Capitulo 11

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-¡Despierten!- Los niños despertaron con el repentino grito que les dio su actual maestro, que les gritaba desde la sala principal.

Los niños iban despertando de a poco, en un estado donde el dolor y el cansancio iban provocando un estado de soñolencia.

-¿Mamá?- dijo Nezuko tallándose los ojos en un intento de que sus ojos se acomodaran a la luz que venia principalmente de la puerta.

La habitación era algo pequeña y apenas con una ventana que era cubierta con una cortina amarilla que hacia que la habitación se alumbrara de un prominente amarillo, las paredes y piso eran de madera, los futones estaban a los lados de la pequeña ventana cubierta.

-No creo que sea ella Nezuko- dijo socarronamente mientras empezaba estirar sus brazos.

-El desayuno está listo- llamó Giyuu desde la cocina.

-¡Ya vamos!- dijeron al uníoslo empezando a levantarse.

Salieron de la habitación encontrándose con la pequeña sala, una habitación de madera que estaba al lado del comedor que eran separados por un pequeño escalón.

-Vengan- dijo dulcemente el chico que era totalmente cubierto por telas dejando los platos en la pequeña mesa tradicional.

Desde el momento que lo vieron, pudieron  apreciar como aquel que antes era su haori se convirtió en el nagajuban (no se si así se llama, pero quería referirme a su playera) y era fajado por un hakama negro aparte de unos gruesos guantes blancos.

Lon niños se sentaron a la mesa siendo recibidos con dos tazones grandes de comida, uno para cada quien.

Los dos niños vieron deslumbrados, la comida se veía deliciosa.

-Buenos días niños ¿Cómo durmieron?- habló el hombre con mascara de tengu entrando por la puerta principal y dirigiéndose a la mesa para tomar lugar con los niños siendo recibido con un plato humeante -Gracias- le dijo en un tono suave a Giyuu que se fue otra vez a la cocina para traer su propio trate.

-Buenos días- dijeron al uníoslo.

-Dormimos bien- dijo la chica mientras su hermano agradecía la comida a un chico que ya tenia su comida en la mesa y ya se encontraba postrado con ellos.

-Eso es bueno- dice sonriente el pelinegro -Y ya que estamos aquí todos ... ¡Buen provecho!- dijo con animo para empezar a comer.

Todos empezaron a comer gustosamente, cada uno de los platos llevaba prácticamente lo mismo, arroz, verduras y un guiso de carne, a excepción del plato del ojiazul, porque a palabras de este, mínimamente olfatear la carné le daba asco.

-Nezuko- llamó el mayor de todos con una voz relajada, a lo que la menor le dirigió su atención -No creo que tu actual vestimenta te sirva de mucho en el entrenamiento- obtuvo la mirada confusa de una niña con kimono rosa -Giyuu, ve y trae algo más apto para la niña- esta ves dirigió su voz al chico que acato sin rechistar.

-¿Que tiene de malo la ropa que tiene ahora?- pregunto sin mala intención ante el comentario de su actual maestro.

-Nada, es solo que para el entrenamiento necesitara algo que le permita tener mayor movilidad- dijo sin intenciones ocultas.

"Alterno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora