Capitulo 2 Otabek y Yuri

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Lilia le puso una mano contenedora en el brazo. -Toma asiento, Yuri. ¿Te traigo algo de comer o beber?. Tengo zumo en la nevera.

Sin romper el contacto visual con Yakov, el adolescente se sentó en una silla con un asentimiento casi regio.

Yuri-Si, gracias, zumo estaría bien.

Lilia- Está aterrado, ¿verdad, Yakov?

Yakov- Aterrado pero decidido a que se le oiga. -Había admiración... y advertencia en el suave mensaje de Lilia a su compañero.

Lilia sirvió un vaso de zumo de naranja y lo colocó delante de Yuri. La cabeza de Yakov se alzó alerta y se acercó a la ventana, su mirada era inquieta mientras buscaba en la oscuridad. Sentía la presencia de lobos y lechuzas que cazaban en busca de presas, pero nada de eso causaría la intranquilidad que sentía retorcerse en sus entrañas. Bajó la mirada al adolescente desafiante, probando gentilmente su mente... y sus recuerdos.

Encontró los escudos de Yuuri y Victor que ayudaban a distanciar al chico de la brutalidad de su vida antes de que
estuviera a su cargo, pero incluso con esa protección, los recuerdos de la maligna crueldad y violencia contra Yuri le enfermaron. Tanto Yuuri y Victor eran sus salvadores. Su familia.

Yakov miro fijamente a Lilia y vio lágrimas brillando en sus ojos cuando compartió el pasado de Yuri... cuando sintió su dolor y desesperación... la absoluta desesperanza de uno niño que no podría escapar de un mundo adulto depravado. Lilia fue apresuradamente hacia el horno para comprobar el pavo.

Yuri-Huele bien -dijo, mirándola como atendía el horno

Lilia-Utilizo un relleno de arroz silvestre -dijo sonriendo-. Lo recuerdo de mi niñez. Llevó algo de tiempo dar con la receta, pero debería estar bien, aunque ha pasado mucho desde que cociné nada.

Yuri-Yuuri y Drusilla me dejan cocinar siempre que quiero. El confía en mí para que tome mis propias decisiones. -Yuri miró fijamente a Yakov.

Yakov-¿Eres consciente de lo que le ocurre a un hombre de los Cárpatos sin
su compañera o compañero? -preguntó serio, su voz fue exigente.

Yuri asintió. -Victor y Yuuri me lo explicaron. Pierden los colores y las
emociones primero. Tras cientos de años el honor puede desvanecerse y se vuelven peligrosos, especialmente los cazadores, cualquiera que se cobre vidas. Y finalmente se convierten en vampiros, la más malvada de las criaturas.

Yakov-¿Y abandonarías a tu compañero a ese destino? ¿Serías tan cruel e
inhumano? ¿Debería él sufrir incluso más de lo que ya ha sufrido por lo que tú hagas?

Lilia-¡Yakov! - se dio la vuelta, con sorpresa en la cara. Su cara se transformó en total disgusto, se notaba el enojo en su voz.-Es un niño. ¿Cómo has podido? Aun sigo molesta por entregar a nuestra hija a ese Leroy antes de que fuera no más que una principiante ya fue bastante malo
pero este niño ha sufrido. Y no tenemos forma de saber si es compañero de alguno de nuestros hombres.

Yakov- Es muy maduro para sus años humanos, Lilia.

Lilia- Déjalo responder. -lo amenazó con el cucharón que tenia en las manos.

Yuri colocó cuidadosamente el vaso en la mesa y se puso en pie, cruzando los brazos mientras enfrentaba a Yakov directamente. -No, por supuesto que no. No querría que nadie sufriera, pero no
puedo sobreponerme a ciertas cosas de mi pasado -Mantuvo sus manos temblorosas ante el-. No me siento cómodo en presencia de hombres. No soy capaz de ser compañero de nadie y no querría ser forzado a una posición donde no tenga elección, nada que decir sobre mi vida. No he llegado a esta conclusión a la ligera. Quiero a Victor y a Vitaly e indudablemente no querría pensar en ellos muertos o sufriendo o convirtiéndose en vampiros, pero sé que no puedo volver a verme impotente. Los hombres de los Cárpatos son demasiado dominantes y me encontraría deslizándome de vuelta a ese oscuro lugar donde Yuuri me encontró por primera vez.

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