El Atacante

899 105 39
                                    

Fumiya temblaba de frío por su fiebre. Dazai y Chūya lo habían trasladado a una clínica cercana al edificio, dónde un médico ya le había dado la atención necesaria.

Dazai ponía trapos mojados en la frente, brazos, piernas y pancita de Fumiya para bajar su temperatura. Tenía más de una hora haciéndolo y estaba agotado. Por su parte, Chūya reposaba sentado debido a unos mareos fuertes que comenzó a sentir después de salir del edificio.

— Mami... ¿Te sientes muy mal?

Fumiya estaba preocupado por el semblante de Chūya. Lo veía decaído, recostado en la cama de al lado. Incluso se preocupaba más por su mamá que por él mismo.

Cariño, estoy bien. Es por el bebé, no te preocupes.

— ¿Mi hermanito está enfermo?

Se sentó de repente, provocando que algunos de sus trapos se cayeran sobre la cama.

— Fumi, tus hermanitas están bien. Pero hacen que mami Chūya se ponga débil de repente.

Explicó Dazai, recostando de nuevo al niño poniendo más trapos húmedos en su cuerpo.

— Están muy helados, papi. Ya no quiero...

— Mi niño, tu temperatura no ha bajado mucho. Ya te dimos un baño y esto sigue igual. Necesitas seguir con los trapos húmedos mientras el medicamento hace su efecto. Tienes que ser paciente.

Dazai explicó de nuevo. Besó la frente de Fumiya y notó que ya no estaba tan caliente como hace unos minutos.

— Vas mejorando. ¿Cómo te sientes?

— Mejor. Ya no hay monstruos ni sueño, papá.

— ¿Y tú, Chūya? Ya quiero conocer a nuestras gemelas.

— ¿Por qué insistes que mi bebé serán dos y gemelas, Dazai? Apenas voy a cumplir tres meses de embarazo. Ni siquiera se ven.

Cuestionó el pelirrojo desde la otra cama, algo indignado. Dazai sonrió y se acercó a él, tomando asiento en la orilla de la misma cama.

— Es mi deseo, tener dos niñas, Chūya. Si se parecen las dos a tí, estaría muy contento. Porque... Fumiya-kun ya se parece a mí.

Chūya estaba sonrojado por el comentario, se ruborizo más, al ver que su esposo besó una de sus manos con cariño y le sonrió tierno.

— Te amo mucho, Chūya. Y a mis niños también.

— T-También te amo, idiota... Siempre has sido un esposo y padre maravilloso. Estoy agradecido.

— Disfruto mi vida de casado contigo.

*★•*★•*★•*★•*★•*

Mientras tanto, en el edificio...

El Ship Soukoku ya habían acomodado sus futones y cerrado bien la puerta de la habitación donde pasarían la noche, para posteriormente continuar su investigación al amanecer.

Akutagawa se situaba sobre el albino, besando sus labios y cuello de manera apasionada, mientras desabrochaba los botones de su camiseta. La tensión se sentía, y sus cuerpos estaban calientes. Se dejaban llevar por el momento hasta que...

A-Akutagawa... Hoy no... No lleguemos hasta ese punto...

Atsushi lo empujó ligeramente, de modo que ambos quedaron recostados uno junto al otro, mirando al techo.

OUR LIFE [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora