Capítulo 11

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POV Lee Know

Una potente mezcla de partes iguales de adrenalina y temor se agitaba dentro de mí mientras me alejaba de la comuna. Tenía un destino en mente, un lugar a donde tenía que llevar a Minnie sin problemas. Era la única opción. Sólo rezaba a quién demonios nos estuviera vigilando ahora que lo pudiera llevar allí.

Él necesitaba estar allí. Después de todo lo que había pasado... Joder. Mi cabeza daba vueltas. Acababa de casarme con él... Acababa de estar con él. Mi piel quemaba. Era la mejor sensación del mundo. Pero al mismo tiempo, sentía como que le había mentido. Se había entregado a alguien por primera vez en su vida... y yo era un jodido fraude.

Era peor que Sungkyu a mis ojos.

Podía sentir la mirada de Minnie sobre mí mientras me removía incómodo en mi asiento. Sus pequeños dedos se envolvían alrededor de los míos sólo un poco más fuerte cada vez que sentía que estaba jodidamente cayéndome a pedazos. Pero no me desmoronaría del todo. Tenía que mantener mi mierda junta y seguir con esto. El hermano Changmin, la hermana Yubin, Yongguk y Jongup confiaban en mí.

Más de una hora pasó en silencio. Las afueras del recinto empezaron a verse. Me permití echar un vistazo a Minnie. Su espalda estaba recta y sus ojos eran grandes mientras miraba el mundo exterior pasar velozmente a nuestro lado. Su mano tenía un agarre de acero sobre la mía mientras trataba de verlo todo.

Recuerdo cómo se sentía eso. Tenía dieciocho cuando me llevaron afuera por primera vez, cuando estaba preparándome para ir de incógnito con los Hangmen. Recuerdo estar tan conmocionado por el mundo exterior que quería correr de vuelta y esconderme en La Pastura. Pero poco a poco me acostumbre a las luces y el bullicio de la ciudad... de los estúpidos pecadores, que era lo que pensaba de ellos en ese entonces.

De hecho, la única razón por la que me adapte al mundo exterior tan bien, fue porque sabía que todo estaba jodido. Era un santo entre pecadores, y creí en eso con un cien por cien de convicción. Mientras miraba por la ventana, también sentía como si estuviera mirando el mundo con nuevos ojos. Esta vez yo era el jodido desastre. Esta vez era el hombre diabólico que había promovido una fe en la pedofilia y las violaciones.

Nunca me había sentido tan disgustado conmigo mismo.

Tan disgustado con todo lo que había hecho en nombre de un Dios que estaba bastante seguro de que me había echado de su bendición. Cuanto más pensaba en ello, más seguro estaba de que algo más me sostenía en sus manos. Prácticamente podía sentir el fuego del infierno lamiendo las plantas de mis pies.

ㅡEs tan brillante que apenas puedo verlo todo —dijo Minnie impresionado— El hermano Changmin me había explicado esto muchas veces, me había contado acerca del mundo exterior, pero escucharlo y verlo son cosas muy diferentes. —Mi estómago cayó. A su edad, no debería estar viendo esto por primera vez. Miré su cara y pensé en todo lo que el hermano Changmin me había contado la noche en que descubrí quienes eran.

Al principio no podía creerlo. Mi mente no me dejaría creerlo. Pero sabía que era verdad. Podía verlo ahora mientras lo miraba de cerca. Era tan hermoso, la cosa más hermosa que había visto jamás.

Tenía sentido.

Liberando la mano de Minnie, alcancé la guantera. Como Yongguk había prometido, había dinero, lo suficiente para hacer lo que necesitábamos y más por si necesitábamos escapar. Los desertores de China habían pensado en todo. Habían venido a New Zion preparados y dispuestos a tener éxito.

Minnie me miró en silencio. Escaneando el área, reconocí dónde estábamos. No demasiado lejos de nuestro destino. Conduje durante unos cinco kilómetros más, giré a la derecha y respiré profundamente cuando vi la farmacia delante. Me estacioné y apagué el motor. Los ojos de Minnie todavía estaban sobre mí. Vi la confusión y el miedo en su expresión. Tomando su mano, lo acerqué. —Tengo que tomar algo de aquí, ¿bien?

El Hades de Lee Minho (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora