Capitulo 12

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El joven peliburdeo se encontraba blandiendo su espada contra aquella roca de gran magnitud, mientras oía a su hermana siguiendo su procedimiento. para después escuchar alaridos que no pararon a pesar del sonido sordo que se escuchó que dejaba entender que se había tirado al piso en una rabieta, la entendía, había pasado semanas desde que les habían asignado la tarea de partir esa roca con solamente una katana y hasta el momento no le habían hecho ni un rasguño.

Solo podía ver la roca que se encontraba frente a el, sin un solo rasguño a pesar de sus fuertes esfuerzos.

Esas ultimas semanas, los hermanos se enfocaron en reforzar lo aprendido repitiendo el entrenamiento en repetidas ocasiones sin parar, agregando estos en parte de su rutina.

El chico subía su mirada de manera lenta para analizar su rival inerte viendo como este daba sombra a la luz rojiza que venía del bello atardecer.

Arriba de la roca se encontraba la sombra encapuchada del joven que solía consentirlos a espaldas de su maestro -Veo que les está costando algo de trabajo- la sorna a pesar de ser ligera se notaba demasiado.

-Si jajaja- rio avergonzado para después escucharse los alaridos de la joven a la distancia en modo de afirmación.

-Jajajajaja- soltó una fuerte risotada que resonó en todo el bosque -Es común-  dijo levantándose de forma lenta dejando ver el bastón de madera un poco menos alto que el mismo demonio -Si quieren les puedo dar un leve reforzamiento- el reflejo del misterio se deslumbraba en sus palabras.

-¿Eh?- preguntó dirigiendo su mirada al joven demonio que se abalanzaba a el desde la sima de la roca.

El joven del cual cuya katana nunca dejo de ser apoyada en esa gran roca, blandió rápidamente en posición a al defensiva, para evitar el brutal impacto, cosa que funciono, pero no evito la desviación sobre la espada, que con la largo del palo, logro llegar a la cabeza del joven Kamado que fue empujado bruscamente al piso en uno de los extremos del nuevo campo de batalla, mientras su contrincante aterrizaba suavemente del lado contrario a su contrincante.

-¿Que-que fue eso?- tartamudeo levemente al preguntar.

-Todavía piensas muy lento- dijo algo decepcionado -Si quieres capacitarte para este trabajo, es necesario que los movimientos que realices sean más por instinto que por análisis, pero claro, tampoco le debes dejar todo al los instintos- dijo en una voz inocente -Vamos, atácame con tu mejor golpe- dijo poniéndose a la defensiva con voz retadora.

-Pe-pero ... usted tiene una vara de madera y la espada puede lastimarte- dijo frustrado.

El pelinegro sonrió dulcemente bajo la mascara de kitsune - No te preocupes- se abalanzó nuevamente al ojos de rubí -No creo que lo tengas tan fácil -dijo con su arma sostenida con las dos manos, una bajo la otra, mientras apoyaba su arma en la espada del contrario, que apenas y con esfuerzos pudo ponerla en modo de defensa ante el ataque del contrario.

En menos de un segundo Giyuu separo sus armas y giro la suya en sus dedos para agarrar una nueva posición atacando de nuevo y repitió.

Se separaron por la fuerza de uno de los golpes, cada uno con los pies en el suelo arrastrándose y levantado el polvo por la fuerza de la fricción.

Giyuu corrió hacia el dándole tiempo al contrario para darse cuento a donde se dirigía, el ante eso se puso en posición para recibir un ataque frontal, cosa que nunca llego, pues Tomioka salta antes de llegar, el salto grande llamo la atención del estudiante, que siguió con su mirada al espadachín, sorprendiéndose cuando se dio cuenta que aterrizaría con un golpe en el, puso su espada para recibir el varazo que esperaba recibir, recibiendo apenas un ligero empujo en la espada.

"Alterno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora