silueta de Mateo mientras aclaraba su cabello.

—Siento no haberte avisado que mi padre tiene las llaves del departamento —la tenía desde sus años universitarios cuando solía llenar la nevera cada vez que lo visitaba, y de esa forma se aseguraba que no muriera de hambre.

—Ni una palabra —Mateó contestó a su disculpa.

—Además, tú nunca vas desnudo por allí...

—Ni una palabra —respondió deslizando la puerta con sus ojos verdes brillando por la indignación, no era eso, lo conocía, estaba avergonzado.

Temo se sintió enternecido por ello y se acercó para acariciar su mejilla en un gesto que aparentaba ser conciliador.

Mateo también conocía a Temo sabía que estaba por reírse, negó con su cabeza intentando aparentar más indignación, su cabello escurriendo agua lo salpicó cuando levantó la barbilla, pero no dió resultado o no se veía lo suficientemente amenazante pues su novio se deshizo a carcajadas.

—Bueno ahora mi padre ya te conoce... —comentó Temo entre risas.

—Cuauhtémoc —amenazó y acto seguido lo atrapó metiéndolo bajo el agua de la ducha, se bañaba en agua fría así que el chillido de Temo cuando lo metió a la ducha ayudó un poco a curar su orgullo. 


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Hello hello,  espero que estén teniendo un bonito tiempo :) 

"Serendipia" OS (MATEMO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora