Dazai regresaba del trabajo, acompañado de Atsushi, quien iba a pasar la noche en su mansión.
El Soukoku le había prometido como regalo de cumpleaños, una pijamada al albino, donde harían muchas cosas divertidas.
Llegaron a comprar cosas en el supermercado antes de ir directamente a casa.— Atsushi-kun, elige un pastel. El de tu preferencia.
Se encontraban en el estante de pasteles del día, con hermosos decorados y frutas frescas. Atsushi estaba ruborizado. Tuvo un maravilloso día de cumpleaños. Por la mañana estuvo con Akutagawa, después, con los chicos de la Agencia de Detectives Armados, y ahora tendría una pequeña fiesta con el Soukoku. Estaba feliz.
Observaba con una sonrisa en su rostro aquellos hermosos pasteles, cuando sintió un abrazo de parte del mayor.
— ¿D-Dazai-san?
Estaba sorprendido. No se esperó un abrazo en ese momento. Siguió mirando los pasteles y y había uno que llamaba su atención.
— Me hace muy feliz verte así, Atsushi-kun. Tú mereces esto y mucho más. Felices dieciocho.
Atsushi derramó algunas lágrimas de alegría, y luego de limpiarlas un poco, se abalanzó hacia el mayor, abrazándolo también, siendo correspondido.
Dazai daba ligeras palmadas en la espalda del menor, sonriendo. Él se encontró a ese pequeño niño albino cuando apenas tenía seis años y él diez. Quiso ayudarlo de muchas maneras, pero siempre había malas personas que les hacían daño, sobretodo a Atsushi. Lo lastimaron mucho y eso convirtió a Dazai en un asesino a sus diez años.
El castaño asesinó a sangre fría a todos aquellos hombres que abusaban de Atsushi. No quería verlo llorar más, ni sufrir. Lo mismo sucedió con Ryūnosuke, pero a excepción de Atsushi, el azabache no fue víctima de abusos sexuales.
Tenían doce años de conocerse. Y a pesar de la poca diferencia de edad, Atsushi mira en Dazai a un padre, y Akutagawa también. Dazai los salvó de ese infierno, aunque tuviera que adentrarse a las mismas llamas.
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Llegaron a la mansión.
Fumiya, Chūya y... ¿Akutagawa? Estaban terminando de decorar cierto lugar para la toma de fotografías de recuerdo.
— ¡Akutagawa! ¡¿Por qué no me dijiste que ibas a venir?!
Se quejó Atsushi acercándose a ellos, mientras Dazai acomodaba el delicioso pastel sobre la mesa.
Ryūnosuke tosió, ocultando su sonrisa.
— ¡Oye, Akutagawa!
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— Dazai, ese pastel es hermoso. Atsushi tiene buenos gustos.
Comentó Chūya. El castaño sonrió, de nuevo, y a puso a la altura de la pequeña protuberancia de Chūya para dar un tierno beso.
— ¡O-Oye! Los chicos están por allá...
Dijo avergonzado.
— ¿Y qué tiene de malo, Chūya? Es mi bebé también. ¡Hola, princesitas! Soy papi.
— ¿Por qué insistes en llamarle como niña, idiota? ¿Te crees vidente?
— Serán niñas. Dos, tres, cuatro, cinco, quizás ocho...
— ¡¿ME CREES UN PERRO, DAZAI?!
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Akutagawa ponía un gorrito de cumpleaños a Atsushi, antes de la fotografía.
El joven tigre esperaba el momento para ello y poder soplar la velita de su pastel. Su sonrisa no se borraba de su rostro, transmitía felicidad a sus acompañantes.
— ¡Atsushi-san! ¡Pide un deseo!
Dijo Fumiya. Todos emocionados del momento.
Dazai se encargaba de la cámara y poco a poco se fueron integrando para las fotos.
— ¡Es hora del pastel! ¿Alguien quiere vino?
Chūya traía una copa y una botella, cuando Dazai se la arrebató de las manos, sin decir una sola palabra. ¿Qué le diría si Chūya ya sabe que no debe tomar vino?
— ¡¡DÉJAME BEBER AUNQUE SEA EN ESTE DÍA ESPECIAL, DAZAI!!
— ¡No puedes! Eres muy terco, Chūya.
Murmuró entre dientes.
— ¡¡TE ESCUCHÉ!!
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Mientras sus padres discutían, Fumiya conversaba con el Shin Soukoku.
— Akutagawa-san. ¿No tenían hijos ustedes? ¿Y los juguetes? ¿De quién eran? ¿Cuándo tendré a mis primitos?
Atsushi sonrió. Ese tema le era bastante delicado por muchas razones. No podría darle un hijo a Ryū ni siquiera más adelante, por consecuencia de sus tantos abusos sufridos en su infancia. Sintió cómo la mano de su pareja sujetó la suya y empezó acariciarla con delicadeza.
— Somos muy jóvenes, Fumiya. Pero según Dazai-san, tú tendrás algunas hermanitas y jugarán juntos.
Contestó Ryūnosuke. Notaba el momento triste de Atsushi, pero no le arruinaría el cumpleaños. Buscaría la manera de hacerlo feliz.
— ¡Que bien! Si mami tiene muchas niñas, le diré que les regale una para que ustedes tengan una también.
— ¿Eh? Fumiya-kun, eso no...
Me faltó redacción y de todo!!
Debo ir a dormir ;-;
Gracias por leer!!
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OUR LIFE [SOUKOKU]
Diversos[MPREG, BOY LOVE] El tan reconocido Soukoku guarda un gran secreto. Dazai y Chūya se casaron nomás se conocieron, todo empezó como un juego y ahora son inseparables. Su vida privada y su hijo de siete años de edad son su mayor secreto. ¿Qué suced...