Capítulo 10

627 102 207
                                    

POV Minnie

Cinco días después...

Las esencias de vainilla y lavanda siendo vertidas en mi cuerpo me provocaron una sensación de náuseas. Mantuve mis ojos en el suelo mientras Minjae aplicaba con rudeza el perfume, con sus dedos clavándose en mi piel. Podía sentir su intensa y aburrida mirada en mi cabeza gacha, pero me mantuve en calma. No dejaría que un chico de su edad me intimidara.

Otra hermana, cuyo nombre no sabía, peinó las delanteras de mi cabello, luego las retiró de mi rostro. Mi rostro y cuerpo se encontraban quietos y estoicos, pero mi corazón estaba acelerado como las patas de un pato nadando frenéticamente bajo el agua.

Era miedo, puro y simple miedo.

Hoy era el día de mi boda con el profeta Minho. A pesar de los muchos días esperando este momento, no podía creer que realmente hubiera llegado. No podía creer que después de todo lo que ya había pasado a manos de esta fe, estuviera en esta comuna, poniéndome en esta posición por propia voluntad.

Pero tenía que hacerse. Por el bien de todos nosotros.

Inhalé profundamente por mi nariz, exhalando lentamente por la boca para contener las lágrimas que amenazaban con caer. Mis ojos se cerraron por propia voluntad y no pude evitar imaginar cómo sería esta boda.

Gente. Mucha gente que no sabía nada sobre mi existencia me vería hoy casarme con el profeta. Un hombre con el que sólo me había encontrado una vez... un hombre que me había dicho que no me vería de nuevo hasta nuestra boda porque lo tentaba demasiado. Lo verían tomarme en la cama ceremonial. Me observarían a través de la cortina de gasa, siendo tomado contra mi voluntad por el profeta.

Y no harían nada al respecto. Rezarían al Señor por su existencia.

El asco se arremolinó dentro de mí cuando imaginé el rostro del profeta, pero ese asco se convirtió en calidez cuando de inmediato pensé en Lee Know. Nunca pensé en Lee Know como el profeta Minho. El profeta Minho era un hombre cruel que ejercía su poder sobre gente inocente, convenciéndolos de doblegarse a su voluntad. Lee Know tenía un alma amable y gentil, pero torturada. Luché contra la sonrisa en mis labios mientras permitía que mi mente volviera a los pasados cinco días. Cuando me había despertado la mañana después de que Lee Know me hubiese revelado su verdadera identidad, estaba en sus brazos. Yo, Minnie, estaba acurrucado en su pecho como un amante satisfecho, con sus fuertes brazos manteniéndome a su lado como si estuviera aterrorizado de que me fuera.

Ningún hombre me había tratado de la manera que él hizo, mirando fijamente mis ojos cuando levanté la cabeza para mirar los suyos. Su mano lentamente acariciaba el costado de mi rostro, sólo deteniéndose para dejar que las puntas de sus dedos se deslizaran por mis labios hinchados por los besos. Cada toque suyo era una oración respondida, la oración infantil que me había negado a dejar decaer jamás... que sería querido por alguien... amado por mí y sólo por mí. El deseo por el que todos los hermanos maldecidos ruegan a Dios, pero uno que nunca es respondido.

Había contenido mi respiración, viendo el evidente afecto que sentía por mí en sus oscuros ojos... pero viendo también la lucha interna que estaba batallando. Mi sonrisa cayó. Si había un hombre alguna vez que representara físicamente un alma rota, era Lee Know. Era las dos partes de una misma moneda, un hombre ubicado a ambos lados de una barrera sólo conocida por su corazón. Cualquier mención de su hermano causaba que un dolor visible apareciera en su rostro. Cualquier mención de los pecados que decía haber cometido como profeta, lo golpeaba tan duro como cualquier golpe físico. Si su mano resultaba estar en la mía, siempre apretaría un poco más. No tenía ni idea de que había hecho para odiarse tan desesperadamente. No podía creer que este hombre fuera capaz de hacer nada malo o inapropiado. Su corazón era puro.

El Hades de Lee Minho (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora