XLVII

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Dormitar a orillas del abismo
tiene cierto tono poético,
se dice tan sencillo
y se vive con esfuerzo.

Todo se ve desde aquí arriba,
las lágrimas, los horrores,
los recuerdos que no se quieren,
los vacíos insondables.

En el abismo cohabitan
esos demonios que te observan
hambrientos de ti y tus frágiles
ansias de correr y no poder.

Es su oscuridad impoluta
una sonata romántica,
un canto desmedido de traición
y penas desoídas.

Esos errores que no dijiste,
esas mentiras que no admites,
esas derrotas imborrables,
esas cicatrices abiertas.

Ahí está todo lo que no quieres
pero no dejas morir,
ahí, en el abismo de tu alma,
esperando que sucumbas.

Y en esa orilla vivo yo,
aterrada de mí misma,
como mismo todos,
aguardando mi momento de saltar.

Nicotina, Café y Letras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora