Conociendo a los padres

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Dos jóvenes caminaban sobre las calles de Brooklyn, ambos notoriamente nerviosos. El más bajito, un joven rubio con ojos azules, traía consigo un ramo de rosas rojas y una pequeña caja de chocolates. Su acompañante, un joven de cabello castaño y ojos del mismo color trataba de calmarlo con sus palabras, aunque estaba tan nervioso como él. 

— ¿Qué pasa si no le agrado? ¿Crees que ya no pueda ir a tu casa? 

— Lo dices como si fuera la primera vez que te ve — el castaño de dio un par de palmadas en la espalda en intento de tranquilizarlo — Mi mamá te adora, no hay manera de que cambie eso 

— Si, pero eso era porque creía que eramos amigos. Es la primera vez que me vas a presentar como...ya sabes. ¿Estás seguro que está bien con esto?

— Ya te dije que si. No saltó de felicidad cuando se lo dije, pero lo aceptó. 

— ¿Y si sólo te lo dijo para no pelear? ¿Y si en verdad no lo acepta y cuando me vea se enoja? ¿Y si...?

— ¿Y si esperamos a que ella nos diga? — lo interrumpió — Todo va a estar bien, ya verás 

Se lo decía tanto a su compañero como a él mismo. A pesar de que Winnifred Barnes era una mujer comprensiva y amorosa, y de que a primera vista había tomado relativamente bien el hecho de que su hijo estuviera enamorado de un chico, Bucky aún tenía sus reservas sobre lo que pasaría. Su madre le tenía gran aprecio y cariño a Steve, lo que tal vez facilitaría las cosas. Claro que, cuando le mencionó que estaba saliendo con un chico y ella le pidió que lo llevara a la casa, nunca le dijo que se trataba del rubio bajito. 

Cuando llegaron a la residencia Barnes, el lugar estaba aparentemente en silencio. Una melodía muy baja sonaba desde la cocina. 

— ¿Mamá? ¿Estás en casa? — gritó el castaño desde la entrada — Traje compañía 

— Un momento cariño, ya voy — se escuchó una voz femenina seguido del sonido de platos chocando entre ellos — pónganse cómodos, salgo en un segundo 

Los dos chicos se sentaron en el sillón de la sala, con sus rodillas pegadas una a la otra. Steve comenzó a mover su pierna con nerviosismo, volteando de un lado al otro inspeccionando cada detalle de la casa como si fuera la primera vez que estuviera ahí. Bucky puso su mano en su rodilla y le regaló una pequeña sonrisa para tranquilizarlo. Segundos después, Winnifred salió de la cocina cargando una bandeja con una jarra de limonada, un par de vasos y un plato lleno de galletas. 

— Espero que tengan hambre, preparé unas galletas y tengo la cena en... — colocó la bandeja en la mesa de centro y se detuvo al darse cuenta de quien estaba al lado de su hijo — Oh, hola Steve. Creí que James iba a traer a alguien más. 

— Buenas tardes señora Barnes, esto es para usted

El joven le entregó las flores y los chocolates, la mujers estaba visiblemente sorprendida. 

— Gracias cariño, ¿Pero por qué tanta formalidad? Llámame Winnifred como siempre

— Creo que en esta ocasión es mejor mantener las cosas formales señora 

Winnifred puso sus regalos junto a la comida y se sentó en la silla frente a los dos. Vio con curiosidad a Rogers y luego dirigió su mirada a su hijo, pidiendo una explicación. 

— James, ¿que es lo que pasa?

— Amm...¿Recuerdas que te dije que estaba saliendo con alguien?

— Si, y te pedí que lo trajeras para... — los ojos de la mujer se agrandaron al comprender la situación — Ya veo. Bueno, debo decir que esto es un poco inesperado. James, cariño, ¿podrías revisar la comida que está en el horno?

— Pero...

— Por favor 

— Está bien — se paró a regañadientes y miró a su compañero — Vuelvo en unos minutos 

Steve y Winnifred se quedaron solos. A pesar de que la mujer no se veía molesta o incómoda, el silencio en la habitación resultaba extraño. El rubio no sabía si debía decir algo o esperar a que ella hablara. 

— Steve, ¿hace cuanto tiempo conoces a James 

— Eh, muchos años señora

— Correcto. Podríamos decir que eres la persona que mejor lo conoce en el mundo, ¿no es así?

— Bueno, creo que si. Es mi mejor amigo, me cuenta todo 

— Entonces debes saber que ha tenido muchas, digamos, "novias". Y que nunca ha traído a ninguna a la casa 

— Si 

— Muy bien. Aclarado eso, solo tengo algo que decir — se paró de su asiento y se hincó frente a Steve, poniendo sus manos sobre sus rodillas y viéndolo a los ojos con una sonrisa maternal — Para mí es muy claro que está enamorado de ti, y que esto no es pasajero. Sólo quiero que lo hagas feliz y que él te haga feliz a ti, ¿De acuerdo? El mundo allá afuera no será fácil, pero aquí siempre podrán ser ustedes mismos. Y si ese testarudo de mi hijo hace algo para lastimarte, dime y lo pondré en cintura. 

Steve no pudo hacer otra cosa mas que abazar a la mujer, conteniendo las lágrimas que querían salir de sus ojos. 

— Gracias Winnifred, significan mucho tus palabras 

— Gracias a ti. No podría elegir mejor pareja para mi hijo — se separó del rubio y le revolvió el cabello como lo hacía desde niño — Vamos a cenar, James debe estar preocupado 

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El fuerte viento de la tarde soplaba sin parar, los árboles se mecían incontrolablemente y las hojas secas del suelo viajaban de tumba en tumba. Dos hombres estaban parados frente a una vieja lápida gris, uno de ellos llevaba un pequeño ramo de rosas rojas. el otro se acercó y sacudió el polvo que estaba sobre el epitafio, pasando sus dedos un par de veces por las letras grabadas. 

Winnifred Barnes, 
amada esposa y madre


Steve colocó las flores frente a la lápida, deteniéndolas con una piedra para que no se las llevara el viento. 

— Creo que he cumplido mi promesa Winnifred. Tu hijo me hace muy feliz, y creo que yo también a él. 

— Ojalá estuvieras aquí para vernos mamá, estpy seguro que te encantaría ver a Steve en su traje de héroe — Bucky se acercó a su pareja y recargó su cabeza en su hombro — Vamos a seguir siendo felices, lo prometemos. 

Oneshots Stucky | FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora