Cafetería

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Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Cinco personas delante de él. Perfecto. Esla primera vez que hace esto y no querría ser el primero. Las manos le sudan un poco, sus pies estáticos en el suelo esperando a que tenga que avanzar y en su mente repite una y otra vez lo que debe hacer. 

Cuatro personas delante de él. Hay una joven tecleando en una computadora al lado de él. Tiene puestos un par de audífonos, y si pone la suficiente atención, puede escucharla tarareando una canción. La ha escuchado antes pero no sabe donde, tal vez Wanda la ha puesto en la torre, o quizá fue Sam. 

Tres personas delante de él. Ya no escucha cantar a la joven, en su lugar ahora hay una pareja discutiendo algo. 

— Ya te dije que no tenemos presupuesto para esas flores 

— Y yo te dije que mi mamá las va a comprar, va a ser su regalo 

— Amor, no necesitamos cubrir la iglesia de flores

— ¡Sí lo necesitamos! 

Decide tratar de ignorarlos, escuchar los problemas premaritales de los demás no es algo que le guste. En su lugar, inspecciona lo que alcanza a ver del menú como si fuera lo más interesante del mundo. Sabe con anticipación lo que va a pedir, pero no está de más explorar las opciones. 

Dos personas delante de él. Unos minutos más y la pesadilla habrá terminado. Las manos le sudan un poco más, las seca con su pantalón y recorre el lugar con la mirada. La joven de antes está guardando sus audífonos mientras saluda a un hombre que acaba de acercarse a su mesa. La pareja sigue discutiendo, o al menos eso parece. Una vez más repasa mentalmente lo que debe decir cuando llegue su turno. 

Una persona delante de él. Está lo suficientemente cerca de la barra para ver a una joven de no más de 18 años preparar los pedidos mientras su compañero atiende a la mujer frente a él. La barista mezcla lo que parecen ser jarabes de varios colores en un vaso, para luego licuarlos con demasiado hielo. Nunca entenderá cual es el punto de ir a una cafetería y no pedir café 

— ¿Desea algo más? — pregunta el joven mientras anota algo en un vaso de plástico 

— Solo eso — contesta la mujer. 

Llegó su turno. Suelta un poco de aire y avanza hasta quedar frente a la caja registradora. En ese momento, siente que alguien lo está observando. No tiene que girar para saber quien es. Seguro quiere ver como fracasa, pero no lo va a lograr. Se repite por milésima vez lo que debe decir: dos cafés frapuccinos alto. 

— ¡Hola, bienvenido! ¿Qué vas a llevar? 

— Eh...dos cafés frapuccinos altos...por favor 

Listo. Está hecho. No fue tan difícil. 

— ¿Qué tipo de leche? 

— ¿Hay más de un tipo?

— Si, tenemos regular, light, deslactosada, de almendras, deslactosada light, baja en...

— Regular. Por favor 

— ¿Con crema batida extra?

— Eh...¿Si?

— ¿Chispas de chocolate?

— No...si...erm...uno si y otro no 

— ¿Algo más?

— No

— ¿Cuál es tu nombre?

— James 

— Perfecto, en unos momentos está tu pedido

Paga los cafés y suelta un suspiro. Pedir comida es más complicado de lo que recordaba. Todavía siente que lo observan. Gira un poco a al derecha y se dirige a una mesa en particular. El mismísimo Steve Rogers está sentado cerca de la barra, lo suficientemente cerca para haberlo escuchado todo y observándolo con una mirada divertida en la cara. Bucky se sienta frente a él y el rubio suelta una carcajada. 

— ¿Qué te parece tan gracioso Rogers?

— ¿A mí? Ah, nada. Solo me parece un poco tierno que tu, James Buchanan Barnes, veterano de guerra, mejor conocido como el Soldado del invierno, se ponga nervioso por pedir un par de cafés — vuelve a reír y su compañero lo mira con ganas de golpearlo.

— Son demasiadas opciones y demasiadas preguntas. En mis tiempos solo pedías una taza de café y ya. ¿Y que demonios es un frapuccino?

— No estoy seguro. — Rogers se encoge de hombros y Bucky lo mira curioso — Le pregunté a Wanda que deberíamos pedir y me dijo eso. 

— Espero que valga la pena 

— Para mi toda esa escena valió mucho la pena. Deberíamos venir más seguido. 

El barista llama a James y él rápidamente va por la orden. Regresa con dos vasos de plástico transparente, pone uno frente al Cap, el que tiene chispas de chocolate, y vuelve a tomar asiento antes de probar su café 

— No está mal — dice finalmente 

— No. Fue una buena recomendación. Me gusta — Steve inspecciona su vaso meticulosamente — Aunque me gusta mas verte nervioso pidiendo comida 

— No lo vas a dejar de mencionar, ¿Verdad?

— Déjame disfrutar esto Buck. Pocas veces muestras tu lado tierno fuera de la casa y es el lado que más me gusta

Barnes rueda los ojos y le da un gran trago a su café 

— Yo elijo a donde ir a nuestra próxima cita

— Me parece justo

Steve le dedica una gran sonrisa y él no puede hacer otra cosa más que acercarse y darle un pequeño beso en la mejilla.

— ¿Por qué no terminamos estas...cosas y regresamos a la torre? — Le dice cerca del oído. Regresa a su asiento, y por la expresión en la cara de su compañero, obtuvo el efecto que deseaba

— Retiro lo dicho, tu lado de playboy es el que más me gusta 

Unos segundo después salen del local tomados de las manos, sonriéndose el uno al otro y con dirección a su casa para terminar su cita. Si le prometieran terminar así siempre, Bucky estaría dispuesto a pedir un café las veces que fueran necesarias. 

Oneshots Stucky | FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora