Idril Gilthoniel, única hija de Gil-Galad, emprenderá su viaje para convertirse en Reina de los Noldor, ¿lo conseguirá o seguirá temiendo a su destino por los fantasmas del pasado?
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•ESTA HISTORIA ESTÁ BASADA EN...
El primer Uruk-hai que puso un pie en el muro fue atravesado por la espada de Idril. Gimli esperaba impaciente a que algún orco se le cruzara y Legolas desenvainó sus espadas cortas, haciendo movimientos letales a la par que gráciles con ellas.
Idril apretó los dientes mientras mutilaba a los orcos a su alrededor, apuñalándose unos a otros mientras los atravesaba. Saltó contra el muro para darse impulso y lanzar una patada a uno en la cara antes de girarse y cortarle el cuello a otro, formando una fuente de sangre negra desde el agujero que había surgido donde antes estaba su cuello.
"¡Legolas! ¡Llevo dos!" Gritó Gimli emocionado
"¡Yo llevo diecisiete!" Gritó Legolas de vuelta, con una mirada de suficiencia en su rostro antes de regresar a su pelea.
"¡Ah! ¡A mí no me gana ningún orejas picudas!" Gimli gritó y golpeó al siguiente orco que se asomaba por las escalas.
Idril, enfocada en su propia lucha, se acercó a una de las escaleras. Cuando finalmente la alcanzó, mató al Uruk que trepaba y rápidamente cortó las cuerdas, empujándola con fuerza fuera de la pared. Uno intentó agarrarla por detrás, pero ella le pisoteó el pie y le dio un codazo en la cara, derribándolo. Se volvió, lo atravesó con Ringil y siguió avanzando. "Veintitrés, más los siete de la escalera subimos a treinta." Seguía contando en voz baja.
Tomando una de sus flechas de su carcaj, la clavó en el hueco de uno de los cascos del uruk, acertando de blanco en uno de sus ojos, deleitándose con el sonido de sus gritos. También podía escuchar el sonido de Gimli gritando su conteo en voz alta.
Los orcos se derramaron sobre las paredes en menos de un minuto. Durante la batalla, Idril se iba distanciando más de los demás. Un orco la empujó de espaldas contra el parapeto, pero ella le dio una patada en el estómago y con un movimiento lo tiró por la pared. De repente, otro orco la atacó y se vio obligada a saltar por las escaleras al suelo. Empezó a pelear en el foso interior mientras más orcos llegaban a la fortaleza. Bajo sus pies fluía un pequeño arroyo que se perdía en un agujero enrejado del muro bajo. De repente un estruendo ensordeció todo el barullo que traía la batalla, acompañado de un destello de llamas y humo. Las aguas del arroyo brotaron silbando y espumeando. Se abrió un agujero en la pared. Los bloques de piedra volaron por los aires. Idril fue arrojada al suelo por la onda expansiva de la explosión.
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Yacía en el suelo, retorciéndose de angustia, sin escuchar absolutamente nada. Un pitido agudo silbaba incesantemente en sus oidos. Sintió una mano en su brazo que la obligaba a ponerse de pie. Mientras recuperaba la razón lentamente escuchó la voz preocupada de Aragorn.
"Idril, ¿estás bien?" Dijo apretando sus dedos fuertemente en las mejillas de la joven con preocupación hasta que la mirada de la elfa se estabilizó.
"Sí... Sí, sí, estoy bien." Dijo Idril volviendo en sí.
Sin esperar un segundo una hueste de Uruk-hai entró por el enorme agujero que se había abierto en el muro. Aragorn había reunido a un grupo de rohirrim. Idril tomó su espada y la daga que escondía en su bota, dispuesta a ir a por todo, y se paró junto a él. Aragorn levantó su espada. "¡Cargad!" gritó y comenzaron a correr hacia los orcos que intentaban colarse en la fortaleza por el agujero.
