11.

849 156 78
                                    

Si estuvieran grabando un drama entonces sería una serie de los ochenta, Joy sería la chica guapa que todos los chicos quieren invitar a salir, sin embargo, ella es la buena niña del salón, su aura angelical impediría que cualquiera se acercará.

Él por su parte sería el amigo que tiene mentalizado el clóset.

Vaya, era un mal personaje.

Joy había estado quedándose unos días en su casa, pero sus padres finalmente habían regresado así que ella estaba regresando a la ciudad, por supuesto, llevaba la piedra que Johnny les había dado, ella había decidido utilizarla en su cuello mientras que él se la había puesto en la muñeca.

Iban en el tren, Doyoung estaba acompañándola hasta que se encontrara con sus padres, de paso iría a saludar a Kun, que recientemente había estado un poco ausente.

Se despidió de Joy cuando la vio abrazando a sus padres, y a las cuadras se encontró con Kun que había ido a buscarlo para comer algo juntos.

—no están saliendo ¿cierto?—su mejor amigo de la universidad le preguntó.

—por supuesto que no, solo nos hemos vuelto cercanos—entre risitas, Doyoung se colgó de su brazo—te extrañé, Kun ¿por qué me has abandonado?

—yo no te he abandonado, tu pasas tu tiempo con Joy, me has dejado de lado— receloso, Kun intentó separarlo, pero no pudo, Doyoung era como un abrojo.

Ambos rieron y se pasaron la siguiente hora comiendo pollo frito en la estación mientras esperaban su siguiente tren, Kun se veía bien y Doyoung estaba feliz por ello, era un alivio que al menos alguno de los tres pudiera vivir en paz, y aunque sentía envidia por ello, no era demasiado, Kun era uno de sus mejores amigos y personas más importantes en su vida, estaba feliz de que estuviera a salvo. 

Se despidieron cuando el tren llegó, Doyoung se subió y le sonrió, desde la ventanilla le volvió a saludar, tenía esta costumbre de parecer un niño pequeño que se emocionaba por cosas simples, como ver la sonrisa de su amigo mientras se despedían.

Cuando comenzó a llover, Doyoung sintió escalofríos, se abrazó a sí mismo con frío, observando la lluvia caer y en algún momento se quedó dormido.

Se despertó por el frío que impactó en su cuerpo, al abrir los ojos se encontró con que estaba siendo cargado por alguien por el bosque, asustado, intentó safarse, iba a golpear la parte trasera de la cabeza del desconocido, hasta que oyó su voz.

—Doyoung, quédate quieto—Johnny dijo, haciendo que los latidos de corazón dejen de latir como si fuera a explotar del miedo.

—Johnny... oh dios mío, casi me morí de un infarto—confesó, notando que incluso llevaba puesto un largo abrigo que debía pertenecer a su vecino.

Johnny sonrió, divertido—Doyoung, eres demasiado ingenuo, por tu propio bien no deberías dormirte en lugares tan inseguros, me sorprende que la tierra sagrada sea suficiente para mantenerte a salvo cuando eres como un mosquito yendo al fuego.

Sus palabras le sorprendieron, Doyoung lo abrazó por los hombros, sosteniéndose con miedo de caer—¿qué quieres decir con tierra sagrada? ¿Tiene algo que ver con las cosas raras que dijiste en el bosque la vez pasada?

—no son cosas raras, es cultura—Johnny llegó por el bosque hasta detrás de su casa así que Doyoung se bajó, mirando alrededor.

—¿por qué entramos por aquí?

—porque sí, ve adentro, Doyoung y quédate toda la noche en tu casa, hazme el favor—el hombre de los tatuajes se veía exhausto.

Doyoung no se ánimo a preguntar por qué, pero imaginaba que se debía a él, su madre le decía todo el tiempo que era muy difícil cuidar de él por razones similares a las decía Johnny, era ingenuo, se distraía con facilidad y podría morir en cualquier momento si alguien no lo vigilaba por cinco segundos.

Art Deco JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora