-No es bueno que estés cerca en este momento-Shuu se colocó frente a (...).
-Deberías de regresar a tu habitación-sugirió Reiji
-Déjenla-rió la que parecía ser Yui, quien mantenía los ojos cerrados-Después de todo en algún momento será útil-
-¿Acaso no recuerdas nuestros términos?-Subaru miró fríamente a quien hablaba.
-Sólo bromeo-sonrió de medio lado y abrió los ojos, no podía ser Yui, pues sus ojos se habían tornado verdes-Ahora si me perdonan-se aferró al brazo de Ritcher-Es momento de que me vaya-desapareció junto a él.
(...) se molestó después de solicitar en muchas ocasiones una explicación, pues nadie le quería decir que fue lo que pasó. Por esto se fue a caminar por el bosque cercano para pensar un poco.
-¿Raito?-preguntó al ver su sombrero sobre el suelo en medio de la nada. No obtuvo respuesta, tomó el sombrero y se lo colocó, luego continuó buscándole-Es de mala educación no responder-lo vió a lo lejos y se acercó.
Raito estaba sentado a los pies de un árbol, así que ella se agacho para quedar a su altura.
-¿Por qué esa mirada triste?-se quitó el sombrero y se lo puso a su dueño.
-Ella ha vuelto-respondió Raito sin mover la mirada del piso-Cordelia está aquí de nuevo-
Eso era lo que pasaba, de lo que no le querían hablar. (...) conocía muy bien la historia de los trillizos con Cordelia pues Kanato le había contado de las atrocidades de su madre en varias ocasiones.
-Raito... no se que decir... ella se fue con Ritcher, creo que no te molestará más-sonrió melanólicamente.
-Es injusto-dijo él-Alguien como ella no merece nada más que la muerte-
Pasaron un largo rato hablando, Raito estaba bastante afectado, (...) se preocupaba bastante por eso. A la final logró animarlo y regresó junto a él a la mansión.
-Debemos acabar con ella de nuevo, ayudarla a volver a sentirse cálida gracias al fuego-Kanato hablaba con Teddy.
(...) caminaba hacia Kanato pero Ayato la detuvo y la jaló a su habitación.
-Quiero odiarla, quiero odiarla por todo lo que hizo-abrazó a (...)-Pero si la odio me odiaría a mi mismo. Heredé sus necesidades egoístas, sus ansias de poder, el ser implacable, dominante y posesivo. Soy su viva imágen-
Ella correspondió al abrazo -No te hagas eso Ayato, sabes muy bien que no eres como ella-
