18. Corazón contra corazón

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Horas más tarde, y aun en turno, Miriam empujaba una silla de ruedas con una paciente por la clínica hasta llevarla al box de urgencias; tenía tantos pensamientos en la cabeza que no había sido capaz de centrarse en ningún momento de la tarde.

Su cara era fría como el hielo, pero su corazón se estaba resquebrajando por dentro.

¿Qué puedo hacer?

Era imposible pensar en otra cosa que no fueran en las palabras de su mejor amiga.

Por suerte, era justo el momento de un merecido descanso..., aunque solo fuera de 25 minutos, y pensar.

Le dolía que Mimi se hubiera vuelto a acostar con él. Obvio que sí. Se le creaba tal nudo en la garganta que se le entrecortaba la respiración y le temblaban ligeramente las manos, pero tampoco se guardaban fidelidad entre ellas. Así que tenía que tragarse toda aquella bola de ansiedad y preocupación, junto con su orgullo.

Eran mejores amigas hasta la fecha y habían sido unos simples besos.

Mucho tonteo y solo cuatro besos tontos, se repitió así misma llegando a la cafetería. Contó hasta diez y... Sorpresa: no sirvió de nada porque lo que menos se esperaba era encontrarse, también en el descanso, a Noe.

-Jefa-le saludó sentándose a su lado en la cafetería, minutos más tarde, cada una con su café.

Sonrió para las dos; a lo mejor una buena conversación le ayudaba después de todo. Y si no era sobre Mimi, sería estupendo.

-¿Ha ido bien la salida?

Miriam asintió con la cabeza:

-Como siempre. Rápida y...

-¿Y Mimi cómo está?

La gallega se relamió los labios antes de contestar.

-Sutil. Muy sutil.

Miriam renunció a darle más vueltas al liquido negro con su cucharilla y conectó sus ojos con los de su jefa intentando no quebrarse más y no dejar subir aquella bola de ansiedad por su garganta hasta sus ojos.

Ni por un solo segundo se había creído que se iba a librar de aquel interrogatorio. Noe las conocía; las cuidaba como a sus hermanas pequeñas. Era obvio que no se iba a librar tampoco de gestionar sus emociones delante de ella.

-No pretendía serlo.

-¿Qué ha pasado con Alan?-le devolvió la pregunta.

Entonces el rostro de Noe fue el que cambió y se volvió pálido. Casi con un toque de rabia en él.

-No se me permite hablar del tema.

-¿Qué...?-parpadeó sin entender nada-Yo solo preguntaba por su baja.

-¡Ja! De baja, el muy cabrón...-soltó una risa irónica y miró a su alrededor- ¿Eso le ha dicho a Mimi? ¿Por eso está así?

-No, no es eso... es más...

-Complicado. Ya-no le insistió más-. Lo de Alan también, por decirlo de alguna manera... Los jefazos me han prohibido hablar del tema, lo siento.

Aquello sí que no se lo esperaba Miriam.

-Pues que larga tarde nos espera.

-Por suerte ahora tu tienes el puente por delante y te puedes librar un poco de todo el jaleo que se nos viene encima, ¿te irás a Galicia, no?

-Sí, voy a ver a mis padres-contestó de forma mecánica.

¿Qué había pasado con Alan?

¿Mimi sabría algo del tema?

¿Tengo que preocuparme?

-Deberías llevarte a Mimi. Contigo. A Galicia-marcó cada palabra con lentitud, haciendo que Miriam procesara cada detalle como en cámara lenta-. Le vendría bien esos días fuera...

-Yo... esto...

La bola de nervios se instaló en su pecho al pensar en el tema. Se imaginó el viaje con la rubia; se imaginó cada pequeño detalle como si fuera una película en su cabeza. Miriam no sabía si quería estar tres días y dos noches con Mimi en su espacio personal. En su casa y con su familia. Se le desgarraba el alma al creer que todo lo que habían avanzado en su relación y a la vez que no había servido de nada, porque volvían a estar en el punto de inicio. En aquella amistad a medias, porque desde aquel día en el billar nada había sido lo mismo y todo se había quedado en tierra de nadie.

En medio de todo y de nada.

En una guerra de corazón contra corazón.

Pero después de toda aquella angustia que sentía por ella, recordó sus lágrimas y la tristeza en sus ojos verdes al mirarla. Escuchó su voz entre susurros y supo que estaba perdida. Podría un poco más... siempre podría un poco más por Mimi y aunque aquello le aterraba, tragó saliva y puso a su mejor amiga por delante.

Puso la parte de amistad por delante de su corazón.

-¿Qué me dices? Es una buena idea, ¿no?

-Entonces, Noe, me estás diciendo que le darías también ese puente a Mimi...¿Por favor?

Su jefa sonrió ampliamente:

-Sabía que me lo pedirías. 


Cuidad siempre vuestra salud metal. 

I've always liked to play (with fire) Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora