Revelación

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Mateo

No fue un golpe de inspiración divina, no sucedió en el momento menos esperado, de echo su caída al parecer se fue gestando tan lentamente que cuando quiso ver atrás y saber en qué momento sucedió no lo pudo discernir con certeza.

El "lo siento, licenciado Symanski, a veces las cosas deben terminar por el bien de ambos" del nuevo becario, aquel que estaba por terminar su último año de universidad en finanzas corporativas le hizo levantar una ceja, tan aturdido estuvo de escuchar aquello que no pudo contestarle de la forma que hubiera deseado. Quizás nadie le había dicho que para mantener un puesto es necesario mantener la boca cerrada.

Sí, estaba observando con mucha atención a Temo, sonreír y reír mientras firmaba algunos documentos, a su lado Marco, el nuevo benefactor, lo esperaba para almorzar, y no era una información nueva, tenía acceso a la agenda de Temo la revisaba cada mañana, metódicamente.

Pero había algo mal con esa escena, algo que le estaba molestado a un nivel demasiado básico como para sentirse cómodo con ello, la sonrisa de Cuauhtémoc trastabilló en sus labios cuando lo observó, tuvo que desviar la mirada y continuar el camino hacía su oficina, cerrando la puerta a sus espaldas y dejando el entrometido becario fuera, con alguna de sus perlas de sabiduría que seguro moría por decirle.

Caminó unos pasos intentando desviar sus pensamientos, tomó algunas carpetas que estaban sobre su escritorio y empezó a hojearlas solo para evitar seguir el rumbo del pensamiento que ya se había filtrado en él.

El leve toque en la puerta hizo que levantar la cabeza, sabía quién era, pero estaba demasiado inestable para enfrentarlo, menos cuando la idea estaba tomando forma y fuerza.

Temo abrió la puerta con una sonrisa pequeña colgando de la comisura de sus labios.

—¿Quieres unirte a nuestro almuerzo?

—Tengo trabajo que hacer, diviértete con Marco —no levantó la cabeza, de haberlo hecho habría podido observar la leve decepción cruzar por los ojos cafés.

—Claro, te traeré un tiramisú —ofreció dejándolo solo.

Temo se fue y pudo caminar hasta su cómoda silla dejándose caer en la misma, no tuvo demasiado tiempo para hacer introspección cuando Jaime, Julián, Jorge o como se llamara el becario entró sin tocar, enfadándolo ligeramente.

—Si desean podrían también solucionar las cosas sabe, quizás podría reconquistarlo. Hay un restaurante superbonito en el centro, es muy romántico. Seguro el licenciado López lo apreciaría.

Se meció levemente las sienes y luego se sentó lo más relajadamente posible cruzando sus manos sobre el escritorio.

—Por tu bien te sacaré del error, el licenciado López y yo no tenemos una relación, por lo tanto, no tenemos nada que solucionar y nuestra vida privada es privada, no espero volver a escuchar sobre esto —lo último fue pronunciado con un ligero tono amenazante.

—¿No? —el chico se vio visiblemente contrariado y era demasiado impulsivo para su propio bien— pero si todos están demasiado tristes por su separación, Susi ha llevado días queriendo reservarles una habitación para la conferencia de este fin de semana, esperando que solucionen sus problemas.

—¿Susi mi secretaria? —quizás estaba perdiendo algún punto importante de todo lo que el chico estaba diciendo.

—Y Samanta ha pasado toda la semana intentando que no olvidara traerle el desayuno al Licenciado López todos los días —el chico suspiró— debe ser muy triste para todos que ustedes se separen después de tantos años.

"Serendipia" OS (MATEMO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora