Capítulo 2 Imposibilidad de relacionamiento

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Este creo que es el punto inicial que desencadena en todos los que siguen. ¿Por qué?

Porque al no poderse relacionarse, una persona tiene a encerrarse en sí misma, al cerrarse en sí mismo a la inseguridad.
Uno se vuelve vulnerable, se siente expuesto, débil, depende de la aprobación de otros para todo lo que hace.
Conclusión, termina haciendo o siendo lo que los demás pretenden que uno sea y no lo que uno siente o quiere ser.

Uno va dependiendo cada vez más de la aprobación del otro para actuar, hacer las cosas y esto genera cada vez mayor inseguridad.

La personalidad y la imagen que se tiene de uno mismo, se ve distorsionada y va pasando a ser la personalidad del otro.
Como si la aprobación del otro fuera el elemento fundamental para actuar y moverse.

Uno espeja o refleja lo que los demás y el mundo quieren que seamos.

Al encontrarse frente a esta situación, se evita a los demás para no enfrentarse a la desaprobación, que genera una tremenda inseguridad.

Al "no poder" ser como uno es o cómo se es, se comienza un lento proceso de encierro en uno mismo, la imposibilidad de expresar los sentimientos por el temor a la reprobación, hace que el relacionarse con otros, sea un desafío y una constante actitud de defensa que va produciendo una carga emocional muy importante muy compleja de describir y que no se puede descargar.

Si vamos al campo de las comparaciones, es como un estanque que se va llenando poco a poco y comienza a rebalsar. El agua que entra es poca, por lo que, desborda lentamente.
El estanque se va socavando con el tiempo. Los cimientos van cediendo y con el tiempo se desmorona generando, en mi caso, el famoso pánico.

¿Cómo me fui dando cuenta de este síntoma?

En mi trabajo de terapia, me daba cuenta que no contaba a mi propia esposa, cosas que me pasaban y sentía, por temor a la desaprobación o simplemente por no querer escuchar lo que para mí era la desaprobación de mis actos o pensamientos.

El temor a ser reprobado, aún por la persona que más amo, me hacía encerrarme, no contar nada, guardarme las cosas dentro de mí sin ninguna válvula de escape.

No voy a decir que me guardaba todo, pero en cuanto hablaba y notaba reprobación, me cerraba en mí mismo o me enojaba y no hablaba más de ese tema o me enojaba. Era un mecanismo de defensa natural.

Esto generaba más angustia (ya tocaré este punto) y más carga emocional acumulada (¿se acuerdan del estanque?).

¿Cómo lo resolví o como creo que estoy tratando de resolverlo?

Con esfuerzo, dándome cuenta que si no puedo abrir mi corazón a las personas que más me quieren y decirles lo que siento y pienso, y aguantar la vuelta no tengo solución (suena drástico). Para esto en la terapia me fui dando cuenta yo mismo que no contaba a nadie lo que me pasaba y mis experiencias.

Que no demostraba mis sentimientos.

Que no me acercaba a la gente, con esto quiere decir que no abro mi corazón a los demás.

Era como estar en una burbuja, encerrado en mí mismo repitiéndome la frase "si total nadie me va a entender".

Que hice: Comencé a probar. Fui poco a poco abriéndome con la gente.

Cuando caminaba por la calle iba con una cara de pocos amigos, enojado, terrible y parecía que llevaba un cartel de "cuidado con el perro" en mi cuello.

Empecé sonriendo al salir a la calle, siendo más amable.

Demostré cariño, di, me entregué más sin tener miedo.

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