Capitulo 13 Otabek

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Por donde mirara podia toparme con colores muy brillantes, tanto que la cabeza empezaba a doler. Estaba abrumado por sentir tanto en tan poco tiempo. Escapar era lo que mi cuerpo queria. Pero el... vendria me necesitaba.

La posada comenzaba a llenarse de gente.
Humanos y Carpatianos, estaba de pie en la esquina observando la extraña escena que se desplegaba ante mis ojos.

Risas, calor, olores... gente

Era una fiesta que fue capricho de la pareja de su príncipe que involucró a todos.¿Por qué tanta gente se reunía puertas adentro y se sentía a salvo? El hambre era aguda y terrible, dando zarpazos en sus entrañas, jugando duramente con él, y el sonido de tantos corazones, de sangre fluyendo en las venas, solo aumentaba su incomodidad.

Las sombras se alzaban en mi interior; mi demonio clamaba por sangre, por alguna pequeña chispa de esperanza, una ráfaga momentánea que me llevaría de vuelta a la vida. Solo una vez.

Pero la imagen de Yuri aparecio en mi mente, temblando bajo la nieve. Aquellos ojos tan llenos de sabiduria y a su vez demostraban el miedo al verle.

Le dejaría que siguiera viviendo bajo el sol, podria sentir la lucha por vivir... siempre vivir. Por parte de Yuri. Vivia por su familia y amigos. No por el. El fallo, viviria una vida que solo fue un sueño para el y nunca recuperaría.

A su alrededor había hombres de los cárpatos que se las habían
arreglado para reclamar a una mujer o doncel... incluso los dos que tuvo como familia.

Oía sus risas, sentía emoción a través de ellos, pero no era suficiente. Demasiados siglos habían pasado. Demasiadas batallas. Demasiadas muertes.
Sentía su voluntad deslizarse por el oscuro abismo del que no podía
arrancarse a sí mismo. Había luchado con sus lobos contra los vampiros, había resultado herido y había sido curado, pero al alzarse
había sentido la oscuridad enroscada en su interior, susurrándole continuamente, en cada momento, hasta que creyó que se volvería loco... hasta que creyó que daría la bienvenida a la locura.

Los latidos se hicieron más fuertes hasta que tronaron en sus oídos.
Oía su propio corazón latir y esperó a que el rebaño que tenía
alrededor lo siguiera... y lo hicieron, lentamente, uno a uno, cogiendo el ritmo.
Anhelaba sangre caliente entrando a raudales en su sistema.
Anhelaba la sensación de la piel de su Yuri, la emoción de su fragil y pequeño cuerpo sometiéndose al suyo. Pero no podía sentir... no en realidad.

Lo habian roto, y no estuvo ahi para el. Tenia tantos traumas que ahora cree que es un milagro el que siga viviendo.

Definitivamente iba a estar fantaseando con su boca y las cosas que este le haría a su cuerpo.

Como si la vida no le pegara mas fuerte, lo capto. Aquella mente tan sutil, tan fragil, susurrandole por saber como estaba. Entro a la posada con su familia. Estaba tan hermoso como hace unas horas atras en el bosque... no esta mas bello. Sus ojos se iluminaron al ver la decoracion de la posada. Atras de el como escoltas sus padres mirandole seriamente.

Podia sentir el intento de amenza por parte de ambos. No querían mas dolor en su joven hijo.

Suyo. Todavía no podía captar la realidad de ello ni siquiera cuando
estaba de pie allí mismo, riendo con su hermana, ambos vestidos como si fueran mas puros que el manto blanco de nieve.

Se sentó y se permitió a sí mismo respirar, su cerebro trabajaba
barajando las opciones que tenía
Si lo tomaba a la fuerza, como quería hacer, se le echaría encima la mayor parte de la sociedad cárpato.

Tenía derecho a el, pero Yuri podía pedir protección y por lo que había oído, eso era justo lo que haría. Necesitaba un plan.

Y lo necesitaba rápido. Ni siquiera podía revelar a Mila y su pareja que había encontrado a su compañero.

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