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En el otoño de sus veinte años, Doyoung no pensó que grandes acontecimientos pudieran ocurrir, tenía la extraña manía de pensar que si nada interesante ocurría en Enero entonces era difícil que a lo largo del año algo le sorprendiera.

Aunque supongo que no podía quejarse, entre los jóvenes de su edad era prácticamente el único que podía estudiar en la universidad de la ciudad y continuar viviendo en Deco, una especie de pueblo turístico varado en el tiempo, pequeñas casas de madera y jardines repletos de pinos, la mayoría de las calles continuaban siendo de tierra y los negocios no se molestaban en modernizarse. A menudo presenciaba las visitas de viajeros, tomaban fotos alrededor y hablaban con las personas del pueblo como si fueran una especie en extinción.

—Doyoung hoy tienes clases ¿cierto?—su madre preguntó, entrando a la habitación sin siquiera tocar la puerta.

Avergonzado, cubrió sus partes íntimas—¡mamá, me estoy cambiando! ¡¿por qué siempre haces esto?!

—¡te he visto desnudo desde que naciste, no tienes nada que no haya visto antes!—gritó ella—¡hazme un favor y antes de volver de la ciudad compra algo de mantequilla de maní y jarabe de miel!

—¡puedes comprarlo en el mini mercado!

—¡la señora dice que llegarán recién la próxima semana, quiero hot cakes hoy, no la próxima semana!—su madre se fue dando un portazo y Doyoung gruñó entre dientes, subiéndose apresurado el pantalón.

Su familia no era muy particular, posiblemente fuera tan ordinaria como la mayoría de las familias con sus padres aún juntos y con dos hijos varones. Su madre se dedicaba a hacer bordados que aunque fuera anticuados y de mal gusto de igual modo se vendían bien entre las señoras, por otro lado, su padre trabaja en una maderera mientras que su hermano mayor era el primer doctor joven en el pueblo.

Doyoung no entendía muy bien por qué razón Gong myung había decidido trabajar en el pueblo luego de haberse graduado, incluso había recibido un puesto en la capital pero él parecía bastante cómodo atendiendo ancianos y niños.

—Doyoung va a perder el tren—se burló Gong myung en el desayuno, preparado para ir a su trabajo en el pequeño hospital.

—Doyoung va a perder el tren—imitó rodando los ojos—me iré.

—no olvides la mantequilla y el jarabe.

Cuatro días a la semana hacía un viaje de ida de dos horas hasta la ciudad, a la vuelta se retrasaba media hora así que en total la cantidad de horas eran de cuatro y media.

Lo único que podía hacer en el tren a demás de leer las los textos atrasados para su clase era usar su celular y recientemente había encontrado un hilo en Twitter que lo llenaba de curiosidad. Se trataba de un hombre de unos cuarentena años que es médico forense, cuenta como un cuerpo en perfecto estado llegó a su morgue hace exactamente una semana.

El hombre relata que la persona muerta desapareció hace tres meses y que la autopsia reveló que su muerte fue hace dos meses, sin embargo, el cuerpo parece tan conservado como si a penas llevará diez minutos sin vida, no hay hinchazones ni fluidos derramados, incluso subió la fotografía de una de las manos del cadáver.

A partir de esto, al hombre comienzan a ocurrirle situaciones extrañas después de cremar el cuerpo a pedido de los familiares que se sintieron abrumados por el particular caso del cuerpo.

La primer noche después de cremar el cuerpo, el hombre sueña con éste, esta sentado a la orilla de su cama y lo mira fijamente con ojos grises, cuando despierta, claramente exaltado y aterrado, se encuentra con que la puerta de su habitación está abierta, él asegura que cada noche cierra con seguro debido a un antiguo robo.

Art Deco JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora