Lo primero que notó Miriam fue el cuerpo de Mimi chocar contra el suyo, justo después sus labios en los suyos y por último, y que poco y nada le importó, los azulejos fríos contra su espalda.
Obviamente, la parte importante eran los labios de Mimi bailando con los suyos.
El brillo de labios mezclando con la saliva perdiéndose entre medio de ambas.
Era un torbellino rubio que le estaba robando hasta la última gota de su boca.
Los segundos seguían pasando dentro de aquel lavabo y Miriam seguía estando acorralada contra la pared, aunque muy a gusto con la compañía que tenía entre manos. Acariciaba del cuello a la espalda de Mimi, alternando los recorridos y disfrutando de la piel debajo de la ropa, sin embargo las ganas pudieron con ella... y con lentitud las bajó hasta su trasero donde decidió entretenerse un buen rato.
¿Se consideraba tan solo un beso o un millón, los que ya llevaban?
-Mimi...-le susurró sobre los labios, acariciándose con ellos-. Me vuelves loca.
Y fueron los ojos verdes que tenía delante los que le respondieron con todo aquel fuego. Más que nada, porque sus labios no fueron capaz de hacerlo ya que la puerta del lavabo se abrió de golpe haciendo que ambas se separaran al instante encontrándose con dos personas allí delante mirándolas con sendas sonrisas.
Eran dos personitas, de hecho.
Aquellos dos niños que no les habían dejado tranquilas durante aquella barbacoa; los mismos hijos de Noe, las estaban mirando en aquellos momentos.
Mimi y Miriam, con la respiración por las nubes y los labios hinchados, se miraron para soltar una frustrada carcajada. Se entendieron como siempre hacían sin mediar ninguna palabra entre ellas.
Quizás si no hubieran sido aquellos dos pequeñajos, las rubias hubieran reaccionado de otra forma:
-¿Qué estáis haciendo?
-Mmh...-empezó a decir Miriam, nerviosa y acalorada mientras se apartaba las ondas revueltas de la cara.
-Estábamos hablando.
-Pero a los lavabos se viene a hacer pipi... o popo-le replicó la niña, haciendo que ambas se rieran, otra vez, incómodas.
-Hemos hecho también pipi-mintió acto seguido.
-Ahhh.
Mimi, obviamente, fue la que rompió la tensión cogiendo a la niña en brazos y saliendo del lavabo mientras le hacía cosquillas. Miriam imitó sus movimientos con aquel pequeñajo que ya la miraba ilusionado.
Nadie del grupo de trabajo había notado su ausencia, como tampoco notaron lo rojos que estaban sus rostros.
-¿Otra cerveza?-fue lo primero que le dijo Mimi.
Nada profundo; nada con referencia a lo que había ocurrido minutos antes en aquel lavabo.
-La necesito.
-¿Acalorada, Miriam?
O quizás sí.
-Mira... ni me hables. Que te odio.
Mimi entrelazó sus dedos con los de Miriam y durante quince minutos no la soltó, ni la gallega quiso superarse de ella. Jugueteaban entre ellas y sus dedos como dos niñas pequeñas. De hecho, durante aquel tiempo, fue lo único que le importó a Miriam porque incluso se olvidó de su cerveza recién empezada, y decidió que para ella ya no habría más alcohol; Mimi iba muy bebida a aquellas alturas y era mejor que una de las dos se detuviera.
-¿Te has enterao'?
Miriam levantó la vista de su teléfono para encontrarse con Mimi, Noe, Thalia y Aitana mirándola muy fijamente.
-No, perdón-sonrió con culpabilidad por no estar pendiente de la conversación que estaban teniendo en aquellos momentos.
-¡Que dicen que Manu ha traído un altavoz para poner música, tía!
La gallega soltó una carcajada entre incrédula y contagiada por la emoción de Mimi.
-Pues a bailar, ¿a qué estamos esperando?
-¡Esa es mi chica!
-Voy a darle mi teléfono a Manu para que ponga mi Spotify, me niego a que pongamos el de otra persona-Miriam escuchó que decía Aitana y Thalia le siguió los pasos.
Sin embargo, la leona tan solo se había quedado con una cosa en la cabeza; un segundo más tarde, y con disimulo, se pegó a la oreja de la granadina para susurrar:
Mimi se mordió el labio inferior visiblemente.
-¿Soy tu chica?
-Anda, cierra la boca.
-Es la segunda vez que me mandas callar hoy, eh.
La rubia más mayor la miró con prepotencia y venganza, aquella vez ladeando una sonrisa perversa, pero en silencio ante la nueva música que resonaba a través de aquel potente altavoz.
Y la venganza siempre se sirve en un plato frío, ¿no?
Miriam la vio bailar con todo el mundo, casi como si quisiera ser observada; cómo si quisiera que sus ojos estuvieran todo el rato pendiente de ella. Si era cierto que la volvía loca, Miriam no mentía. Por suerte, o por desgracia, Mimi tampoco tardó en acercarse a ella para arrastrarla hacia su cuerpo en aquella improvisada pista de baile.
Y cómo se pegó a su cuerpo al compás.
Y cómo se movía con ella y la música.
La gallega quiso hacer muchas cosas durante aquellas canciones de reggaetón, como por ejemplo, volverla encerrar a Mimi en el lavabo y seguir con aquel baile que ya habían empezado horas antes.
Se sentía arder y quemar.
Sentía que ya empezaba a tener el cuerpo lleno de quemaduras solo gracias a Mimi.
Y se estaba volviendo completamente loca.
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I've always liked to play (with fire) Miriam²
FanfictionEl peligro me eleva sin controlar lo que está por ocurrir... todos tenemos secretos que no podemos contar: y es que a mi me encanta tu olor entre mis sabanas. Siempre me ha gustado jugar... con fuego. Miriam²