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La huesuda caminaba de la mano del catrin, su caminar era elegante y fino, visitaban la escuela de UA. Pues un joven les mostraba una de las tradiciones mexicanas.
El día de muertos, dónde todos recordaban a sus seres queridos que ya estaban del otro lado del Mictlán, siendo guiados por bellos seres.
La huesuda miro a su pequeño mostrar su foto, los demás admiraban los colores y la belleza que eran, al lado de su foto venía la foto del catrin, cuando entraron a la habitación los presentes sintieron frío.
El catrin se acercó a aquel joven, el joven volteo y se asombro al verlos ahí, ¿Era el único que podía verlos?, Se preguntaba el joven quien empezó a derramar lágrimas al ver al catrin y a la huesuda.— Mamá.— Susurro, se acercaron a él acariciando su rostro y limpiando sus lágrimas.
Al fin lo habían encontrado, pero estaba lejos de sus tierras aunque no importaba mucho, solo querían verlo una última vez para descansar en paz.— Papá.— Susurro de igual forma, sus amigos no entendían nada, solamente vieron como derramaba lágrimas.
~Al fin te encontramos chamaco, caminamos bastante para estar contigo pero estás cumpliendo tu sueño, ahora podremos descansar en paz.— Hablo aquel hombre vestido de charro, la fémina venía en un vestido con hermosos colores y una corona de flor de cempasúchil.
~Debemos irnos querido, cuídate mijo, vendremos el próximo año.— Sintió calidez en su corazón, solo eso quería, ver a sus padres aunque sea una vez más y lo hizo.
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