-¿Vamos a hacer el descanso?
Miriam escuchó la voz de Mimi y quedándose a media palabra con el bolígrafo, levantó la vista para contestarle con una pequeña sonrisa:
-Sí, ahora voy. Déjame acabar el informe.
-Voy tirando.
La gallega, aun sin despegar la mirada de su amiga, pudo ver cómo Mimi se iba caminando en dirección a la cafetería; el problema era que Alan estaba a varios metros esperándola con una sonrisa.
En aquel momento, Miriam apoyó los codos sobre el mostrador y contuvo una arcada, sin embargo lo que no pudo contener fue la cara de asco que le apareció.
Quizás alargaría el informe para hacer el descanso después de ellos, aquel pensamiento pasó por su cabeza volviendo a escribir por dónde lo había dejado. No tenía ganas de verlos interactuar, y mucho menos tener que hablar con él como si en realidad no supiera nada de su relación con Mimi.
-Ese chico no me gusta...
Miriam volvió a levantar la vista encontrándose con Noe a su lado, en el mostrador, y sin dejar de mirar a la pareja que ya iba a desaparecer por las escaleras.
-¿Por?
-Intuición de madre.
La leona bajó la mirada de su jefa, mordiéndose el labio sin querer añadir nada ni siquiera que su rostro expresara nada en aquellos momentos.
Había una regla bastante clara en la clínica; nada de relaciones en el lugar de trabajo y en el caso que las hubiera, se debía comunicar a un superior para que uno de los dos fuera reasignado a otra clínica. A Miriam no le preocupaba Mimi, ella era la veterana de los dos en aquella "relación", pero aun así no quería que se metiese en problemas con los jefazos.
-Son solo amigos, Noe-acabó diciendo en voz baja.
-No te hablo como jefa ahora mismo, Miriam...
La gallega soltó un suspiro, medio aliviada y medio agradecida:
-A mí tampoco, Noe-le confesó en el mismo tono de voz que antes-. A mí tampoco me gusta.
Un segundo más tarde, Miriam le tendió el informe ya rellenado a su jefa.
-Hazme un favor, y no les quites ojo por mi.
Y con aquella frase aún rondando por su cabeza, Miriam fue a subir las mismas escaleras que había subido la pareja minutos antes. La cafetería tenía una parte de terraza y Miriam los vio en seguida, hablando en una mesa de cuatro al sol.
Se relamió los labios al ver cómo Mimi tiraba la cabeza hacia atrás buscando que el sol tocase bien toda su piel; estaba muy guapa en aquellos momentos, a pesar del uniforme de personal sanitario que llevaba.
Tras pedirse un café, lo más cargado posible, salió con ellos con un largo suspiro:
-Hola-lo saludó a él.
Sin embargo, fue Mimi la que le habló:
-Hola, amor. Tengo las galletas que te gustan, ¿quieres?
-No, gracias-sonrió con simplicidad-. Tengo el estómago cerrado.
En aquel momento, Mimi encendió un cigarro y le dio otro a Alan, que hizo lo propio con él.
-¿Y tú no fumas?
La pregunta del castaño le pilló removiendo el azúcar que acababa de echar en su café, por eso no hizo ni la intención de mirarlo a los ojos:
-No.
-¿Nunca?
-Pues no-aquella vez sí lo miró, sin entender a qué venía la pregunta-. No me gusta el...
-Vaya, si que sois diferentes tú y Mimi-le interrumpió-. ¿Cómo os podéis llevar tan bien?
¿Y este que coño sabe de mí?
-No somos tan diferentes.
Miriam pudo ver, al instante, cómo Mimi levantó una ceja en su dirección ante aquella mentira, porque prácticamente eran polos opuestos y ambas eran muy conscientes de ello.
¿Cómo se llevaban tan bien? Aquello era un misterio.
Sin embargo, él ni se dio cuenta.
-¿Ah, sí? ¿Cómo en qué?
-Nos gusta el mismo tipo de música-gran parte del tiempo, pensó después, siempre y cuando alguna de las dos cediera en algo-. El billar es un buen pasatiempo, eh.
-Y la cerveza-añadió Mimi señalándole con el dedo.
-Bailar, aunque hace tiempo que no vamos a ninguna discoteca.
-Apúntalo para el siguiente plan-Mimi sonrió con descaro, mostrando todos sus dientes-. Tenemos también nombre de guapas.
Miriam negó con la cabeza sonrojada y siguió con la lista que estaba improvisando:
-Viajar es algo que también nos gusta mucho... ¿Mimi te ha contado los sitios que hemos visto juntas, Alan?-Miriam sonrió con desgana y bordería-. Seguro que no.
-¿Y que sois bisexuales? Eso si me lo ha dicho, aunque tú pareces más una bollera de esas...
La gallega encarnó una ceja ante el tono que había soltado, desprecio y asco; quizás ella misma se lo había buscado, pero no tenía ningún derecho a hacerlo sobre algo como su sexualidad.
-Qué gilipollas-susurró Miriam.
-¡¿Qué dices, Alan?! No te pases eh-Mimi le golpeó en el brazo, claramente enfadada también-. Ojalá yo fuera bollera, ¿eh, Miriam? ¿Miri?
Sin embargo, Miriam ya había cogido su café y se estaba levantando de allí sin mirar a nadie más.
-Me voy.
-Miriam...
-Nos vemos luego, que ahora mismo tengo unas arcadas tremendas de tantas gilipolleces juntas.
Maldito gilipollas y... malditos celos.
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I've always liked to play (with fire) Miriam²
FanfictionEl peligro me eleva sin controlar lo que está por ocurrir... todos tenemos secretos que no podemos contar: y es que a mi me encanta tu olor entre mis sabanas. Siempre me ha gustado jugar... con fuego. Miriam²