3.

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Hay un momento en la vida de toda mujer en que sufres de esa epifanía llamada "Vergüenza", ese momento en que tu mayor deseo de que la tierra te trague literalmente y te escupa en otro país se haga realidad, ese, es uno de estos momentos, el cosmos ha decidido aprovecharse de mi para darme un golpe bajo. Estoy aquí parada frente al hombre que provoca que mis bragas se mojen en sueños, vestida con una remera suya que me llega por debajo de las rodillas, <<suerte que aun conservo mi ropa interior>>, lo peor de esta situación es que no recuerdo como terminé aquí en lo que parece ser un barco anclado al muelle, su casa.

Me cubro la boca con ambas manos reprimiendo un gemido, estoy en su casa.

Su casa es un barco, raro.

-Emm tú y yo. . .- dudo en terminar la frase.

Una sonrisa de diablo asoma por su boca.

-No- niega con la cabeza, su mano sostiene una taza de café, que al parecer estaba bebiendo.

¡Dios!, lo que desearía ser esa taza de café en estos momentos.

¡No es momento para eso Lenna!, ¡despabila!.

Me rindo, me dejo caer en el sofá alargado, a cabeza me duele horrores siento como si me la hubieran pateado.

Nota mental: No volver a dejarme llevar por las penas y beber demasiado.

-Ten.

Coloca una vaso de agua y unas pastillas para el malestar sobre la mesita delante de mi. Levanto la mirada, lo miro, espero que alguna explicación de como termine aquí, pero no dice nada.

-Tu silencio me esta matando- murmuro apenada si poder mirarlo a los ojos.

-Así que no recuerdas nada- no era una pregunta sino más bien una afirmación.

Decido de dejar mi timidez de lado ante su presencia, si quiero saber que paso anoche, lo mejor es que lo enfrente. Me trago las pastillas y bebo el agua con gusto.

-Penosamente, no-niego.

-¿Quieres más agua?-me pregunta.

Estoy en el momento más vergonzoso de la historia y tú preguntas ¿si quiero agua?.

-Por favor-le regreso el vaso.

Su perro aparece, se acerca, estiro mi mano para que olfatee y parece que tengo su aprobación porque el can se sienta como todo un señor a mi lado.

-Le caes bien a Thor- dice cuando me devuelve el vaso.

Miro al perro y luego a Denis.

Naa ¿Thor?, ¿enserio?.

-No tiene cara de ser Thor- digo en voz baja pero parece que el pichicho si porque ladra dos veces moviendo la cola por el suelo.

-Lo acabas de ofender-declara.

Pero el perro parece que no piensa lo mismo que su dueño porque se trepa en el sofá para sentarse a mi lado.

-No parece ofendido- le acaricio la cabeza.

Veo que Denis lo fulmina con la mirada y tengo ganas de reírme, pero ahora no era el momento para eso.

-Me gustaría saber que fue lo que paso, con exactitud anoche, si no te molesta- gesticulo.

-Anoche fuimos al bar con Jota y ustedes estaban allí, cuando nos acercamos para saludarlas tú y Dana estaban muy pasadas de copas.

Mi mente hace un doloroso retroceso en el tiempo.

Love and BulletsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora