Pequeña vengadora

Capítulo Cuarenta y Dos

Los médicos estaban haciendo todo lo posible. Sacaron el fragmento de vidrio. Pero encontraron mucho sangrado interno.

Pensaron que solo sería donde perforaría el fragmento, pero estaban tan equivocados. Era como un campo minado.

Mientras intentaban detener la hemorragia, algo pasó. Algo debe haber sido cortado porque un chorro de sangre golpeó la cara del médico.

"Hay demasiada sangre, está perdiendo demasiada, va a entrar en parada", dijo otro médico.

El médico se apresuró a entrar para intentar contener la hemorragia. Consiguió la succión y trató de arreglar las múltiples hemorragias.

No sirvió.

No servía de nada intentar detenerlo, había demasiado.

Oyeron el medidor del corazón, ya no tenía latidos del corazón.

Si no pueden detener las hemorragias. ¿Por qué siquiera intentarían recuperar los latidos de su corazón?

No sirvió.

Pronto tuvo una hemorragia cerebral, así que era inútil. Bien podría tener una muerte cerebral. Nada podría traerla de vuelta, nada.

Y ahora tienen que  contarle a los vengadores que su alma gemela estaba muerta. El doctor suspiró frotándose la cara de cualquier signo de sangre.

Pero ellos lo sabían incluso antes de decírselo.

Cuando muere un alma gemela, la otra mitad siente el dolor de la otra mitad. Sienten un sentimiento frío y vacío en sus corazones. Su marca de alma se vuelve fría y gris.

Así que una vez entró en la sala de espera, los vio afligidos.

Tony tenía la cabeza entre las manos, lágrimas de dolor y tristeza corrían por su rostro. Sintió temblores de dolor recorrer su columna vertebral, sintió su corazón arder por la pérdida.

La perdió, perdió a la única mujer que lo amó, y es culpa suya. No confiaba en ella lo suficiente como para serle fiel. El amor de su vida se ha ido por su culpa, su bebé se había ido porque quería ser un bastardo egoísta.

Y ahora nunca podrá decirle que lo sentía y que la amaba, no volvería a abrazarla.

Nunca la volverá a ver, nunca podrá ver su hermosa sonrisa, el brillo en sus ojos. Su risa, sus abrazos. Ella era su todo y él simplemente tomó las cosas y lo arruinó.

Iba a proponerle matrimonio algún día y ahora el anillo en su bolsillo se sentía como un peso innecesario. La amaba lo suficiente como para proponerle matrimonio, quería que ella fuera suya para siempre y ahora no puede.

Planeaba proponerle matrimonio la próxima Navidad, ya había obtenido el permiso de sus padres. Después de que cumpliera los dieciocho, él se arrodillaría, tomaría su mano entre las suyas, miraría los hermosos ojos de su hermosa alma gemela y le diría lo mucho que ella significaba para él y cuánto la amaba.

Ella fue la única que le confió su corazón, pero se volvió demasiado sensible e inseguro, y luego la acusó de engañarle. Eso es lo que le hizo perderla en primer lugar, si tan solo la hubiera detenido o le hubiera dicho a Friday que detuviera el ascensor. Y ahora, su corazón se sentía como si fuera arrancado de su pecho.

Podía recordar cada beso, cada te amo que ella le decía. Cada abrazo que apreciaba.

Pero ahora, se siente como si estuviera tan lejos y no puede alcanzarla. Y todo es culpa suya, él es el que dijo esas cosas. Debería haber confiado en ella, todo lo que ha hecho es ser fiel y cariñosa, ¿y esto es lo que consigue? Sus almas gemelas acusándola de engañarlos.

Ella hizo todo por ellos.

Ella cocinó.

Ella limpió.

Incluso lavó la ropa.

Ella les dio su corazón y lo aplastaron al no confiar en ella.

Ella confiaba en ellos para protegerla y ellos no lo hicieron.

Les confió su vida y la mataron.

Sintieron el dolor, la ira y solo un vacío en sus corazones.

Tony la amaba más que nada y ahora tiene que pasar el resto de su vida solo, porque nunca amará a otra como la amaba a ella. Nunca se perdonará a sí mismo.

Él asesinó a su alma gemela.

Debería estar encerrado, es un monstruo. Mató al amor de su vida, mató a la única persona que lo amó. Y ahora su castigo es vivir su vida sin ella, tener un recuerdo constante de que ella se fue y que él es la razón por la que ella se fue.

Nunca hubo un momento en el que quisiera suicidarse, no hasta ahora. Todo lo que quería hacer era estar con ella de nuevo y decirle cuánto la amaba. Decirle cuánto lamentaba lo que dijo, quería ponerse de rodillas y rogar por su perdón.

Pero sabía que los demás no se lo permitirían, le impedirían hacerlo y los odiaba por eso. Quería estar con ella más que nada. Si eso significaba arrancar su reactor de arco, entonces que así sea. Solo viendo su cara daría la bienvenida a la muerte como a un viejo amigo.

No sabía qué hacer consigo mismo ahora, él era una causa perdida. Sin ella, él no era nada.

No era nada sin ella.

Los demás sintieron lo mismo, la perdieron y era su culpa. Sin ella, todo era blanco y gris. Era como si toda la luz y la belleza se fueran con ella. Nunca se perdonarían a sí mismos, no merecían ser perdonados. No cuando mataron al amor de su vida.

Se sentían como nada, no son nada.

No son nada sin ella, ella tomó sus corazones. Y ahora es como si tomaran el suyo y lo aplastaran. Pero merecen el dolor, porque le causaron mucho dolor.

Ella siempre les decía que nunca la dejaran caer y siempre decían que siempre la atraparían. Pero esta vez la dejaron caer, y se arrepienten más que cualquier cosa por haberla dejado caer.

No hay forma de atraparla mientras cae, no después de esto. No hay vuelta atrás después de esto.

Nada, se sentían como si nada.

No son nada sin ella.

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