2.- LA PARTIDA

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Después del Concilio, mientras se ultimaban detalles antes de la partida de la Comunidad del Anillo, y se aseguraban los caminos, pasaron cerca de dos meses.

Concluía diciembre cuando los exploradores comenzaron a volver. Idril había ido con los hijos de Elrond, Elladan y Elrohir, marchando a la vera del Cauce de Plata, llegando a un extraño país. Fueron los últimos en llegar. La conclusión fue que no había rastro del enemigo en ningún lugar.

Poco antes de la salida, Idril se encontraba en su cuarto preparando su equipo para salir ese mismo día cuando llamaron a la puerta

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Poco antes de la salida, Idril se encontraba en su cuarto preparando su equipo para salir ese mismo día cuando llamaron a la puerta. "¿Se puede?" dijo Arwen.

"Claro, entra, ¿qué pasa?"

"Nada, sólo quería despedirme bien, ya sabes... ¿Estás nerviosa?" preguntó Arwen entrando y apoyándose en el marco de la ventana.

"Un poco la verdad..." Respondió Idril sentándose en la cama. "Es que pensaba que nunca llegaría éste momento. No quería que llegara."

"Idril tarde o temprano tendría que llegar, no puedes esconderte para siempre, tienes que reclamar tu lugar." Dijo Arwen sentándose en la cama para darle apoyo. "Por lo menos vas con ese elfo, Légolas, es guapo." Dijo con una sonrisilla.

Idril se rió "Sabes que no busco nada, Arwen, estoy bien sola."

"¿Estás bien sola o es que a quién tú quieres no es correspondido?" Preguntó Arwen agarrandole la mano a Idril.

"Ya lo sabes... Elrohir... Él no sabe lo que quiere." Dijo Idril mirando hacia abajo.

"Idril," Dijo Arwen sosteniendo su barbilla, levantando su cabeza para mirarla a los ojos. "Vive tu vida, ve con la Comunidad, quizás encuentres a alguien, seguro. Tienes que dejar de perseguir un imposible."

"Lo sé, Arwen, me vendrá bien salir de aquí." Respondió con algo más de confianza.

"¿Me prometes que os váis a cuidar Aragorn y tú?"

"Manthanyë, selerinya (Lo prometo, hermana)".

Y se fundieron en un abrazo. Antes de que pudieran soltarse llamaron a la puerta. "Señorita Idril, Lord Elrond la espera en la biblioteca."

Idril miró a Arwen con una ligera sonrisa antes de ponerse en pie. "Ya voy, gracias." Y salió por la puerta detrás del elfo.

La biblioteca era uno de sus sitios favoritos, lleno de manuscritos e historia. Pero nunca entraba, no se atrevía a cruzar la puerta, pues en el fondo de la sala se veía perfectamente, en una vitrina delicadamente adornada. Aeglos, la lanza de su padre, hecha de plata, oro y Mithril, la lanza con la que luchó contra Sauron en la Batalla de la Última Alianza. Y la lanza con la que murió en esa misma Batalla. Cuando Idril era una niña siempre soñaba con el día en el que su padre se la heredara y llevarla consigo a todos lados; como hacía él. Pero ahora no podía ni mirarla, solo le traía malos recuerdos, recuerdos de lo que pudo ser y no fue.

AEGLOS - UN FANFIC DE LEGOLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora