Capítulo 14

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POV Seungmin

Me tumbé en la cama e intenté cerrar los ojos. Las horas pasaron. Intenté dormir, pero no sucedió. Todo en lo que podía pensar era Lee Know. Necesitaba hablar con él. Necesitaba escuchar todo esto de él.

La puerta de la habitación sonó al abrirse. A la luz de la luna, vi a Jisung entrar. Me senté mientras caminaba silenciosamente hacia mi cama. Sin hablar, me entregó una llave. Fruncí el ceño mientras la tomaba de su mano.

Comprobando que no había nadie detrás de él, Jisung susurró:

ㅡSal por la puerta, camina recto entre los árboles, luego gira a la derecha. Está en el viejo granero.

—Jisung —dije casi en un susurro.

Inclinándose hacia delante, Jisung me dio un beso en la frente y me ayudó a salir de la cama. Me prestó ropa limpia, me quité la túnica blanca de boda y me vestí. Me puse unas sandalias en los pies que había estado vistiendo cuando me casé con Lee Know. Lo seguí escaleras abajo y fuera de la casa.

Girándome, me encontré con la mirada de Jisung y pronuncié:

—Gracias.

Jisung sonrió y cerró la puerta. Pasé la mirada por la oscuridad que me rodeaba. Tragué la inquietud que sentía al estar en este extraño lugar desconocido y me apresuré a seguir las indicaciones que Jisung me había dado, sujetando apretadamente la llave que tenía en las manos.

Tenía que llegar a él.

Mis pasos apresurados estuvieron acompañados por el sonido de aves nocturnas chillando y grillos ocultos rechinando. Respiraba rápido y con dificultad mientras atravesaba la densa capa de hojas. Giré a la derecha y me quedé quieto cuando vi un viejo granero de madera. Una ligera luz salía entre las rendijas de la madrea y sabía que justo detrás de la puerta estaba Lee Know.

Me deslicé hacia delante. Abrí la puerta con la llave que Jisung me había dado, entré y me encerré dentro.

Luego, giré alrededor... y la escena que me encontré arrasó con todo lo que quedaba de mi destrozado corazón. Lee Know estaba en el centro de la habitación, sucio y fijado por unos grilletes oxidados, unas largas cadenas salían de las esposas de sus muñecas. Estaba tumbado en el suelo sucio, su cuerpo irradiaba derrota pura... y sentí que mi alma lloraba con compasión.

Una vez más era prisionero. Me di cuenta de que no importaba dónde fuese Lee Know, aquí o en la comuna, siempre estaba solo. Siempre estaría solo.

Era un paria eterno. Nunca perteneciendo a ningún mundo en el que había estado.

Forzándome a mover los pies, me dirigí silenciosamente al centro del granero. Una única bombilla iluminaba al hombre al que había dado todo de mí. Y no importó lo que hubiese estado oyendo desde que llegué a este extraño lugar, simplemente no podía creer que fuese malvado. Incluso, aunque todas las evidencias lo señalaban, no podía evitar que mi cabeza y mi corazón estuviesen de acuerdo.

Debió de notar mi presencia, porque mientras lo miraba, intentando hacer mi mejor esfuerzo de reunir el coraje para hablar, abrió los ojos y me miró directamente. En el momento en que sus cansados ojos rojos me encontraron, una expresión de agonía se asentó en su hermoso rostro. Entonces los apartó de mí. Supe que era por vergüenza.

El Hades de Lee Minho (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora