Un Secreto De Dos

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El asesino en serie cuya identidad se desconoce, había encontrado la ubicación de Atsushi y Akutagawa dentro del edificio dónde solía llevar a sus víctimas después de asesinarlas a sangre fría.

Akutagawa se situaba frente a Atsushi, con sus brazos estirados hacia cada lado, para evitar así que el agresor hiriera al albino.

Atsushi no podía permitir que su novio fuera el único atacado, debía protegerse a sí mismo y no sólo Ryū protegerlo a él.

— ¿A qué vinieron, mocosos? Esta es mi casa. ¡¿No tienen algo mejor que hacer que andar de entrometidos?!

El hombre estaba furioso de tener la inesperada visita de un mafioso y un detective. Le molestaban con sólo verlos, y no tenía muchas ganas de acabar con sus vidas.

— Tenemos algo mejor que hacer, pero una basura andante anda causando problemas en la ciudad, asesinando a gente inocente.

Respondió el azabache, sin mostrar ninguna expresión. Se acercaba al hombre de aparentes cuarenta años, quien lo atacó con una navaja en su abdomen, provocándole desangramiento.

— ¡Ryū!

— Tu querido compañero y tú, morirán por haber interrumpido mis pasatiempos favoritos.

El hombre empezó a reír a carcajadas, al ver que Akutagawa se retorcía de dolor, pues la navaja tenía una sustancia venenosa que lo dejaba inmóvil en el suelo.

— M-Mátame si quieres... Maldito d-demonio... Pero a él no lo toques.

Advirtió Ryū desde el suelo, mirando las lágrimas que Atsushi empezaba a derramar.

— Será divertido asesinar al chico del cabello blanco frente a tí, el chico piedra.

— Por favor, no nos hagas nada. Akutagawa y yo tenemos mucho por vivir. ¿Acaso tú no tienes familia? Unos hijos que te esperan en casa, una esposa que te ama, tus padres, amigos... ¿Por qué hacer cosas horribles?

Atsushi hablaba con una voz temblorosa y titubeante, queriendo convencer al asesino de no acabar con ellos.

El mayor le sonreía triunfante. Levantó su hacha para ponerla en posición de ataque, y posteriormente la dejó caer en dirección a Akutagawa, dejándola con precisión en el cuerpo de... ¡¿Un tigre?!

Atsushi había activado su habilidad para entrometerse entre Ryū y el hacha y poder evitar la muerte de su amado.

El hacha entró en una parte del abdomen del tigre, el cual se regeneraba de manera rápida y efectiva, lo que causaba más furia en el hombre.

— ¡¡VAN A MORIR!!

De nuevo, estaba atacando con varios golpes con el hacha al tigre, queriendo herir al chico azabache también, hasta que Atsushi comenzaba a sentirse débil al igual que su habilidad, y el tigre empezaba a desaparecer, incluso el efecto de regenerar sus heridas.

Sería el final para los dos sin el tigre, pero no imaginaban que la habilidad de cierto niño terminaría asesinando al agresor, y salvando a ambos de la muerte.

— ¡Buen trabajo, Fumiya! No puedo esperar más de mi propio hijo.

Alardeó Dazai. Entraba a la habitación junto con Fumiya, para asegurarse de que el asesino estuviera muerto y no desmayado.

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