capitulo 7

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El sol iba bajando detrás de la montaña, despidiéndose con un cielo color anaranjado y unos últimos rayos filtrados que le daban directamente a la vegetación que hacía de su parte cubriendo el camino de una sombra azulada.

Los chicos iban caminando a través del camino de tierra hacia un pequeño templo donde pedirian posada para pasar la noche de forma tranquila.

En mientras, el camino iba lleno de paz, ninguno hablaba y ese silencio no se sentía incómodo, era más uno en el que todos estaban sumergidos en sus pensamientos y que ninguno quería interrumpir el de los otros dos.

El tiempo transcurrió, sin prisa pero sin pausa, los jóvenes iban avanzando, era una trivial caminata, hasta que un olor metálico golpeó la nariz del joven kamado y un olor a agua de caño el delicado olfato del pelinegro, pero no se le notó por la máscara.

Ambos hicieron gestos remarcados, aunque la que le llamo la atención a la joven fue la de su hermano, principalmente porque fue la que pudo divisar.

-¿Pasa algo?- preguntó con un muy dulce tono de voz, volteando a verlos con clara confución.

-hu-huele a sangre-  dijo con una cara de shock.

La niña volteó hacía el templo que estaba a metros de ellos, las luces estaban  apagadas a pesar de ya haber oscurecido y no pasar de las nueve de la tarde.

-¿Viene de allá adentró?- preguntó la joven señalando el templo.

El chico asintió y se dirigió al lugar con aroma metálico, la joven ante esto se acercó al pelinegro, que en todo ese rato se aguantaba las ganas de vomitar por el olor que desprendía ahora la sangre, pero no se le notaba por la máscara.

Giyuu tomó la mano de la menor y dirigió su caminar para alcanzar al joven, ella fue sin resistencia, a pesar de que el miedo la carcomía.

Abrieron la puerta con cuidado para ser recibidos con la grotesca escena.

Un demonio de forma humanoide,  se encontraba  sentado de cuclillas cerca de cadáveres con partes mutiladas de forma grotesca, probablemente arrancadas por el mismo, y chorreando sangre a mares.

-¿Uh?- el demonio detectó la luz que provenía de la luna  dándose cuenta de que alguien abrió la puerta  -¡¿Que hacen en mi territorio?!- gritó enfatizando su enojó.

De inmediato el demonio se levantó y  se abalanzó contra los que interrumpieron su cena. Giyuu fue el que se interpuso y fue tacleado a unos metros del final de las escaleras.

-¡Ugh! ¡Eres un demonio!, ¿Por que los defendistes?- dijo forcejeando con el demonio pelinegro.

Giyuu simplemente gruñó, no podía sacar su espada por que sus manos estaban forsejeando con ese demonio.

Los niños se quedaron estupefactos, esa vista de esos hombres devorados sin duda se les quedaría en sus jóvenes mentes por toda la vida.

Nezuko fue la que primero salió de la neblina mental, para correr a esos dos y patear la cabeza del demonio, creyendo que se habían aliviado de ese mal, el kamado fue corriendo al pelinegro para ver si estaba bien, mientras este se quitaba el resto del cuerpo del demonio.

Sin que los niños se dieran cuenta, el cuerpo del demonio al que le habían pateado la cabeza se levantó y fue tras su cabeza, para cuando los niños se dieron cuenta este ya estaba de pie, como si no le hubieran arrancado la cabeza de una patada, los niños atónitos y el espadachín frente a ellos, listo para sacar su katana  y defender a los jóvenes.

El demonio comehumanos fue el primero que se abalanzó para atacar, el segundo fue giyuu, pero este se movió y en una sola tajada rebano el cuello del demonio contrario y así, sin ningún tipo de respiración o compación, la cabeza del demonio se hallaba  rodando en el suelo.

Y así los dos demonios voltearon a ver a los jóvenes, siendo el que les llamaba la atención el demonio perdedor pues este los veía con una sonrisa de melancolía, añadiendo su olor a tristeza y pequeñas lágrimas que empezaban a rebalzar los ojos del demonio. Ambos niños petrificados voltearon a ver al ganador de esa pequeña riña, y el demonio viendo esos ojos se dio cuenta de algo.

-no debería sentir pena por el- reclamo con severidad-gracias a el, muchas familias están velando por la muerte de alguien-  levantó la vista y la direccionó a la lejanía -falta poco- dijo con calma, para empezar a marcar marcha.

Los niños se quejaron -bien- dijo rendido -marcharemos al amanecer-  sentenció con fastidió.

Al final los pequeños se acostaron y durmieron al lado de la entrada del templo, mientras giyuu se en cargo de cavar y transportar los cadaveres hacía las tumbas, conteniendo sus fuertes ansias de vomitar, para al final rezar por ellos y que así logren la gloria eterna. Acabando, se dio la tarea de limpiar adentró y buscar futones para acostarlos en ellos.

Salió del pequeño templo e hizo guardia para que los pequeños durmieran sin peligro alguno.

Pensaba con melancolía su situación, ¿Que haría cuando llegara con su maestro?, no es normal llegar recién demonisado con la persona que se dedicó a enseñarte a matar demonios y decir que entrene a dos chalados y le de posada por un tiempo,  no sin duda, no era normal, pero  ¿Qué le quedaba?, Sólo seguir adelante e intentar no ser asesinado por alguien que confunda sus intenciones.

Mientras las horas pasaban surgían nuevas dudas, ¿Qué haría si se encontraba a uno de los pilares?, ¿Qué pensaría los demás pilares de su estado?, ¿Qué comería de aquí en adelante?, ¿Realmente su maestro les daría posada?.

Muchas preguntas y hagas sin decir inexistentes respuestas.

Alzó su vista y vio como el sol empezaba a asomarse, tendría que darles de comer a los chicos y el pueblo más cercano ya lo habían pasado ... se levantó y se dirigió al poblado, después de todo ni un demonio se acercaría a la luz solar y sería más seguro para los pequeños dormilones.

~1004~

Si encuentran errores avisen, ando sin corrector de la compu, y el auto corrector está de la chingada 😭

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