Esa pregunta de Fumiya durante la cena los dejó pensando.
Chūya y Dazai se encontraban en su cama, listos para dormir. Se acurrucaban muy juntos, envueltos en su cobertor. Se abrazaban.— Chūya, ¿qué haremos? No podemos tener encerrado a Fumiya toda la vida. Él se está perdiendo de tener amigos y de todas las cosas lindas que hay en el exterior.
Dazai estaba preocupado. No quería que su hijo siguiera llevando esa vida tan solitaria, ni mucho menos que pasaran por su mente cosas tan terribles más adelante. Debían encontrar la manera de tener la libertad de convivir con Fumiya fuera de casa y hacerlo más feliz.
Chūya se recargó más en Dazai, cerrando sus ojos.
— Estoy de acuerdo. Tomemos el día libre mañana y llevemos a Fumiya de paseo. Hay que usar ropa no usual de nosotros para que nos reconozcan. Espero no encontrarnos a ningún conocido de la agencia o la mafia. Sería un gran lío.
Respondió decidido. Se disponía a dormir pronto. Dazai comenzó a acariciar con ternura la cabellera de su esposo y besó su frente con amor.
Su relación como pareja casada era bastante buena, aunque les dolía tener que fingir lo contrario fuera de casa.
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Al día siguiente, después de desayunar...
Chūya estaba vestido de una manera distinta a lo negro. No iría a su trabajo, ni Dazai tampoco. Se preparaban para salir con Fumiya a cualquier lugar de Yokohama dónde era menos recurrido.
El niño estaba feliz de la sorpresa que le habían prometido sus padres esa misma mañana. Se puso su sombrero, y traía una mochila con sus cosas.
Salieron a la parte delantera de la misión, siendo Dazai el primero en verificar si no se miraba nadie.
— Podemos irnos ahora, Chūya, Fumiya.
Avisó.
Salieron de entre los arbustos y tomaron su camino. Los tres, de la mano, con Fumiya en el centro de los dos, tarareando una canción. Contagiaban su alegría a cualquiera que pasara cerca de ellos. Pero para muchos, era extraña una familia como la que ellos eran, y no por ser dos hombres, sino por notarse mucho su juventud.
La sonrisa del castaño menor y la manera en que sus ojitos brillaban, ponía felices a sus orgullosos padres.
Estaban casi seguros de que por la mañana, todos en la Port Mafia y la Agencia de Detectives Armados estaban en su lugar de trabajo y no merodeando por la ciudad.
Miraron a un grupo de niños que se dirigían a la escuela. Eso ocasionó tristeza en Fumiya. Dazai apretó ligeramente su mano y le sonrió.
— Pronto, hijo. Mami Chūya y yo lo arreglaremos por tí. Prometo que podrás ir a esa escuela que tanto deseas.
Dijo Dazai. Al ver que Fumiya quería abrazarlo, se puso a su altura, teniendo que soltar la mano de su amado para ello. Fumiya seguía siendo el mismo niño cariñoso y agradecido desde que era un bebé.
— Gracias, papi.
En ese momento, alguien dió vuelta en una esquina. Chūya jaló un poco del brazo de Dazai, queriendo llamar su atención.
— C-Cariño, ellos...
Decía nervioso. Dazai hizo caso omiso.
— Oye... Idiota, el chico tigre viene y Kyouka...
— ¿Eh?
Dazai se levantó del suelo, pero tampoco huyó. Debía enfrentar cualquier cosa que estuviera relacionada con ellos y con Fumiya como lo había prometido.
Estaba tranquilo por ser Kyouka y Atsushi hasta que vió a Ranpo venir justo detrás de ellos.— Déjamelo a mí, Chūya.
Buenas noches <3
Gracias por leer!Decirme qué les gusta y que no :") para mejoras
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OUR LIFE [SOUKOKU]
De Todo[MPREG, BOY LOVE] El tan reconocido Soukoku guarda un gran secreto. Dazai y Chūya se casaron nomás se conocieron, todo empezó como un juego y ahora son inseparables. Su vida privada y su hijo de siete años de edad son su mayor secreto. ¿Qué suced...