Ya necesitarte se ha vuelto costumbre. Una cotidianidad placentera; como mismo ver tus ojos abrirse al despertar, poner la cara en la curva de tu cuello e inhalar tu olor, dentro del primer abrazo del día que, aunque debería, nunca dura para siempre.
XV
Ya necesitarte se ha vuelto costumbre. Una cotidianidad placentera; como mismo ver tus ojos abrirse al despertar, poner la cara en la curva de tu cuello e inhalar tu olor, dentro del primer abrazo del día que, aunque debería, nunca dura para siempre.