—Despierta, Tony.
Steve pidió en un hilo de susurro.
Su lobo aullaba desesperado por tener a su omega inconsciente en una cama, sin poder recibir sus abrazos, sus besos y sus hermosas sonrisas. Quería que su omega despertara y que se burlara de él. Quería que despertara, quería tenerlo de regreso. Su lobo aullaba por lo mismo, se enfurecía y se exaltaba por culpa de los médicos y enfermeros wakandianos que simplemente explicaban que su omega seguía inconsciente por el cansancio y por el estrés que estuvo expuesto. Lo que a Rogers le enfurecía más porque los tomaba por inútiles e incompetentes. Su omega era fuerte y llevar tantos días inconscientes era imposible. Por ello, no les dejaba ingresar a la habitación de su omega, a nadie. Ni siquiera a su propia manada.
No confiaba en nadie.
No podría.Pues, por confiar, ahora tenía a su omega inconsciente en una cama.
Rogers suspiró pesadamente, besó la mano de su omega y la puso en su pecho. Lo quería de regreso, lo quería en su vida para volver a ser el mismo, para seguir siendo ese hombre bueno que Tony amaba. Lo necesitaba, lo necesitaba para no caer en ese abismo que probó y que extrañamente le gustó. Y no, no deseaba perderse. No quería perderse y dejar ser ese hombre que su omega amaba, al que le confiaba su vida.
—Por favor... Despierta. —La voz de Steve amenazaba con quebrarse. No soportaba ver a su omega tan tranquilo, no cuando amaba verlo tan activo. —. Te... necesito.
Las lágrimas de Rogers corrían por sus mejillas y una de ellas cayó en la mano de su omega, de su Tony.
—Llevas mi reactor. —Tony habló bajo. E inmediatamente Steve levantó su rostro y sonrió, haciendo que sus lágrimas salieran más. Su omega había despertado. —. No dejaste que me quitaran tu collar, ¿verdad?
Steve negó. Y Tony llevó una mano a su pecho, notando que aún conservaba el collar de su alfa. —Tal vez, deba disculparme con un par de doctores por la golpiza que les di.
Tony rio.
A lo que Steve sintió su vida regresar; su omega había vuelto. Así que, Steve se levantó, tomó el rostro y empezó a llenarlo de besos; besos que hicieron reír más a su omega, aferrarse a él.
—Eres el amor de mi vida, Tony.
—Y tú el mío, Steve. —Tony besó lentamente a Steve para después abrazarlo con fuerza. Podía sentir a su alfa, la preocupación y la angustia que le hizo pasar.
Lo podía sentir.
Por lo que , Tony se hizo a un lado de la camilla y palmeó el espacio que había dejado a su derecha. —Ven; échate a mi lado. Lo necesitas.
—Lo que necesito es a ti. —Tony asintió y estiró uno de sus manos, invitando a Steve a echarse con él. Lo que Steve no tardó en hacer, se recostó con cuidado al lado de su omega y lo abrazó por la cintura. —. Siempre te necesitaré.
—Y siempre me tendrás.
Tony escondió su rostro en el pecho de Steve; sintiendo el corazón y la respiración de su alfa. Estaba más calmado, más en paz. Lo que Tony agradecía porque él también lo estaba. Días de angustia iban siendo recompensados con su calor, con la seguridad de tener a su alfa a su lado.
Mientras que, Steve podía sentir a su lobo apagar su furia y desesperación por felicidad, por tranquilidad y calma. Esa que siempre encontraba con su omega, con su calor. Lo tenía de regreso, lo tenía a su lado. No lo iba a perder más, no dejaría que nadie más atentara contra él, contra su manada. Rogers ya no volvería a ser el mismo ingenuo, no volvería arriesgar a su Tony, a su omega.
Era su vida.
Depositando un beso en los cabellos de Tony, Steve apegó más a su omega a él. Sintió su aroma a vainilla, su calor y suspiró profundamente. Su omega estaba a salvo y el precio por tenerlo cobraba insignificancia más y más. —Asesiné a Pierce y destruí Shield.
— ¿Debo preocuparme?
—Solo los que quieren hacerte daño y a nuestra manada.
Tony sonrió, alzó su rostro y encontró la mirada de su alfa. Era una determinada, una decidida. —Del uno al diez, ¿qué tan mal te pusiste sin mí, Rogers?
—Once. —Steve respondió sincero. Y Tony lo besó lentamente.
— ¿Qué tal ahora?
—Nueve. —Tony lo volvió a besar. —Tal vez, un siete.
Tony rio y nuevamente besó a Steve. Llenó su rostro con besos y caricias. — ¿Y ahora?
—Un cinco.
Ambos rieron y siguieron.
Tony continuó besando a su Steve, a su alfa.Mientras que, Barnes los veía desde la pequeña ventana de la puerta. James había permanecido atento a su amigo, a que volvería a ser él mismo. Pero, no había esperanza de que fuera así, no sin Tony. Así que, agradecía de que Tony despertara, de que volviera hacer sonreír a su amigo y que lo haya regresado.
Fue por ello que cuando Natasha llegó, la detuvo. —Ya habrá momento para nosotros.
—Pero, todos queremos ver a Tony, saber que se encuentra bien. Sobre todo, Pepper.
—Lo sé. Pero, ambos necesitan estar solos; Steve lo necesita.
Natasha suspiró y miró por la ventana. Bucky tenía razón: Steve necesitaba estar con Tony, dejar de sentirse a la defensiva por la calma, por la seguridad que solo Tony le ofrecía.
— ¿Lo recuperamos?
—Tony lo recuperó.
Natasha asintió complacido y dejó de verlos. Ya no tenía miedo de Steve, ni de lo que podría hacer. Confiaba en él, en el hombre que era y en la persona que lo motivaba a ser. — ¿Nos vamos? Tenemos a una manada que calmar.
—Yo diría que tenemos a un país entero que calmar.
Natasha y Bucky rieron.
Y se fueron, dejando finalmente a Steve y Tony a solas.Lo que sus líderes necesitaban.
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EL OMEGA DE STEVE ROGERS
Fanfiction[•] Pareja: Stony. [•] Advertencia: Omegaverse. / Historia corta. [•] Recordatorio: Los personajes no me pertenecen. Tampoco, la imagen usada para la portada. Sinopsis: Steve Rogers irá por su omega, por la única persona por la que rompería sus pr...