Una historia en donde Minho se convierte en el Sugar Daddy de Seungmin.
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꒰ ♡ : historia terminada
꒰ ♡ : gráficos por: honiegraph
꒰ ♡ : créditos a la autora: psikoosis
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Minho observó a detalle aquel lugar, era un restaurante que, al parecer la mayoría de los clientes eran estudiantes de secundaria y niños pequeños, había una sección de juegos y se sorprendió por eso, pues podría parecer mentira, pero nunca en su vida había visitado un «McDonald's», su padre lo había llevado a restaurantes lujosos desde que tenía memoria y a decir verdad, le hubiese gustado mucho haber ido cuando era pequeño.
Seungmin le tomó de la mano y lo llevó hasta el lugar en donde debían hacer su orden, había una pequeña fila y por segunda vez, el pelinegro se sorprendió al notar que no había meseros.
— ¿Qué vas a ordenar? —preguntó Seungmin con una sonrisa.
— ¿Y el menú?
— Ahí —señaló la pared en donde estaba el menú, Minho leyó todo y si, por tercera vez volvió a sorprenderse al observar el precio de la comida, todo era tan barato.
— No sé, pide algo por mi, ¿si?— Seungmin asintió, esperaron que los demás hicieran su compra y luego llegó el turno de ellos.
Ordenó dos hamburguesas dobles, papas fritas, nuggets y refrescos, Lm pagó y esperaron a que estuviese listo, cuando se lo entregaron fueron a sentarse a una mesa.
—¿De verdad te vas a comer todo esto, pequeño?
—Si, ¿qué tiene? — frunció los labios.
—No, nada, es solo qué quiero decir que me sorprende que mantengas tu cuerpo increíblemente sexy comiendo todo aquello —contestó con una sonrisa— En serio, me sorprende.
Seungmin se ruborizo al oír aquello y sonrió con un poco de nervios —Esté lugar es mi favorito, solía venir por las tardes cuando salía de la secundaria con mi madre, me trae muchos recuerdos lindos.
"Si, antes de qué Dohyun se apareciera".
— ¿Ah si, como cuales?
—Uh, pues hacía muchos amigos cuando entraba ahí —señaló la sección de juegos— Ese lugar parecía mágico, ¿sabes?
— ¿Por qué? —preguntó mientras le quitaba la envoltura a su hamburguesa.
—Se ve pequeño desde aquí, pero cuando estás ahí adentro, se hace infinito —sonrió— Lo juro, solía perderme y mi madre tenía que ir por mi.
Minho sonrió enseñando su blanca dentadura y negó con la cabeza, imaginar a un pequeño Seungmin le causó mucha ternura.
— Debo decirlo, nunca vine a este lugar hasta el día de hoy.
— ¿De verdad? — se asombró.
— Si, en serio.
—Pobre niño, de lo que se perdió, este lugar es asombroso.
—Supongo que es mejor tarde que nunca —arqueó una ceja— ¿No crees?
— ¿Qué planeas, Minho? —le miró con recelo —¿Quieres entrar?