Muy atado al punto anterior está el de la inseguridad en uno mismo. Como detallé antes, se termina perdiendo la autoestima, la creencia en los principios propios y en uno mismo.
Uno no confía en lo que hace mientras ve, presiente o siente la aprobación de la otra u otras personas.
Así lo defino...
Es como vivir pendiente de que va a hacer o decir el otro, y luego recién dar el siguiente paso.
Es como estar siempre mirando por el espejo retrovisor y de reojo para adelante.
Es hacer cosas y en vez de seguir haciendo, esperar la aprobación para seguir avanzando.
Muchas veces, miramos por el espejo equivocado y vemos como las cosas se distorsionan. O Vemos imágenes distorsionadas.
Recuerdan la leyenda que hay en los espejos retrovisores externos derechos de los automóviles: "los objetos en el espejo retrovisor pueden parecer estar más cerca que en la realidad"; esto también ocurre.
Al mirar por el espejo y basarse en percepciones, uno muchas veces se cree desaprobado por un gesto, una seña, y no pregunta.
Cae.
Choca.
Enfrenta.
Daña relaciones.
Por la falta de comunicación intuye, supone.
Más inseguridad, es como una historia sin fin.
Una calesita: Indefectiblemente da vueltas y vueltas y uno no puede salir, por temor a caerse.
¿Cómo detener esta calesita?
No lo sé.
Yo sólo les puedo contar como fue mi experiencia.
Miré por el parabrisas hacia delante y solo observé (por las dudas solamente) de reojo el espejo retrovisor.
Actué según pensaba que era lo correcto y no esperé más la aprobación del otro. Si viene, mejor, pero si no, no presumo, intuyo o me baso en percepciones, gestos, etc.
Pregunto y me ahorro muchos problemas y disgustos. No es fácil. Cada tanto me doy cuenta que estoy manejando mas con el espejo retrovisor que mirando hacia adelante por el parabrisas.
Lo útil es saber distinguir cuando eso está ocurriendo. Cuando chocaste es tarde.
Muchos hechos de mi pasado y mi vida creo me fueron generando esta inseguridad y necesidad de aprobación.
Siempre desde mi vivencia y experiencia: la ausencia de apoyo mis padres, la soledad, la extrema sensibilidad y ansiedad, generaron en mí esta especie de sed por ser aprobado por otros.
Necesidad que se rían de mis bromas.
Ganar o Ganar,
Temor al ridículo,
Temor a preguntar (hasta dónde queda una calle), Temor a los desconocidos,
Temor a entablar una conversación con un extraño,
Ser autodidacta en todo...
Quizás se sientan identificados con algunos de estos ingredientes...
Increíble ¿no? Hasta donde se puede llegar.
Hoy me sorprendo de ver cómo la gente me habla, me responde, me da un lugar, simplemente porque me muestro más abierto con ellos, me sonrió y no temo.
Evidentemente en el pasado debo haber tenido una postura muy diferente, porque las cosas me salían de otra manera. Nunca me ocurría lo que hoy me sucede.
Me sorprendo todos los días cuando salgo a la calle y me encuentro con alguien, conocido o no. Mi apertura hace que naturalmente me saluden. Es mágico.
Tonto, pero mágico.
Prueben sino una semana y van a ver cómo cambia todo a su alrededor.
Tómense el tiempo de mirar a la gente. Fíjense como van encerrados en sus problemas, con cara de pocos amigos, a la defensiva. Es terrible.
Esa fue mi experiencia, cambiar
el temor por dar, la inseguridad por la sonrisa.
No esperar más aprobación, hacer las cosas que siento y si les gusta bien y sino también.
No les voy a mentir, al principio probaba, y algunas veces me costó mucho superar la famosa espera de la devolución.
La conclusión que saqué es que a la gente le importa mucho menos de lo que uno piensa, lo que uno hace.
El ser humano se siente el centro del universo, de su universo, pero en realidad somos uno más y no somos tan importantes como nos creemos para que nos tengan que dar una devolución.
Uno espera, y quizás para el otro no tuvo la mínima importancia el comentario hecho, ni el gesto realizado.
En consecuencia y como conclusión, no somos tan importantes como nos creemos, y nadie está pendiente de nosotros como creemos.
El único que está pendiente de todo es uno mismo. Y esto es generado por la inseguridad en uno mismo.
Releyendo estos conceptos a veces me suena algo "cursi" o como frase hecha. A veces me sorprende como describo las situaciones y como las doy por cerradas o hechas. Sin embargo, con el tiempo las repito y las vuelvo a percibir.
Me detengo y las vuelvo a repetir.Y así...insisto en la importancia de poder detectar tempranamente estas conductas y poder parar a tiempo.
Confieso que no siempre, aún, lo logro.
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El Pánico
Non-FictionEsta es la historia de una persona como cualquiera de Uds. que un día camino a su trabajo sufre un ataque de pánico. En esta breve historia cuento como fue ese momento, tratando de describirlo lo mas claramente posible, y cómo cambió mi vida y la de...